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Baja calidad en la selección de canciones de la OTI

A la chita callando RTVE ha inaugurado un sistema de selección de canciones para representarla en el Festival de la OTI de 1976 que sirve para evitar cualquier tipo de suspicacias, en cuanto a la defensa de intereses particulares discográficos, por su parte, y que por otro lado proporciona una serie de razones suficientemente válidas como para suponer que nuestra representación en el citado Festival tendrá una dignidad y un mínimo de calidad, aparte de una serie de atractivos de otro tipo que le harán susceptible de obtener una victoria en este Festival.

El sistema ha sido muy sencillo: un grupo de críticos especializados, en música y televisión, fueron convocados, y tras la audición de las canciones presentadas por las compañías discográficas, se les solicitó su opinión en forma de votaciones. La cosa no pudo estar más clara y a la vista de todos, sobre todo porque nada más finalizar la reunión, y sin necesidad de que ninguna alta autoridad de la casa tuviera que dar ninguna clase de consentimiento, se declaraba formalmente que la canción Canta cigarra, de María Ostiz, era la que nos representaría, interpretada por su autora, en el Festival de la OTI a celebrar el sábado próximo en Acapulco. En primer lugar tengo que decir que yo era uno de los miembros del jurado, y en segundo lugar que no voté la canción, de María Ostiz.- Esto no supone que no confíe en, las dotes de la cantautora ni en sus posibilidades de triunfar, sino simplemente que en mi criterio había otra canción y otro intérprete que hubiera hecho un papel tan digno o mejor. Y me refiero a Juan Erasmo Mochi, un hombre que lleva años y años en la brecha entregando a la música la mayor parte de sus ilusiones y esfuerzos, cosa que no ocurre en el caso de María Ostiz, cuyo hogar, según ella misma,ha reconocido, desplaza claramente sus aficiones musicales. Hasta -ahora, o por lo menos en los últimos tiempos,le podemos dar el calificativo de amateur distinguida.A pesar de sus condiciones musicales, suficientes y admirables, María Ostiz no ha sido una sombra de lo que podía haber representado en la música ligera española. Siempre se ha movido por súbitos impulsos y el único orden ha sido mandado por su capricho, lo cual, sopesando los resultados obtenidos nos puede hacer pensar en lo que podría haber llegado a conseguir. Por supuesto que el respeto a su libertad de decisión en absoluto por nuestra parte pera también sopesamos el interés de nuestra música ligera, y en este aspecto el recuerdo de la parábola de los talentos sería negativo para ella Hasta en la grabación presentada a RTVE María Ostiz ha mostrado esta improvisación, esa falta de planificación y ese tipo de decisión de última hora que sólo conducen a una obra a medio terminar, por muchas facultades que se posean Mientras que los otros artistas presentados, desde Juan Bau a Mochi y de Lorenzo Santamaría a José Vélez, grabaron sus canciones con el consiguiente arreglo y lo suficientemente elaboradas como para considerarlas en el final del proceso de una grabación discográfica, la Ostiz nos mostró su canción con el simple acompañamiento de guitarras sin, que pudiéramos hacernos una idea exacta del arreglo orquestal que iba a llevar o ni siquiera de si va a llevarlo.

Baja calidad

Todo lo anterior influyó, evidentemente, en mi decisión al no votarla puesto que había que tener e n cuenta una gran cantidad de factores pues de nuestra decisión dependían también una serie de posibilidades de extraordinaria repercusión. Evidentemente, declaro mi voto porque con la misma claridad y ausencia de condicionamientos fuimos tratados por los representantes de RTVE durante todo el proceso de selección. Y es en el mismo nombre de ellos en el que preferimos que se hubiera consagrado el continuo afán de superación, los miles de kilómetros, las horas de riesgo, los meses de preparación, los millones de aplausos, el esfuerzo en resumen de un formidable profesional que es Juan Erasmo Mochi. Y... ¿por qué no decirlo? también me parecía una recompensa a un trabajador de la música que cada día sale a ganarse el pan, el pan del Padrenuestro, comoun profesional que no tiene otra salida para ello porque ha escogido vocacionalmente ese camino y arrastra con las consectiencias de ello. Y en ello le va la ilusión y el pan. Por otro lado, también creía defender los intereses de la casa que primero le descubrió, y acertó: RTVE. Y pretendía evitar que los titubeos de la carrera de María Ostiz pudieran empañar una vez más la participación española en este tipo de festivales. Hablar de la canción me llevaría también a otro tipo de conclusiones que espero participarles a la salida del disco y cuando este sea revisado en nuestro espacio de crítica. Aparte de todo esto que me ha servido para matizar mi postura en esa elección he de reconocer algo."e es la única parte negativa de esa importante experiencia de jurado seleccionadory es la de haber omprobado el bajísimo nivel de alidad y, ni siquiera de «pachanguerismo» atractivo para el público que tuvieron el resto de las caniones, si exceptuamos las tres que egaron a la final de las votacio,es: las de María Ostiz, Mochi y José Vélez.

La calidad media de las canciones era bajísima, casi lamenable. Y además el sentido conercial de la estructura de los temas invalidaba absolutamente la finalidad para la que habían sido solicitadas. ¡Qué pena, que a una iniciativa tan constructiva como la iniciada con este tipo de selección de canciones para el Festival de la OTI 1976, nuestra industria discográfica, y en definitiva el mundo de la música ligera española haya respondido tan defraudantemente! La sensación llegaba hasta a una ofensiva falta de respeto. Imaginamos que este no era el ánimo de los concursantes pero sí el resultado, que es lo que cuenta en este tipo de competiciones, por muy olímpicos que seamos.

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