Los Reyes, en la sede de las Naciones Unidas
En 1976, año en que los norteamericanos celebran el bicentenario de su revolución, los Estados Unidos acaban de descubrir... España. En realidad, los diarios de Washington consideran que la opinión pública americana sigue con sumo interés la evolución política de la nueva España, de un país que surge de las tinieblas de cuatro décadas de franquismo.
Los Monarcas españoles, que han terminado hoy su visita a la capital norteamericana, son la encarnación de esta nueva España. Durante su estancia en Washington, los Reyes se ganaron la simpatía de los miembros del Congreso y del Senado, de algunos detractores de la política de Gerald Ford, que desea estrechar la cooperación entre los dos países. En el brindis pronunciado anoche en la cena de gala ofrecida por Sus Majestades en la embajada española, el presidente de los Estados Unidos hizo votos por la integración de nuestro país en la Alianza Atlántica y su rápido ingreso en el Mercado Común.Los defensores de esta tesis integran el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, pero se encuentra también en el Departamento de Estado o el Pentágono. Los diplomáticos norteamericanos cuentan con el dinamismo y la experiencia de sus colegas del palacio de Santa Cruz, mientras que los militares esperan el apoyo de la oficialidad española para la reestructuración del flanco sur de la OTAN, sin embargo, los portavoces oficiosos del Pentágano lamentan la mentalidad insular del Ejército español, e intentan convencer a los políticos que es preciso convertir a las Fuerzas Armadas hispánicas en un grupo consciente de la necesidad de defender los compromisos políticos de la Alianza Atlántica. En su comentario de hoy, el diario Washington Post recoge el punto de vista del Pentágono, que es muy popular en el Congreso y el Senado.
Gobierno democrático
«Los políticos que han escuchado el discurso de don Juan Carlos ante, la reunión conjunta de las Cámaras, y que han tenido la oportunidad de almorzar con el Rey en el Capitolio, lo consideraron un hombre enérgico e inteligente y, sobre todo, que desea sinceramente establecer un sistema monárquico constitucional, basado en un Gobierno realmente democrático», escribe el Christian Science Monitor de hoy, que se hace eco también de los comentarios de varios congresistas.
El senador republicano por Nueva York, Jacob K. Javits, estima que don Juan Carlos «es un hombre moderno, que pretende democratizar su país y lo quiere integrar en la OTAN y el Mercado Común». «Sin embargo -añade Javits- su éxito depende en gran parte de los derechos que ha heredado del generalísimo Franco y de sus posibilidades de acción. »
Mike Mansfield, el líder de los demócratas en el Senado, dice también: « Es un liberal y un joven muy inteligente. No le resultará fácil llevar a la práctica sus ideas, pero confieso que es un hombre muy enérgico. »
Apoyo y comprensión
Congresistas, que han dado largas a la ratificación del Tratado de Amistad y Cooperación Hispano-Norteamericano, empiezan a comprender ahora que los liberales españoles necesitan más apoyo por parte de los Estados Unidos, más compresión por sus problemas.
Ello se debe, tal vez, a que los americanos nos conocen bastante, a que durante años nos habían juzgado erróneamente, a que durante siglos no les ha sido posible comprender y aceptar las diferencias de carácter y temperamento. Quizá la enfermedad sea más antigua: ¿quién sabe? Ayer por la mañana, los Reyes viajaron a Nueva York, pila permanecer cuarenta y ocho horas. A la una de la tarde, don Juan Carlos y doña Sofía llegaron a la sede de las Naciones Unidas, donde Sus Majestades fueron recibidas por el señor Waldheim, que ofreció almuerzo en honor de los soberanos. El Rey se entrevistó con el secretario general de la ONU antes de recibir a David Rockefell quien los acompañó a una reunión con los miembros del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York.
Los Reyes asistieron por la noche a una cena ofrecida por Cámara de Comercio española en los Estados Unidos y el Instituto Hispánico de esta capital.
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