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Entrevista:

España, último país europeo en investigación científica

España ocupa, con Grecia y Portugal, el último lugar de Europa en investigación científica. El hecho ha sido señalado por Federico Mayor Zaragoza, vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en unas recientes declaraciones. Esto viene a significar que nuestro país destina a la investigación una cantidad que no llega a una peseta por habitante y día.

El señor Mayor Zaragoza, que fue subsecretario del Ministerio de Educación y Ciencia, ha dicho que la investigación «está muy mal y es una enorme responsabilidad del Estado y del sector privado, pero mientras se prefiera importar tecnología a fomentar la nuestra, será difícil que tengamos potencial en esta especialidad. Hay muchas cosas en la vida que pueden hacerse a medias, pero la investigación no».Varias personalidades españolas se han pronunciado recientemente en el mismo sentido: en este país no se investiga lo suficiente. Un trabajo publicado recientemente en Revista de Occidente recoge datos de buena parte de estas personalidades. La apreciación personal que hacen los redactores del informe sobre el tema, respecto a la investigación en España, es que «es tan desalentadora y negativa la evolución que la política científica de nuestro país ha tomado en el breve espacio de tiempo de apenas unos meses, que la invitación a un sereno debate nacional sobre la investigación se torna voz de alarma».

Mientras los Estados Unidos dedican el 3,1 por 100 de su producto nacional bruto a investigación; la Unión Soviética y el Reino Unido, el 2,2; Francia, el 2, y Alemania el 1,5 por 100, España dedica el 0,34 por 100 del producto nacional bruto a este fin.

Las personalidades que han facilitado los datos para este informe han sido Ricardo Díez Hochleitner, que también ocupó la Subsecretaría de Educación y Ciencia y que recientemente ha sido nombrado miembro del Club de Roma; Eduardo Primo Yúfera, José María Otero Navascués, José Lladó, Juan Manuel Kindelán, Ricardo Téllez, Juan Enríquez de Salamanca, Faustino Cordón, Nicolás Cabrera y Antonio Alférez.

Los puestos de responsabilidad en la Administración que algunas de estas personas han ocupado hacen comprensibles las palabras recientes de Mayor Zaragoza, en el sentido de que el problema es irresoluble desde un solo Ministerio: «Creo que es un problema de Gobierno -ha dicho- y no de un Ministerio, porque en este caso el ministro correspondiente no es más que un secretario para estos asuntos. Sus problemas y el modo de resolverlos pertenecen por entero al Gobierno del país».

El futuro se presenta incierto si no se investiga. «Ha llegado el momento -declaraba, en febrero, el director general de Promoción Industrial y Tecnología- de atacar decididamente la solución al problema de nuestra escasa capacidad de innovación. No abordar el problema por la Administración y por la industria con toda decisión, producirá un proceso regresivo de nuestro desarrollo industrial en los próximos años.»

En una reciente reunión celebrada en Salamanca, un grupo de científicos y periodistas elaboró lo que ha sido calificado de El Manifiesto de Salamanca, en el que se expresa la alarma ante el problema. El rector de la Universidad de aquella ciudad, señor Pérez Villanueva, fue rotundo: «La investigación en España no solo no avanza, sino que retrocede».

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