Probable apoyo de la oposición italiana al plan de austeridad
Se cree que a fines de esta semana los partidos de oposición aprobarán en el Parlamento el programa de austeridad económica elaborado por el Gobierno de Giulio Andreotti. Sólo los grupos de extrema izquierda y, de extrema derecha parecen decididos a rechazarlo. Por su lado, el Gobierno acaba de dar a conocer un decreto ley por el cual se pueden imponer hasta cuatro años de cárcel y 100 millones de liras (ocho millones de pesetas) de multa contra industriales y comerciantes que, aprovechándose de la crisis económica acaparen arbitrariamente productos de amplio consumo.
Por otra parte, la escuela comenzará el 15 de septiembre y a partir de 1978 se suprimen los exámenes de reparación en la escuela obligatoria. Elementos de civilización y Lengua latina será materia obligatoria en el tercer curso de la escuela media.
En vez de aplicaciones técnicas será obligatorio estudiar Educación tecnológica en las tres clases de la escuela media, así como Educación musical.
Estas son las medidas adoptadas por sorpresa por el Consejo de Ministros. La cárcel y las multas entran inmediatamente en vigor por decreto ley, las demás disposiciones, que no figuraban en programa, tendrán que ser debatidas en el Parlamento.
Se trata de un Parlamento que trabaja a pleno ritmo, como quieren sobre todo los comunistas, pero a veces con, el recinto vacío como antaño. El viernes por la tarde, por ejemplo, mientras intervenía el radical Marco Pannella sobre el presupuesto del Estado le escuchaban en total seis parlamentarios. Pannella a este paso terminará por preferir hablar a los italianos desde las aceras o las plazas, según su talante y la tradición radical. En esa misma sesión, el liberal Giovanni Malagodi decía que en Italia sólo el 35 por 100 de la población es activa, mientras en otros países es el 40, y que el Estado no sabe, siquiera programar sus propios gastos y recorta el 43 por,100 de la renta nacional.
Andreotti sigue apretando el cinturón
Con razón o sin ella, el mazazo de la austeridad prosigue. Andreotti, el débil y descolorido políticamente Andreotti, sigue apretando el cinturón. Todos están de acuerdo en que es necesario hacer sacrificios. La izquierda únicamente quiere saber cómo se gastará el dinero recogido con las medidas extraordinarias y sobre todo cómo se gobernará. Mañana lunes replicarán los ministros competentes a las escasas objeciones serias y enmiendas avanzadas por un parlamentario poco batallador, y el viernes se votará. Se da ya por descontado el resultado. Contra el plan de austeridad votarán demoproletarios, radicales y neofascistas, y en el frente de las abstenciones se harán puntualizaciones. Socialistas y socialdemocráticos, se han puesto de acuerdo en la política económica tras una reunión ayer de sus respectivos secretarios, Bettino Craxi y Pierluigi Romita. Los comunistas probablemente se alinearán a ellos. Sigue cantando sólo el republicano Ugo La Malfa la casandra de las desgracias nacionales, pidiendo todavía mayor austeridad. El Partido Liberal de Valerio Zanone conserva su autonomía, pero coincide en realidad con la política económica de la izquierda. Hablar de reunificación de socialistas y socialdemocráticos es, por ahora, «evocar viejos fantasmas».La convicción general en el italiano medio es que ha llegado la hora de pagar el derroche de años pasados. Lo que cuenta por ahora es defender a toda costa la lira, pero se teme que el precio que se pague será «la deflación», como lo demuestra la medida de limitar por un semestre la expansión de crédito. Se sigue insistiendo en que el trabajo por unidad de producto cuesta demasiado en Italia, por lo menos más que en otros países industrializados. Por otra parte, adoptar excesivas medidas proteccionistas obstaculiza la normal actividad comercial con el extranjero.
En un país que consume el doble (en valor) de la carne que produce, se habla con insistencia de cerrar las carnicerías una semana al mes. Se habla también del bloqueo completo de la escala móvil. Adoptar estas últimas medidas contra la voluntad de sindicatos y comunistas podría significar la crisis definitiva del Gobierno de Andreotti. Las izquierdas por ahora hablan incluso de un impuesto para la segunda casa de mar o de montaña. Los sindicatos quisieran proponerlo y en el debate parlamentario de la semana que entra se verá.
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