Sobre fraudes y escándalos

En el periódico de su digna dirección, aparece una carta de don Miguel García Caballero, de Córdoba, con el título Demócratas de ahora, en la que se me alude de manera directa.Dice el señor García Caballen que en mi carta, publicada en ese periódico con fecha 7 de octubre arremetía contra los fraudes MATESA, COES, REDONDELA, etcétera.

Yo pedía el esclarecimiento de lo: ocurrido, petición que hoy ratifico ya que, en su momento oportuno en mi condición de procurador en Cortes, también hice ese pedimento, teniendo en mi poder la prueba documental de tal afirmación, que pongo a disposición del señor García Caballero.

Por otra parte, quiero aclarar que en mi carta me limitaba a felicitar al diario EL PAÍS por haber iniciado una campaña en este sentido, para esclarecer ciertos confusionismos que hoy existen, no pareciéndome a mi juicio censurable y mucho menos despreciable, que un hombre que no niega y se honra, con haber servido al Régimen franquista durante veinticinco años, pida el esclarecimiento de la verdad, y que se investiguen las fortunas tenidas antes y después del ejercicio de cargo público, con la más exigente justificación.

No creo que en mi carta aparezca por ninguna parte la exaltación a ultranza de la democracia, que acepto en el día de hoy, porque parece que esto- es lo que desea en e momento actual el pueblo, español al que todos tenemos la obligación de interpretar y servir. Tampoco debemos olvidar que esté pueblo aplaudió sin reservas mayoritariamente a los Gobiernos presididos, por tan insignes generales como fueron Primo de Rivera y Francisco. Franco, a quien. yo serví con lealtad, convicción y entusiasmo aunque también quiero reconocer que durante su mandato se cometieron algunos errores, hijos de toda obra humana, pero en contra. partida de ello; ahí están sus grandes obras socio-económicas al servicio de una España a la, que tanto amaron y que yo por lo menos agradezco en nombre de los míos.

Esperemos que la democracia que nuevamente ponemos en marcha, las mejoren, eso es lo que desea el pueblo español, por ello no debemos regatear a esta nueva orientación nuestra leal colaboración, para defender en diálogo constructivo nuestros puntos de vista al servicio, de eso que hoy se llama «contraste de pareceres».

No niego que un grupito (seis personas, no más) en Marmolejo seguramente estimulados por complacer a cierto ministro de Comercio, con el que tuve polémicas desagradables, como consecuencia del daño que su política estaba produciendo a la riqueza olivarera pideran mi dimisión y a los que contesté, sin rubor, lo que el señor García Caballero dice en su carta claro que este señor se olvida de decir que inmediatamente convoqué una asamblea olivarera en Madrid, con la asistencia de más de dos mil representantes del sector y, ante los que compareció el señor Ullastres que oyó de los reunidos la merecida censura a su política, a la vez que me ratificaban unánimemente su adhesión al finalizar mi intervención.