Asesinato del embajador británico en Dublín
El embajador británico en la República de Irlanda resultó muerto ayer en Dublín a consecuencia de un atentado. Una ayudante personal también resultó muerta. El hecho se produjo a primeras horas de la mañana, cuando el diplomático salía de su residencia oficial. Una mina accionada por control remoto explotó debajo del automóvil en el que viajaba. El coche saltó por los aires, y el trozo de calzada donde se produjo la explosión quedó completamente destrozada.
Además del embajador y su ayudante, en el automóvil iba un alto cargo de la oficina que en Londres se ocupa de los asuntos del Ulster, que se hallaba de visita en el Eire. Resultó gravemente herido, al igual que el chófer que los conducía.La policía del Eire ha ofrecido 20.000 libras a los que ofrezcan datos que ayuden a identificar a los autores del atentado. Fueron detenidos dos miembros del IRA Provisional en Dublín, aunque ninguna organización reclamó la responsabilidad del atentado.
Este doble asesinato puede enrarecer las relaciones entre Gran Bretaña y la República de Irlanda, cuyos Gobiernos sostuvieron diversos enfrentamientos diplomáticos en los últimos meses. El atentado se produjo ante la puerta de la residencia diplomática inglesa. Algunos testigos afirman haber visto corriendo, después de la explosión, a dos hombres que estuvieron merodeando por el lugar. Estaban armados y enmascarados.
El ministro de Justicia del Eire explicó que el doble asesinato fue obra de un grupo extremista que opera en Irlanda, pero no dio más detalles. Se piensa que pudo ser obra del IRA Provisional, el Ejército Republicano de los católicos irlandeses. Los explosivos utilizados y el tipo de mina dispuesta son similares a los usados en los atentados que tienen por objetivo a los soldados británicos en la frontera del Eire con la provincia del Ulster.
Hace cuatro años, simpatizantes de los católicos del Norte atacaron la propia embajada británica en Dublín. Fue en febrero de 1972, inmediatamente después de que se produjera el «domingo sangriento» de Londonderry. Entonces los soldados británicos dispararon contra civiles del Ulster y mataron a trece personas.
Sin embargo, las relaciones de los dos países amenazaron con deteriorarse en varias ocasiones. En Londres se creyó que las autoridades del Eire no tornaron las medidas necesarias para evitar el fortalecimiento de la organización terrorista IRA.
Ultimamente, una ley que hace imposible la existencia del IRA en el Eire pretendió resolver tales conflictos y asegurar a las autoridades británicas que el sur no será nunca más el refugio de los terroristas del Norte.
Quince días de embajador
El embajador asesinado ayer es Christopher Ewart-Biggs, que había tomado posesión de su cargo hace sólo 15 días. Tenía 55 años. Antes había desempeñado puestos diplomáticos en Bruselas, Oriente Próximo y París. En Francia fue el segundo del embajador británico ante el Quai d'Orsay. Doce horas antes de su muerte había declarado a la prensa que llegaba al Eire sin ninguna idea preconcebida sobre la situación en Irlanda: «Quiero estudiarla sobre el terreno.»
Era una de las figuras más sobresalientes del Foreign Office. En la segunda guerra mundial, durante la batalla de El Alamein, perdió el ojo derecho, que desde entonces cubrió con un monóculo negro que hacía inquietante su apariencia.
Era novelista, autor de tres relatos de intriga y detectives. Una de sus novelas está prohibida, precisamente, en la República de Irlanda, porque contiene escenas de adulterio cuya descripción no está permitida en el Eire. Sus libros los firmaba con el seudónimo de Charles Elliot, y por ellos era bien conocido en el Reino Unido. Estaba casado y tenía tres hijos.
El Gobierno de Londres, que se hallaba reunido cuándo se conoció la noticia de la muerte del diplomático, expresó su repúlsa, así como su colega irlandés. Callaghan y Cosgrave, los jefes de los dos Gobiernos envueltos en el suceso, mantuvieron conversaciones sobre el asunto. En el Parlamento, Callaghan condenó el asesinato y expresó una vez más la postura de su Gabinete con respecto a los problemas del Ulster.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.