La banca no teme a la democracia
Emilio Botín, el último gran banquero de España
EL PAIS: Usted nunca ha intervenido en política, pero algunos financieros españoles sí lo han hecho o lo han pretendido hacer ¿Esta actitud suya es meramente personal o institucional como banquero? ¿Deben los banqueros intervenir activamente en la vida pública?
Botín: Yo no veo ninguna razón por la que los financieros en España no puedan intervenir en política. Vamos a examinar lo que ocurre en las democracias. En Inglaterra todos conocemos a muchas personas afiliadas a los partidos Conservador y Laborista que son financieros distinguidos y que cuando su partido está en el poder ocupan puestos, en muchos casos muy destacados, en la Administración pública. En Estados Unidos, la gran democracia americana, ocurre exactamente lo mismo, y podría poner otros muchos ejemplos. A mi juicio, lo importante es que se elija siempre a los mejores.
Por lo que a mí se refiere, permítaseme una anécdota personal que influyó de modo importante en mi vida. Tenía entonces quince años, y ya sabe la influencia que en esas edades ejercen sobre uno los amigos seis o siete años mayores. Yo tenía un primo, el famoso caballista Adolfo Botín, que se destacó como jinete en las carreras de caballos y en las competiciones hípicas. Un día Adolfo renunció a seguir concurriendo a estas últimas. Yo le pregunté cómo había tomado esa decisión en momentos en que ganaba constantemente premios. Me contestó que quería dedicarse únicamente a correr en las carreras de caballos. Me argumentó que en este mundo hacer una cosa bien, realmente bien, es difícil, pero pretender hacer dos, es imposible. Yo, que tenía ya en aquel momento una vocación por ser banquero, siguiendo en ello la tradición familiar, decidí dedicarme sólo a esta profesión y tratar de hacerlo lo mejor posible.
EL PAIS: Muchos piensan que la banca ha sido en gran parte el cómplice del franquismo y que teme un sistema democrático. ¿Qué piensa sobre esto?
Botín: Durante los cuarenta años regidos por el generalísimo Franco, la banca, a mi juicio, contribuyó de manera importante a la elevación del nivel de vida de todas las clases sociales. Yo, que viajo mucho por el extranjero, contemplo con satisfacción que, en una serie de sectores, el nivel de vida español es igual y en algunos casos más elevado que en las naciones más ricas.
La banca no tiene por qué temer, sino todo lo contrario, a una organización democrática, porque la misma banca es una organización democrática. Lo es en relación con la selección de su personal, donde se contempla únicamente el mérito para tomar decisiones. Lo es en relación a su clientela, a la que naturalmente, cuando plantea una operación de crédito, no se le preguntan sus ideas políticas. Y lo es en relación con sus accionistas, con su capital, que está repartido entre un gran número de personas.
EL PAIS: ¿Piensa que con la democracia se reforzarán los principios de la economía de mercado y de la libre empresa?
Botín: Estoy convencido de la capacidad del sistema capitalista -creo que sería mejor llamarle sistema libre de empresa- para hacer frente a los retos que un sistema democrático ha de plantearnos. Tenemos el ejemplo de los países más prósperos de Occidente. En este sistema inexorablemente se produce la autoselección y no hay privilegio de familia ni de herencia que no sea arrasado por la ley implacable del mercado libre.
EL PAIS: Es obvio que usted está contra la nacionalización de la banca. En la última junta general de su entidad se habló extensamente del tema. Suponemos que esta actitud no es solamente egoísta, de defensa de unos intereses concretos, sino que responde a razones más elevadas. ¿Cuáles son esas razones?
Botín: Cuando se llega en la vida a una cierta altura, los sentimientos de egoísmo suelen dar paso a otros y, en primer lugar, al interés del país en que se ha nacido y se vive. Piensa usted bien al suponer que si yo soy contrario a la nacionalización es por razones importantes, independientemente de mis intereses económicos particulares.
Dije en la junta última del Banco de Santander que estaba convencido de que si se consultaba a los 160.000 empleados de banca españoles, se pronunciarían, por gran mayoría, contrarios a la nacionalización. Dije que esta experiencia se había efectuado recientemente en Inglaterra, y que el voto había sido abrumador por continuar en la empresa privada y no pasar a ser funcionarios públicos.
Si se consultara a los millones de clientes de la banca privada, estoy convencido que la inmensa mayoría contestaría, de igual manera, a favor de seguir tratando con su banco y no con una organización estatal con funcionarios públicos.
La experiencia que ha tenido España en las nacionalizaciones efectuadas en los años sesenta de algunos bancos, no ha sido nada, satisfactoria, y le ha costado al Tesoro, es decir, al contribuyente, enormes cantidades de dinero. Yo lo que haría y creo que representaría un servicio importante a la economía del país en esta nueva etapa, es el privatizar esos bancos.
A mí no me preocupa que la nueva democracia española vaya a intentar nacionalizar la banca. Nunca las democracias lo han hecho. Tenemos el ejemplo de Europa. Los países nórdicos, gobernados desde el final de la guerra casi constantemente por partidos socialistas, y Bélgica, en similares circunstancias, no lo han nacionalizado. En Alemania los distintos partidos en el poder han contribuido a fortalecer, en interés del país, a los bancos privados. Inglaterra, a veces, con importantes mayorías laboristas en la Cámara, tampoco ha considerado que la solución a sus problemas pase por la nacionalización de la gran banca. En Suiza, la banca contribuye en gran medida a la floreciente situación económica de la nación.
Dije en la junta que están únicamente los casos de Francia, Italia y Portugal. En Francia, cuando se nacionalizaron los cuatro grandes bancos comerciales (diciembre de 1945) formaban parte del gobierno cinco ministros comunistas, uno de ellos en la cartera de Economía. En Italia, la nacionalización parcial se efectuó bajo el régimen totalitario de Mussolini. En Portugal, durante el período en que el Partido Comunista tenía prácticamente el poder. Es decir, únicamente regímenes totalitarios o en situaciones en que han participado de manera decisiva los partidos comunistas, se ha llevado a cabo la nacionalización de la banca. Quisiera añadir que realmente la banca es, a mi juicio, uno de los sectores de la economía española de los que creo que podemos estar satisfechos de cómo funciona.
Urgencia de un seguro de paro eficaz
EL PAIS:¿Qué opina entonces sobre la oportunidad de legalizar el Partido Comunista en España?
Botín: El objetivo de los comunistas es la destrucción de la sociedad libre, y para ello tienen, en primer lugar, que liquidar a la empresa privada. El PC es irreversiblemente totalitario y antidemocrático, pero también maestro en el arte del engaño y la propaganda. Una muestra de su capacidad de sugestión propagandística es el caso Solzhenitsyn. Es realmente bochornoso que Moscú haya conseguido en cierta manera, y las democracias occidentales hayan aceptado, hasta cierto punto, que este gran idealista haya pasado como un gran reaccionario, cuando en realidad lo único que ha hecho ha sido clamar contra la tiranía. Parece increíble que Moscú consiguiera también que este defensor de las libertades no fuera recibido por el presidente de los Estados Unidos.
Comprenderá usted que, teniendo tal opinión del PC, estime que sería más inteligente su legalización y no seguir contemplando cómo sus elementos se infiltran en los partidos democráticos de izquierda para trabajar en la clandestinidad y contaminarlos. Creer que se liquida el Partido Comunista sencillamente porque no se le autorice a usar su nombre, es un grave error.
EL PAIS: ¿Qué piensa de la derecha española?
Botín: Que se una.
EL PAIS: ¿Financiaría usted a los partidos de la oposición?
Botín: Bueno, yo creo que sobre la financiación de los partidos políticos hay bastantes experiencias en una serie de democracias. Entiendo que el papel de la banca no es el de financiar a los partidos, y que el banquero debe dedicarse a la administración del banco en que trabaje y a dar sus opiniones y sus consejos.
EL PAIS: ¿Piensa que un banquero puede afiliarse y trabajar por un partido de izquierdas?
Botín: Yo preferiría que usted me preguntara si un banquero no puede tener ideas socialmente avanzadas. No creo que un banquero pueda afiliarse a un partido que sea partidario de la estatificación y, por tanto, estar en contra de la libre iniciativa y de la libre empresa.
Ahora bien, yo sí creo que un banquero puede tener ideas socialmente avanzadas y puedo decir que conozco bastantes en nuestro país. Añadiría que está uno realmente harto de que se quiera monopolizar el término social. A mi juicio, en ningún sitio hay menos socialismo que en los países dominados por el comunismo, y nada hay más social que el sistema de libre empresa norteamericano.
EL PAIS: ¿Cuáles son, en su opinión, los males de la economía española?
Botín: Son perfectamente conocidos: la inflación, el enorme déficit de la balanza comercial y de pagos, el paro obrero y el déficit del presupuesto.
EL PAIS: ¿Qué soluciones cree que existen?
Botín: Coincido plenamente con el catedrático y economista Luis Angel Rojo en que estos problemas, los tres primeros, no pueden resolverse rápidamente. Pero sí creo, lo mismo que él, que hay que tomar desde ahora medidas para que puedan ser resueltos a medio plazo.
En primer lugar, considero indispensable y urgente organizar un seguro de paro eficaz y justo. Es preciso que las 700.000 u 800.000 personas en paro actualmente, y que las que a partir del mes de octubre han de regresar de varios países europeos, así como las procedentes de las nuevas generaciones que se irán incorporando, mientras obtengan puestos de trabajo tengan ingresos que les permitan disfrutar de una vida decorosa.
La creación de puestos de trabajo tiene que producirse fundamentalmente a través de las empresas pequeñas y medianas. Las grandes empresas que puedan crearse en el futuro, ya sabemos que no pueden dar más que una contribución limitada en este aspecto.
Para que medianas y pequeñas empresas, creadas y por crear, puedan solucionar este grave problema, es preciso darles confianza. Coincido una vez más con el profesor Rojo en que la ley de Relaciones Laborales, aprobada con la intención de favorecer a la clase obrera, debe ser en algunos puntos revisada en beneficio, precisamente, de esos intereses que ha pretendido defender. Estas empresas medianas y pequeñas obtendrán toda la financiación que necesiten de la banca.
Un segundo punto, y sólo para enunciar algunos, es el de la Seguridad Social. Un país no puede soportar que el presupuesto de la Seguridad Social sea igual al del Estado, como ocurre en España. No quiero decir que opine que deban reducirse los servicios que el país recibe de la Seguridad Social. Al contrario, lo que entiendo es que no sólo manteniendo esos servicios, sino mejorándolos es perfectamente posible reducir en cifras importantísimas, lo que es hoy el coste de dicho servicio.
En tercer lugar, estimo necesario que durante dos años se congele el presupuesto. Ya sé que no es agradable, pero si queremos hacer frente a los graves problemas económicos del país, es preciso que se impongan sacrificios para todos. Opino que debe congelarse el gasto durante este período de dos años. Inglaterra, con su Gobierno laborista ha acordado la reducción en 1.000 millones de libras (120.000 millones de pesetas) de su presupuesto del año próximo.
Entiendo que es preciso aplazar proyectos que en sí no discuto, que pueden ser interesantes, pero que la situación actual no permite realizar de momento. Hay que establecer un período de austeridad en el que naturalmente tienen que empezar a dar ejemplo el Estado y el Gobierno.
Creo, también, fundamental que el crédito oficial pase a la banca privada. Esta lo hará mucho mejor y más barato y evitará que el Estado corra riesgos innecesarios. Naturalmente, dentro de este conjunto de medidas, que no son nada más que un ejemplo de las muchas que es preciso adoptar, hay que ocuparse del pacto social, al que concedo la máxima importancia. Pero para hablar del pacto es necesario tener interlocutores válidos.
EL PAIS: A la vista de la importancia que da al pacto social, ¿qué opina del proceso de libertad sindical para constituir organizaciones profesionales de empresarios y trabajadores?
Botín: Creo indispensables unos sindicatos obreros libres y fuertes, que puedan ser interlocutores válidos. Creo igualmente absolutamente necesario que las organizaciones patronales tengan características similares. Tenemos ejemplos, muy claros, en otras democracias europeas y en la gran democracia americana.
EL PAIS: Prácticamente están desapareciendo o han desaparecido en España las grandes familias bancarias. Por su propia dimensión, en los bancos se ha desarrollado una tecnoestructura, no incorporada al capital, que participa y decide. Al mismo tiempo se han popularizado las acciones, y por tanto, diversificado. Usted es uno de los últimos patriarcas de la banca. ¿Cree que esto es bueno para la institución?
Botín: Hoy los directores generales y los consejeros delegados de los bancos se eligen únicamente en atención a sus méritos. En lo que se refiere a los Consejos de administración, vemos cada día con mayor frecuencia que se designa para formar parte de los mismos a personas que pueden hacer una aportación interesante por su preparación y por el trabajo que puedan realizar. La tradición de designar consejeros por las participaciones accionarlas que ellos o sus familiares tengan, está prácticamente en desuso, entre otras razones porque, dados los grandes capitales de los bancos, esas participaciones representan en definitiva cantidades muy pequeñas.
En lo que se refiere a presidentes de consejo, hemos visto en los últimos años cómo han llegado a este puesto personas que habían ingresado en el banco con funciones muy modestas y que por sus méritos han logrado ocupar la máxima responsabilidad de la entidad.
Es cierto que se va cada día más a que los consejos sean, como en Alemania, órganos de vigilancia, y que las decisiones se tomen por altos ejecutivos, entre los que se encuentran también personas que forman o pueden formar parte de los consejos de administración.
La banca es el sector más abierto de la economía del país, y en el que el principio de igualdad de oportunidades se da con mayor eficacia.
Como es sabido, el capital de los grandes bancos está hoy muy repartido. Se calcula en más de un millón de personas sus accionistas.
Yo creo que esto es muy bueno ya que, independientemente del provecho que obtengan, ha producido el efecto de que un número importante de españoles se interesen, a través de estas inversiones, por la economía del país, y les ha estimulado al ahorro que tanto necesita nuestra nación.
EL PAIS: En los últimos años la intervención oficial en la mecánica bancaria se ha intensificado en base a coeficientes, control monetario, etcétera. ¿Qué juicio le merece esta intervención? ¿Cree acertada la actual política monetaria?
Botín: Es evidente que, dada la complejidad de los problemas económicos del mundo, cierta intervención de la Administración en la banca es inevitable. Lo importante es que esta intervención no rebase los límites de lo indispensable. La política monetaria está dirigida y manejada realmente por magníficos expertos. Lo que ocurre es que la política monetaria es un arma, pero no la única, con la que se pueden resolver o atacar los problemas económicos y quizá se pide de ella más de lo que puede dar. Estoy convencido que la política monetaria está admirablemente llevada por el Banco de España. Estamos precisamente en un mes donde tradicionalmente los problemas de liquidez se agravan y coinciden siempre con unas tensiones monetarias más fuertes. Como no se han producido aumentos paralelos en los recursos que los bancos captan en el mercado, se origina esta situación de falta de liquidez.
Nada que objetar a una reforma fiscal
EL PAIS: ¿Cree que el dinero está caro para el inversor en estos momentos?
Botín: El dinero está caro en este momento en España como ocurre en todos los países que padecen el gravísimo mal de la inflación. Yo diría que si nos ajustáramos a principios puramente técnicos, el interés del dinero en estos momentos, en España, debía estar todavía más alto. Por ello, creo que es absolutamente indispensable: primero, contener la inflación; después, reducirla a unos términos soportables; por último, que quede en niveles comparables a los que tengan los demás países que son nuestros competidores en los mercados internacionales.
EL PAIS: ¿Cree que, para garantizar la rentabilidad, la banca necesita mantener fuertes posiciones en el sector industrial, controlando grandes empresas?
Botín: Es evidente que al principio del desarrollo industrial del país, y durante muchos años después, la banca fue el instrumento que sirvió para financiar este desarrollo. No existía en aquel momento ninguna otra posible fuente financiera. Hoy ha disminuido de manera muy considerable la participación proporcional de la banca en la gran industria. Basta para comprobarlo con examinar los balances bancarios.
La banca comercial, la gran banca comercial, se siente mucho más feliz con sus inversiones comerciales que con sus inversiones industriales. Porque es de aquéllas, de las comerciales, de donde obtiene los beneficios. Muchas veces las inversiones de tipo industrial que hace la banca no responden fundamentalmente a un interés de lucro, sino a un interés general del país.
EL PAIS: Las disposiciones tomadas en guerra civil, estableciendo el statu quo bancario, limitaron la competencia. Posteriores medidas matizaron aquellas disposiciones. ¿Qué piensa sobre el tema?
Botin: He luchado durante treinta años para que se modificara el statu quo bancario. Creía que no era justo ni satisfactorio para el interés del país. Yo pedía que fuera sustituido por un régimen de libertad ordenada. Pero de esto a lo que fue la disposición del mes de agosto de 1974, concediendo libertad prácticamente total para la apertura de sucursales y agencias, hay un abismo. Esto unido a las facilidades para la creación nuevos bancos, nos lleva a una situación que yo estimo preocupante.
La apertura de este número enorme de nuevas oficinas, muchas de ellas en sitios donde la competencia bancaria ya era madura, y en otras en las que la escasez de negocio no justifica la presencia de nuevas entidades, y todo ello a un costo sumamente elevado a mi juicio, es un grave error. Será muy difícil en bastantes casos que las nuevas oficinas sean suficientemente rentables, y decir esto quiero pensar no solamente que obtengan un beneficio, sino que además deterioren de modo grave el coeficiente explotación de la entidad.
Sospecho que el futuro nos deparará cierre de oficinas. Celebraré que esta desmesurada expansión no tenga consecuencias más graves.
EL PAIS: ¿Hasta qué punto la presencia futura de la banca extranjera puede alterar la estructura de la española?
Botín: La banca española está perfectamente preparada para competir con la banca extranjera, si ésta llega a establecerse España. Naturalmente, si esto se decidiera por las autoridades competentes, habría que hacerse en un régimen de reciprocidad, es decir, con las condiciones y las limitaciones que se nos aplican en los numerosos países que ya está establecida la banca española.
EL PAIS: ¿Qué opina usted sobre el tema de la reforma fiscal?
Botín: No tengo nada que objetar a una forma fiscal justa, técnicamente bien estudiada y realizada en el momento oportuno.
Creo que lo que no puede hacerse es una reforma fiscal cuando un país atraviesa una grave crisis económica.
Durante los dos próximos años la Admistración puede realizar una labor máximo interés: organizarse para conseguir que la recaudación de los impuestos corresponda a lo que la aplicación de las tasas establecidas actualmente debe producir.
Los resultados podrían ser tan sorprendentes que incluso pudieran influir en que hiciera en su momento el estudio de la reforma fiscal aconsejable.
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