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Tres mil chabolistas de Carabanchel Bajo son menores de 14 años

La oferta de pisos hecha por el Ministerio de la Vivienda a los chabolistas de Carabanchel Bajo, inquieta a muchos de los nuevos inquilinos, por las deficiencias que aprecian en las viviendas. Su otra alternativa es el regreso a las chabolas, sobre las que la Asociación de Vecinos de Carabanchel Bajo ha realizado un prieto informe.

El problema del chabolismo en Madrid adquiere específica agudización en el área de Carabanchel Bajo, donde 6.000 personas -jóvenes en su mayoría- viven en condiciones subhumanas desde hace años sobre casas de hojalata instaladas encima de vertederos, sin agua corriente ni servicios de ningún tipo, expuestas a lesiones respiratorias y cardio-vasculares y frecuentemente aquejadas por dolencias reumáticas.Son estos algunos datos de los contenidos en un informe elaborado por la Asociación de Vecinos de Carabanchel Bajo, entidad que, desde su fundación, litiga con los responsables municipales y de la vivienda para conseguir la erradicación definitiva del chabolismo en el barrio.

Según se calcula en el informe, al menos tres mil personas de esta población chabolística no han cumplido todavía 14 años. El 60 por 100 del total es menor de 25 años y se mantiene en situación de soltería; el índice de chabolistas cuya edad rebasa la de 60 años no supera el 4 por 100 y el número de parados afecta a 20 de cada 100 habitantes de la zona. Las profesiones predominantes son las de peonaje de construcción, limpiabotas y hojalateros, si bien el 40 por 100 de ellos se encuentran afiliados a la Seguridad Social.

La mitad de las chabolas de Carabanchel Bajo únicamente tienen dos habitaciones en las que se aglomeran cocina, comedor y dormitorio, para una población compuesta por familias con un número de hijos promediado en cinco. La promiscuidad se presenta como una constante y se dan muchos casos de familias distintas que viven en la misma casa. Los bloques de chabolas suelen nuclearse en grupos de un centenar de viviendas contiguas, aunque en parajes como el Arroyo de Valdecelada, el número de estos alojamientos supera el de 700.

Como consideración previa, el texto del dossier se refiere a la ausencia de mínimas garantías de salubridad e higiene, en un área donde la habitabilidad parece impensable. Son frecuentes las propagaciones de brotes epidémicos -sobre todo entre los niños- e incluso entre los animales domésticos, que desde fechas recientes sufren una elevada mortandad sin que hasta el momento los vecinos hayan localizado las causas de este hecho.

Desde el punto de vista de los paliativos, el Ministerio de Vivienda, trazó un plan de erradicación gradual del chabolismo, pactando la concesión paulatina de 8 pisos cada mes. Esta propuesta se modificó luego, cifrándose en 30 el número de pisos a entregar, cada trimestre, a los vecinos. Hasta el momento, únicamente se han otorgado 16 y en muchos de ellos han aparecido ya problemas. Por ejemplo, de los cinco ofertados en el Poblado Mínimo de Vallecas, que constan de dos habitaciones, casi todos carecen de baños y duchas. Algunos otros pisos han sido denunciados como próximos a la ruina por sus inquilinos y, si bien se concedieron bajo dos regímenes de usufructo -en alquiler y amortizables-, casi todos han pasado al primer sistema; en diversas ocasiones, por las nuevas viviendas se ha llegado a pagar la suma de 70.000 pesetas en concepto de entrada. Es de destacar el hecho de que entre estos pisos, varios cuentan con 20 años desde que fueron edificados y sus condiciones reflejan deterioro y pésima habitabilidad.

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