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Andreotti anuncia un programa de austeridad

El presidente del Gobierno italiano, Giulio Andreotti, un periodista romano de cincuenta y seis años, leyó esta tarde, primero ante el Senado y luego ante la Cámara de Diputados, su programa de Gobierno.Andreotti, por tercera vez en su carrera política ha sido llamado a coger el timón del Gobierno en un momento difícil y al parecer con una mar política ingobernable.

Dominan el sistema dos partidos (democristianos y comunistas), con un 80 por 100 del electorado, cuyo abrazo o compromiso sería mortal para el sistema mismo« La base del Partido Comunista no entiende -no puede entender, si quiere ser fiel a sus ideas- la abstención determinante, la benevolencia repentina concedida a los democristianos. Los líderes la justifican como simple táctica para tomar él poder.Andreotti, por su parte, en nombre de una Democracia Cristiana cuya alma más íntima y verdadera tiende a recuperar a los socialistas, no ha tenido más remedio que invocar el «pragmatismo» que, por temperamento más que por ideología, lo distingue. El discípulo de De Gasperi ha manejado durante estos años las carteras más difíciles y fundamentales: el Interior, Defensa, Problemas del Sur, Balance y Tesoro, y conoce como pocos la maquinaria administrativa del Estado. Su pragmatismo político se refleja en la declaración: «Yo trabajo como si fuera para la eternidad, pero estoy dispuesto a marcharme en seguida »

Programa de austeridad

El programa presentado por Andreotti al Parlamento no hace referencias al difícil cuadro político en que tendrá que navegar. Lo que le importa es, ante todo, navegar, sin excesivo miedo a los escollos. La naturaleza de estos escollos se podrá adivinar o presentir cuando después del debate de hoy en el Senado se vote mañana y, si logra la confianza, el Parlamento sancione definitivamente el programa la semana que viene. Los comunistas, como por lo demás los liberales, han querido que su decisión de benévola abstención derive del debate mismo parlamentario. No se trata de una formalidad, sino de un intento de lograr dar más representatividad al órgano parlamentario, depositario de la soberanía popular.El programa de Andreotti puede ser definido como un programa de austeridad, no ciertamente de una austeridad drástica, de emergencia, sino de la acostumbrada terapia que aumenta el precio de los servicios (teléfonos, trenes, correos, autopistas, monopolios, puertos, aeropuertos, electricidad, agua, gas, transportes urbanos ... ).

Lo único extraordinario es la auténtica guerra que el programa decreta a los evasores fiscales. Andreotti ha tocado todos los problemas, algunos de ellos denunciados y nunca solucionados durante el decenio de gobiernos reformistas de centro-izquierda, como la creación de un servicio sanitario nacional, la reforma de los servicios de seguridad del Estado, la descentralización regional, los problemas de la Justicia y la Administración pública.

Nada cambia en cuanto a la política exterior ni la fidelidad al atlantismo, ni la solidaridad europea, tan necesaria al país, ni la política de la distensión, ni las relaciones Norte y Sur, ni con los países en fase de desarrollo.

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