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Austeridad económica y terreno más firme para la acción política en Italia

Concluidas las vacaciones de agosto, estos días el país vuelve al trabajo. Se vuelve sobre todo a poner en práctica las medidas de austeridad económica, el «apretón de correa» que antes de este verano había prometido el Gobierno Andreotti.

El viernes próximo se reunirán los ministros de Hacienda, del Tesoro y de Comercio para coordinar el plan definitivo que el próximo martes, día 7, tendrá que aprobar el Consejo de Ministros. El Gobierno tiene que recuperar 500.000 millones de liras de impuesto personal. Se habla de un aumento general de la gasolina que va de las 50 a las 150 liras el litro. Subirán naturalmente el gasoil y el aceite combustible. Aumentarán también los precios de las medicinas y los abonos, y para reducir el déficit astronómico de la hacienda pública será preciso aumentar la luz (de un 20 a un 30 por 100), los transportes urbanos ( 100 y 150 liras) y del gas (30-40 por 100). Se habla también de una reforma de la escala móvil para detener la subida automática del costo del trabajo; se habla de una congelación de los sueldos a partir de los ocho millones.

Política económica de «paños calientes»

En una economía de mercado como la italiana, según el economista socialista Luigi Spaventa, dado que el producto nacional ha bajado en este segundo semestre, no es realista esperar que los recursos sustraídos con la austeridad a la disponibilidad de los ciudadanos se traduzcan automáticamente en inversiones productivas. Partidarios de no detener la «mano del cirujano» se muestran el democristiano Siro Lombardini y el socialista Francesco Forte. Tratándose de una crisis estructural. sólo puede ser detenida con el aumento de las inversiones. Hay quien duda mucho de que el apretón fiscal sirva para provocar nuevas inversiones. Los comunistas, en polémica con los ultraizquierdistas de El Manifiesto se demuestran confiados en reactivar nuevas inversiones. Más de 200.000 jóvenes esperan trabajo y para ello está preparando a su vez una ley el Ministerio de Trabajo.El Gobierno Andreotti no parece perder la calma y es casi seguro que con una débil base parlamentaria, con una confianza que es «no-desconfianza», seguirá un medio camino, o la solución de los «paños calientes ».

Las acusaciones contra Andreotti, ¿una maniobra?

Por lo pronto Andreotti, aunque con la calma y, la ironía que le caracterizan, ha tratado inmediatamente de defenderse de esa posible mina móvil que es la última acusación de estar implicado en el escándalo Loockheed, concediendo una entrevista al director del diario La Repubblica. Andreotti recuerda la posición bastante singular que ha tenido siempre en su partido al margen de las grandes corrientes. «Si no hubiera sido desde el punto de vista moral absolutamente inatacable, no habría llegado ahora, después de tantos años, a este punto». No se excluye, pues, que la maniobra contra Andreotti haya sido orquestada tenebrosamente para agitar las aguas en un momento difícil.Porque los ataques contra la fragilidad del Gobierno de Andreotti no han dejado de sentirse desde antes de formarse. Comenzó antes de terminar las vacaciones el líder republicano. La Malfa defendiendo una ortodoxia económica que tantas veces sabe a teoría pura. A su vez hoy ataca en un artículo del Avanti el ex secretario socialista Francesco de Martino, rechazando toda forma enmascarada de centro-izquierda.

Campo más seguro para la reactivación política

Es muy probable que De Martino polemice simplemente con el secretario Bettino Craxi, quien en una reciente entrevista al diario tunecino L'Action, se mostró días pasados contrario a hacer caer el Gobierno sin proponer soluciones de recambio. «En Italia -dice Craxi- no se puede hacer ni permitir que se haga el experimento comunista, tal como es en su realidad histórica e ideológica. La renovación y transformación de las estructuras de nuestro país tienen que hacerse en el terreno de un socialismo reformador y liberal».El terreno se presenta, pues, al Gobierno Andreotti menos minado de cuanto puede parecer y más seguro y propicio para iniciativas de reactivación y refundación política. Entre estas es notable o digna de crónica la del senador democristiano Umberto Agnelli. La crisis de la Fiat que ha costado la cabeza al administrador delegado De Benedetti parecía motivada por un aparente retiro de Agnelli de la palestra política, desilusionado por no haber obtenido una cartera técnica en el Gobierno Andreotti, o al menos una comisión parlamentaria.

Agnelli, sin embargo, no sólo ha vuelto a tomar las riendas de la empresa familiar, sino que quiere a toda costa renovar los cuadros políticos democristianos con inyecciones de eficiencia, modernidad y sobre todo información. Para el día 3 ha convocado en el hotel Hilton de Roma a unos 50 parlamentarios democristianos para tratar del tema de la «Democracia Cristiana en la nueva situación política». La izquierda democristiana, sobre todo Donat Cattin por razones de parroquia, ve con recelo tal iniciativa del joven «manager», Y hay quien la interpreta como el intento de crear una nueva corriente en el partido. A finales de mes se hará un seminario de estudio para parlamentarios democristianos organizado por el mismo partido. y entonces se espera que Agnelli juegue a cara destapada.

Por lo pronto se puede afirmar que Agnelli con la iniciativa paralela de crear un centro de estudios, para el que ya habría recolectado entre industriales pientomeses 1.000 millones de liras. no sólo pretende hacer proselitismo de partido. sino que demuestra interés por conectar con las palancas del poder la nueva política industrial de su empresa especialmente en el sector.

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