París: la izquierda, más contenta que la derecha
La elección de Jimmy Carter fue mejor acogida por la oposición de izquierda que por la derecha. Tanto Ford como Carter, hasta que empezó el escrutinio anteanoche, no inspiraban grandes ilusiones a la opinión francesa, por considerarlos «ciudadanos poco brillantes», por no decir mediocres.
De una manera general, en la mayoría gubernamental se opinaba que ni en política interior ni exterior cambiarían mucho las cosas, en un primer tiempo al menos. La izquierda matizó más y, en definitiva, se felicitaba de que al «inmovilista» de Ford le sucediese el «representante del dinamismo renovador».
El secretario general de los gaullistas, Guena, afirmó que en política general se acrecentará la intervención del estado federal y que «la diplomacia americana nunca ha cambiado como consecuencia de la sustitución de un presidente». Por el contrario, dos líderes de la izquierda, Claude Estier, del Partido Socialista, y Robert Fabre, radical de izquierdas, estimaban que «la política hegemónica de Ford sería reemplazada por la de la comprensión y cooperación».
Los comentaristas, como los propios interesados, resaltaban que Carter, según sus propias declaraciones durante la campaña electoral, «no obstaculizará, como Ford y Kissinger, la participación de comunistas en los Gobiernos occidentales».
Por su parte, el presidente Giscard d'Estaing retrasó durante varias horas su telegrama de felicitación a causa, según se explicó, del problema que planteó Ford en torno del escrutinio, en Nueva York.
Finalmente, a las veinte horas de ayer envió a Carter un mensaje en el que se limitó a expresarle su deseo de desarrollar entre las dos naciones un «entendimiento en beneficio del progreso y la paz del mundo».
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