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A los pueblos de la "sierra pobre" les falta de todo

Ayer se realizó el segundo recorrido por los pueblos de la «sierra pobre» de Madrid, del presidente de la Diputación Provincial, José Martínez Emperador, para ver sobre el terreno los problemas más urgentes y tratar de solucionarlos. Hasta ahora, el Plan Bienal de Cooperación Provincial prevé inversiones sólo para la infraestructura más necesaria: abastecimiento de agua y redes de saneamiento. No son estos los únicos problemas graves existentes. Abandonados prácticamente durante muchos años, falta de todo. A través de las visitas por Somosierra, Robregordo, La Acebeda, Braojos, Buitrago de Lozoya, La Serna del Monte, Gascones y Villavieja de Lozoya, las peticiones han sido coincidentes. Primero, las captaciones de agua y las redes de distribución y saneamiento que eviten en lo sucesivo el verano angustioso que están pasando. En varios pueblos han tenido que recurrir al sistema de tanques-cisternas.Después viene la asistencia sanitaria. Sólo Buitrago, con sus 1.000 habitantes, tiene médico en propiedad. Los demás dependen del de otras localidades cercanas, que pasan consulta un día, o dos, por semana. También salvo en Buitrago, en el resto no existen farmacias, ni siquiera un mínimo depósito con los medicamentos más básicos. Si una persona se pone enferma, lo primero es localizar al médico más cercano, y después del reconocimiento ir a buscar las medicinas necesarias. Luego viene la pavimentación de las calles, actualmente de tierra -de barro en cuanto caen las primeras lluvias- o cuando mucho grandes piedras planas que han puesto como han podido los mismos vecinos. Hay que mencionar también la falta de escuelas, aunque en este caso el problema es más complejo. Algunas de las que funcionaban, han tenido que clausurarse simplemente por falta de niños. La vida en estos pueblos es tan precaria, y sus posibilidades tan mínimas, que la juventud se va. Se da el caso contrario de Buitrago, donde el Ministerio de Educación y Ciencia no sólo no ha aceptado un local amplio que el Ayuntamiento ponía a su disposición, sino que tampoco les permite ampliar el número de aulas de EG B de los colegios existentes. Una solución apuntada hoy es que el Ayuntamiento lo ponga en funcionamiento, y la Diputación se encargue de mantenerlo.

La insuficiencia económica de estos pueblos, que cuentan con 80, 100 ó 200 habitantes, los tienen atados de pies y manos. Sus presupuestos anuales oscilan entre las 100 y las 500.000 pesetas, con lo que apenas si pueden pagar el sueldo de un funcionario.

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