Indiferencia aparente de los blancos sudafricanos
El primer ministro sudafricano, J. B Vorster, declaró ayer, pocas horas antes de su entrevista con el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, que su país no tiene por qué recibir consejos ni de la ONU ni de ninguna potencia extranjera.Esta actitud poco conciliadora resulta menos comprensible por cuanto Kissinger, en un discurso que pronunció en Filadelfia el lunes, había tratado, con sus referencias matizadas a los problemas del Africa Austral, de crear un ambiente favorable a su entrevista con el premier sudafricano.
En Sudáfrica la policía tuvo que dispersar ayer violentamente una manifestación de un millar de estudiantes mestizos en Ciudad del Cabo. Los muertos en las últimas 10 semanas de incidentes se elevan ya a 280.
A pesar de las apariencias. las agencias de noticias informan desde Sudáfrica que Vorster se ha visto obligado a hacer ciertas concesiones internas, y ha aceptado recibir a los representantes negros de los «townships» que le habían pedido audiencia el pasado 28 de agosto para exponerle sus problemas. La entrevista ha sido fijada para día de octubre». Los representantes negros quieren que el Gobierno organice una conferencia multirracial para discutir la manera de aliviar el sistema de apartheid.
Los africanos. sin embargo, parecen pensar hoy que ha llegado definitivamente el momento de solucionar el problema racial en Africa. Incluso los moderados, como el presidente Ahidjo, de Camerún (y antes el de Zambia, Kenneth Kaunda), han manifestado su intención de hacer que, «los derechos del hombre y de los pueblos, sean respetados en toda Africa».
Una preocupación similar expresó ayer Claude Cheysson miembro de la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la CEE). En una conferencia pronunciada en Tananarive (Madagascar), el señor Cheysson dijo que la agravación de los conflictos en el Africa Austral es uno de los más graves problemas de nuestra época, que convierten a esa región en centro de la confrontación entre las grandes potencias.
En Namibia, donde los blancos aparentan una indiferencia total con respecto a la próxima entrevista Kissinger-Vorster, existe, sin embargo, una gran expectación sobre las consecuencias de ésta. Los más inquietos, por ahora, son los jefes negros tradicionales que aceptaron participar en la conferencia constitucional de Windhoek, organizada por los blancos y rechazada tanto por el Partido Nacionalista Africano, SWAPO, como por las Naciones Unidas.
El presidente del SWAPO, Sam Nujoma, que se declaró dispuesto a negociar la independencia de Namibia con Sudáfrica bajo los auspicios de la ONU, había añadido que esta negociación podía tomar forma de conferencia multirracial en Ginebra y que en ese sentido aceptaba la participación en ella de algunos de los que han asistido a la conferencia de Windhoek. Los jefes tradicionales, agregó, si quieren participar en esta conferencia tendrán que hacerlo dentro de la delegación sudafricana y no como namibios.
Los mestizos de Namibia se declararon ayer favorables a establecer contactos con el SWAPO, creando así una disensión importante entre los promotores de la conferencia de Windhoek. Ante estas circunstancias, el jefe Clemens Kapuuo, a quien los blancos prometieron el cargo de primer presidente de Namibia, se defendió y dijo que él no es una marioneta de Sudáfrica.
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