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Malta, entre Europa y el Tercer Mundo

La futura orientación de la política exterior de Malta -país neutral, o aliado de Occidente - preocupa, como preocupó con anterioridad el caso de Chipre, a los países ribereños del Mediterráneo, y a los dos grandes bloques militares, OTAN y Pacto de Varsovia. Las elecciones legislativas que comienzan hoy pueden ser importantes a este respecto, y romper el equilibrio de fuerzas que existe actualmente en la Cámara de Diputados.Dos partidos, el Laborista del primer ministro Dom Mintoff, y el Nacionalista de Borg Olivier, con 26 y 23 diputados respectivamente, han coexistido hasta ahora en la Cámara con un poder relativamente igualado. Cada uno de ellos simboliza una de esas orientaciones, tercermundista o europeísta.

Como Chipre, la isla de Malta alberga una importante base militar británica (véase OTAN), y aunque el valor estratégico de las islas mediterráneas ha disminuido considerablemente con los adelantos militares, conservarlas aunque sea sólo como centros de comunicaciones electrónicas, como el caso de «Dekeli» en las montañas chipriotas de Troodos, es fundamental para la OTAN.

A diferencia del Indico y el Pacífico en donde existen suficientes islas despobladas -y por lo tanto no susceptibles de solicitar la independencia o capitalizar la instalación de bases en ellas- en el Mediterráneo todas las islas están super solicitadas. Para los árabes lograr la eliminación de las bases de la OTAN es importante en previsión de una nueva confrontación con Israel.

Para los países mediterráneos que sostienen que este mar debe convertirse en un «lago de paz», «libre de flotas extranjeras», como Argelia, Libia y Yugoslavia, lograr que las bases sean desmanteladas, y que los clientes del presente no sean sustituidos, por otros, es un objetivo prioritario.

El Este y el Oeste se esfuerzan, los primeros en cambiar las alianzas tradicionales de estos frágiles gobiernos, y los segundos en afianzar sus posiciones. Un hombre tan ecléctico como el primer ministro Dom Mintoff, ha sabido sacar partido de estos intereses y ha obtenido ayuda técnica de Gran Bretaña, Alemania Federal y de China, empeñada en cerrar el camino a la URSS, Libia ha ofrecido compensar al Gobierno por las pérdidas que le ocasionaría cancelar los contratos de las bases.

De hecho, para esta isla de 320.000 habitantes, la base británica no es sólo una fuente de ingresos, sino de trabajo. Tal vez por eso la consigna de evacuación de las bases es sólo relativamente popular. Solamente los soviéticos no han logrado aún ser autorizados a abrir una embajada en la capital, La Valetta, porque a decir del primer ministro «no ayuda económicamente lo bastante». Pero si se refuerza la influencia libia, dada la amistad reciente entre Moscú y Trípoli, la primera podría encontrar en Dom Mintoff una acogida más favorable.

El resultado de las elecciones actuales tal vez no cambie el panorama político interno de Malta. Si es posible que de triunfar los partidarios de Dom Mintoff por un margen más cómodo de diputados, Malta, a diferencia de Chipre, capitalizará mejor el interés exterior por la isla y lo contabilizará en dólares, rublos o dinares, cuando no en las tres monedas al mismo tiempo.

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