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El ciclo histórico impone un presidente demócrata

El próximo presidente de los Estados Unidos ha de cumplir dos condiciones: pertenecer al Partido Demócrata y pasar a la historia como un gran presidente. Esto se deduce de los ciclos que se vienen repitiendo a lo largo de la historia contemporánea de este país.El,siglo XX comenzó con una administración republicana, establecida por McKinley en 1896. McKinley es asesinado al comienzo del segundo mandato «heredándole» el vicepresidente T. Roosevelt, que así se convierte en el presidente más joven que ha te nido Norteamérica ( y no J. Kennedy como suele creerse). A T. ,Roosevelt, sigue W. H. Taft llenando un total de dieciséis años, que encierran el primer ciclo de mandato republicano del presente siglo.

En 1912 alcanza el poder el demócrata Wilson, por ocho años. La causa principal de su éxito fueron los fracasos ajenos: El excesivo conservadurismo de Taft provocó la excisión del Partido Republicano, lo que aprovechó Wilson como tercero en discordia. En 1920 los republicanos recuperan el poder, ahora por un período de doce años. La gran depresión puso punto final a la administración republicana al tiempo que inicia una dilatada etapa de gestión demócrata.

Esta etapa da comienzo con F. D. Roosevelt, elegido en 1932, mandato que le será renovado tres veces más, lo que hace de su presidencia la más prolongada de la historia de Norteamérica. A pesar de ello mantuvo un elevado prestigio personal, disfrutando del raro privilegio de ser admirado tanto por sus contemporáneos como por las generaciones que le sucedieron: A, Roosevelt sigue Truman.. Fue éste un período de gran predominio americano en el mundo y que llenó un total de veinte años.

El siglo «dobla» por su mitad, en 1952, Eisenhower, general y republicano, es elegido y reelegido. Lleno de buenas intenciones y escaso de genio político ocupó la presidencia durante ocho años de «guerra fría», de «paz y prosperidad» y de relativa tranquilidad interna. Dulles organizó un costoso cerco alrededor de la Unión Soviética, mientras que en el interior las grandes empresas alcanzaron dimensiones e influencias tan desproporcionadas que las hizo prácticamente incontrolables.

En 1960, tras discutidas y apasionadas elecciones, Kennedy gana por escaso margen y un huracán de esperanza renovadora llena el país e incluso el mundo entero; posibilidades y proyectos fueron decapitados por su trágica muerte.

La ley del péndulo

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La ley del péndulo vuelve a cumplirse y una vez más tenemos en escena a los republicanos, representados ahora por Nixon y Ford. Y una vez más el dilema y la incertidumbre. Sí analizamos y comparamos la duración de los Gobiernos republicanos, podemos comprobar cómo van disminuyendo progresivamente: dieciséis años el primero, doce el segundo, ocho el tercero, y con bastante incertidumbre podemos afirmar, cuatro el último. A todo efecto Nixon gobernó realmente cuatro años; todo lo demás fue en cierto modo interinidad.

Confrontando ambas gestiones, republicana versus demócrata, domina la impresión de que los demócratas llegan siempre en momentos difíciles a poner remedio a problemas que sus oponentes son incapaces de solucionar.

¿Y ahora? El momento es indudablemente grave; la desconfianza hacia las instituciones, los políticos y la misma Presidencia es un hechor la indiferencia general ante las elecciones, evidente; la confianza se ha resquebrajado, el escepticismo ha ido en aumento al tiempo que la cuestión racial no alcanza solución.

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