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Ultimo esfuerzo para pacificar el Líbano

Beirut se derrumba mientras las diferencias inter-árabes paralizan toda acción para evitar la destrucción total del Líbano, ya que se encuentra en una fase avanzada. Egipto y la Liga Arabe solicitaron una reunión urgente para el miércoles 30 de los ministros de Asuntos Extranjeros, que una vez más deberán adoptar medidas para imponer un radical cese al fuego, sin contar con los medios coercitivos, necesarios para aplicarlo. La rivalidad manifiesta entre Egipto y Siria, sugiere que no se lograrán los resultados apetecidos y que, una reunión tan claramente originada por El Cairo, no contará con los favores de Damasco.En Beirut continúa el asedio de los campos de refugiados palestinos de Tal Zaatar y Jisr el Bacha, con un elevadísimo saldo de víctimas dada la gran concentración humana de éstos. En represalia, las fuerzas izquierdistas atacan el «cantón» cristiano de Junieh.

El equilibrio de fuerzas es tal que sólo el exterminio mutuo parece ser una salida previsible de este enfrentamiento. En el ataque cris,tiano participaron inicialmente la organizaciones más extremistas que son las que controlan el ministro del interior Camille Chamun y el presidente Suleimán Frangieh, moral y materialmente respalda dos por la Orden de los Los Monjes maronitas.

Se estima que con esta ofensiva los cristianos pretenden lograr la consolidación, del «pequeño Líbano cristiano» con lo cual la división del país quedaría confirmada. Esta intención, subyacente desde los inicios de la guerra civil es, según las fuerzas musulmanas palestinas, parte del «cómplot» que se trama contra ellos.

Para lograr la homogeneidad demográfica del sector cristiano, éstos necesitan eliminar la presencia de los campos de refugiados de Tal Zaatar y Jisr el Bacha, estratégicamente situados en su retaguardia.

Un intento similar fue realizado a principios de enero por el propio ministro Camille Chamun que ordenó a sus hombres bombardear los citados campos. La resistencia palestina respondió con una fuerte presión sobre la ciudad de Damur, plaza fuerte del señor Chamun, perdida para éste desde entonces.

Las embajadas extranjeras en Beirut proceden apresuradamente a la evacuación de sus nacionales, convencidas de la inutilidad de todos. los esfuerzos mediadores. La situación de la población se hace insosteniblepor horas. La escasez de alimentos, agua y electricidad, problemas estos dos últimos que él período estival siempre agudiza, se acentúan ahora por la destrucción ,de las líneas de alta tensión y -las canalizaciones.

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Resulta notable lo coyuntural de las solidaridades árabes con uno, y otro bando. Egipto, a través de su ministro de Asuntos Extranjeros señor Fahmi, acusó a los cristianos -reiteradas veces ayudados por las tropas sirias en los últinicis días- de llevar a cabo una «conspiración de alto nivel contra la Resistencia palestina. En septiembre de 1975, tras la firma del acuerdo egipcio-israelí sobre El Sinaí, Siria formuló acusaciones parecidas.contra El Cairo.

En medio dé estas controversias sólo un hecho es claro: la progresiva y permanente destrucción del Líbano. Los contactos de la OLP con él Senado norteamericano fueron muy apresuradamente interpretados como un acercamiento entre ambos: pudieran sin embargo no ser más que la invitación formulada indirectamente por Estados Unidos a la OLP para negociar ahora que esta última, debido a la guerra civil libanesa, se encuentra en una posición débil.

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