Roto el diálogo entre Londres y la rama política del IRA
Con la orden de expulsión del Ulster del presidente del Sinn Fein Provisional, se acaban virtualmente los contactos del Gobierno de Londres con representantes de la rama política del IRA militante.El presidente del Sinn Fein Provisional, Rory O'Brady, había sido detenido en la frontera del Ulster con el Eire después del asesinato del embajador británico en Dublín.
O'Brady fue interrogado en Belfast por la policía. Finalmente, el secretario de Estado para el Ulster, Merlyn Rees, firmó la orden de expulsión de O'Brady del territorio bajo la sospecha de que el presidente del Sinn Fein ha apoyado movimientos terroristas.
Esta expulsión, se ha explicado en Londres, no significa que el Gobierno británico haya decidido acabar sus contactos políticos con próximos al IRA. Rees dijo hace unos días en el Parlamento, que sus colegas en la oficina que se ocupa de los temas del Ulster, estarían dispuestos a cualquier clase de conversaciones que tendieran a llevar la paz al territorio.
Siguiendo esta teoría, los contactos del Sinn Fein con responsables de aquella oficina, se hicieron frecuentes desde enero del año pasado, cuando el IRA anunció su propósito de iniciar una tregua. A pesar de que esta tregua acabó pronto, la muerte del diplomático inglés ha decidido al Gobierno a adoptar una postura aún más intransigente con los que de una manera u otra apoyan a los terroristas que operan en las dos Irlandas.
La decisión británica no es aislada. En Dublín, la policía mantiene detenido al vicepresidente del mismo grupo político, David O'Conneell, acusado también de pertenecer al IRA y de apoyar las actividades terroristas de esta organización militar católica.
O'Brady tendrá que volver al Eire cuando se cumplan los tres días que el Gobierno de Londres le ha dado para dejar el Ulster. De este modo, Dublín se tendrá que enfrentar con uno de los dilemas más graves de la historia de sus relaciones con los asuntos de Irlanda del Norte.
Según una ley recientemente puesta en vigor, los jueces irlandeses del sur pueden juzgar y condenar a los que hayan cometido sus delitos en el norte. Si el Gobierno del Eire hace suyas las sospechas británicas sobre O'Brady, éste tendría que ir a la cárcel en la República de Irlanda. De este modo, las dos cabezas visibles de los provisionales católicos, se convertirían en dos detenidos políticos muy incómodos.
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