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El Partido Laborista inglés a favor de un boicot a Sudáfrica

Juan Cruz

Los desórdenes no cesan en Sudáfrica, y por tercer día consecutivo ha habido enfrentamientos entre grupos de negros zulús y comunidades batustanas negras. Las informaciones que se reciben en Londres dan cuenta que los zulús consideran «extremistas provocadores» a los que intentan hacer observar la huelga decretada por líderes batustanos negros. En los enfrentamientos, han muerto 23 personas y se cuentan más de doscientos heridos, la mayoría apaleados por los zulús que incendian y saquean las casas, violando a las mujeres batustanas, entre la casi indiferencia de la policía.

El comite ejecutivo del Partido Laborista británico, pidió ayer formalmente al Gobierno de Londres y a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que contribuyan a formalizar un boicot económico internacional contra el régimen de la República de Sudáfrica.La rueda de prensa en la que se presentó el estudio en el que se demanda esta medida coincidió con las últimas noticias que llegaron a Gran Bretaña acerca de los disturbios que tienen lugar en las ciudades negras de Johannesburgo, según estas informaciones, en los incidentes ocurridos en Soweto han muerto en los últimos días 21 negros, la mayor parte de ellos como consecuencia de enfrentamientos entre trabajadores de color, partidarios u opuestos a las recientes huelgas.

Lo que el comité ejecutivo del Partido Laborista quiere es que el Gobierno de Londres sea el primero en imponer las sanciones de las que hablamos al principio para evitar, en definitiva, que tales incidentes sigan teniendo lugar. Estos enfrentamientos tienen efecto contra la política del apartheid y hasta que esa política no sea abolida seguirá habiendo violencia en Sudáfrica, dijo uno de los laboristas que presentó el estudio.

El último informe en el que el comité ejecutivo del Partido Laborista recomendó al Gobierno que declarara un boicot contra Sudáfrica fue en 1973. Entonces estaban los conservadores en el poder y la demanda no tuvo éxito. Ahora son los laboristas precisamente los que están en el Gobierno. Eso, unido a la situación que hay en Africa del Sur, puede hacer que las recomendaciones dadas a conocer ayer se tomen en consideración.

Una de las razones por las que los gobiernos ingleses han venido desatendiendo este tipo de sugerencias tiene que ver con la situación económica que padece la propia Gran Bretaña. Las sucesivas administraciones han dicho que un boicot comercial contra Sudáfrica dejaría a mucha gente desempleada en este país. Los representantes del comité ejecutivo del Partido Laborista que han realizado el presente informe estiman que el desempleo ocasionado por la ruptura de relaciones comerciales con Sudáfrica podria resolverse por diversos medios. No hay razón, se dijo en la conferencia de prensa de ayer, para seguir enviando materiales militares y productos alimenticios a un Gobierno que está utilizándoles para prolongar una situación que seguramente desembocará en una guerra continental.

El boicot que el Partido Laborista solicita no es una idea puramente británica. Mister Kitson, el presidente del grupo que realizó este informe, dijo ayer que sus compañeros habían estado en contacto con algunas organizaciones de líderes negros sudafricanos, quienes estiman que esa acción internacional tiene que ser adoptada ahora, a pesar de que va a obligar tanto a blancos como a negros a dolorosos sacrificios. Tanto los autores del informe, que tienen gran predicamento dentro del Partido Laborista, como los líderes moderados negros con los que han contactado, piensan que un movimiento de esta clase puede aislar efectivamente al Gobierno de Sudáfrica, que tendría que acabar con su política de apartheid para poder contar de nuevo con la cooperación internacional.

El éxito de la operación de boicot sugerida ayer depende del Gobierno británico, que es el que va a tener que dirigirse a la ONU para, que aconseje a los demás países a seguir la pauta marcada por Londres. «El boicot no triunfará -se dijo en la rueda de prensa de ayer-, si las demás naciones no lo apoyan. Gran Bretaña invierte mucho en Sudáfrica pero ella sola no lo puede hacer todo».

El comité le señala al Gobierno laborista que debe ayudar «financiera y materialmente» a los movimientos de liberación africanos, tales como el African National Congress y el Pan Africanist Congress. Eso no significa que tenga que ayudarlos militarmente. Lo que se pretende, precisamente, es que las sanciones económicas que se proponen liquiden al régimen del apartheid sin que se tenga que recurrir a un enfrentamiento bélico de peligrosas dimensiones.

De momento, no ha habido en Gran Bretaña ninguna reacción con respecto a estas propuestas de boicot. De este país sale el sesenta por ciento de lo que se invierte en Sudáfrica. Se piensa que cerca de setenta mil personas se quedarían sin trabajo en Inglaterra, tanto en las industrias militares como en las alimenticias, si se hace caso a lo que dice el informe. Esos datos son palabras mayores para el actual Gobierno y se teme que, a pesar de que las condiciones parecen favorecer la idea del boicot, este va a quedarse por algún tiempo entre los muchos asuntos pendientes del Gabinete de James Callaghan.

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