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Los trabajadores de Iberia persiguen la autogestión de la compañía

El conflicto de los trabajadores de tierra de Iberia puede significar, en un plazo inmediato, un enfrentamiento con la Administración, de uno de cuyos organismos, el Instituto Nacional de Industria (INI) depende financieramente. La huelga de celo que este colectivo tenía previsto iniciar el pasado día 1, y que en principio fue pospuesto 24 horas para evitar su coincidencia con la huelga general que en Madrid habían convocado diversas fuerzas políticas y sindicales, mientras tanto, tan sólo la obtenido acogida en varias delegaciones y ayer tan sólo afectaba a Tenerife, Santiago de Compostela y Málaga.Según ha podido saber EL PAIS entre los miembros del jurado de empresa de Iberia, éste ha propuesto una alternativa al actual conflicto, apoyada en tres peticiones: 1º, que los convenios para el personal de vuelo y para el de tierra se negocien paralelamente, mientras el supremo dicta sentencia ante el recurso presentado por los trabajadores de tierra contra la decisión del Ministerio de Trabajo de no autorizar la negociación de un único convenio para toda la Compañía; 2º, que la dirección admita la posibilidad de que se pudieran negociar de forma conjunta determinados aspectos comunes a uno y otro colectivo, y la creación de un organismo de intercomunicación entre las comisiones deliberadoras de uno y otro convenio.

Estas peticiones le fueron expuestas al director de asuntos sociales de la Compañía, quien -siempre según la citada fuente- se mostró dispuesto a aceptar la primera de ellas; tratar de encontrar una línea de entendimiento acerca de la segunda y, sobre la tercera, se reservó una contestación definitiva, a falta del oportuno asesoramiento.

El conflicto, pues, se mantiene latente, aun cuando la huelga de celo ha quedado reducida a tres delegaciones, a la espera de una contestación definitiva por parte de la empresa, a la cual, según se dijo en la reunión mantenida ayer por varios miembros del jurado de empresa con los medios informativos, se pretende forzar a que intervenga abiertamente a favor de la petición de los empleados de tierra, quienes están empeñados en la consecución de un único convenio colectivo.

Al margen de las ventajas que en el terreno económico y de régimen general de trabajo supondría para los empleados de tierra el convenio único (con «lo que se evitaría la discriminación que ahora padecemos respecto con el personal de vuelo, que se niega al convenio único para mantener los privilegios de que goza»), la consecución de este persigue, como objetivo a más largo plazo, «hacer posible la autogestión empresarial, dada la posesión estatal de la Compañía».

Sobre el fracaso de la huelga de celo, los miembros del jurado aludieron a la falta de «experiencia de lucha en la Compañía», de una parte, y de otra, según dijo el secretario de éste, «a la oposición a la misma por parte de trabajadores vinculados a CCOO e identificados con algunos de los partidos políticos presentes en este movimiento». «En cualquier caso -dijeron- los trabajadores han alcanzado en estos días un nivel de concienciación positivo, de cara a la lucha por la autogestión de la Compañía».

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