Un verano para bostezar
Ya sabemos algo más del futuro político español. Conocemos con todo detalle la programación que RTVE nos ofrecerá durante el verano. Habida cuenta de la exquisita discreción de que hacen gala las altas esferas acerca de lo que pasará este verano y, sobre todo, este otoño, nos extraña profundamente el desparpajo de ciertos ejecutivos de Prado del Rey a la hora de exponer minuciosamente, con todos los pelos y señales, los planes veraniegos. Y nos extraña por dos motivos: porque no es habitual esta manera de proceder en un organismo tan dependiente de la Administración que sin él la Administración no sería tal Administración, y porque hay que tener mucha osadía para anunciar tamaña programación con tamaño adelantamiento.La filosofía que fundamenta la llamada nueva temporada televisiva ilustra modélicamente la particular idea del cambio que albergan los responsables del monopolio audiovisual y, por extensión, los responsables del monopolio político. Por de pronto, se descarta drásticamente cualquiera originalidad. La nueva programacion consiste, lisa y llanamente, en un astuto trastrueque espaciotemporal de la vieja programación. Lo de la segunda cadena pasa a la primera cadena mientras los jubilados espectáculos de la primera cadena regresan por sus viejos fueros como si por ellos no hubieran pasado los años. Desaparecen Directísimo y La hora de... pero no se hagan muchas ilusiones, que en su lugar nos amenazan con un show sabatino titulado Música y Estrellas, con Marujita Díaz como arquetipo de lo que los cerebros de la televisión entienden, aquí y ahora, por música y por estrellas.
Los domingos se inicia una serie llamada Misterio, cuyos héroes serán el teniente Colombo y el policía McCloud, es decir, sustituyen la carátula de Estrenos TV por esta de Misterio. En fin, el número fuerte parece ser que correrá a cargo de Palmarés TV y que es otra memorable argucia titulística para encubrir arcanas reposiciones: Historias de la frivolidad, El irreal Madrid, La cabina y toda la manida retahíla de fulgurantes éxitos nacionales por esos concursos del diablo.
Así será nuestro verano, visto a través de la pequeña pantalla. Los mismos perros con distintas cadenas. Incluso con idénticas cadenas; aunque, eso sí, un poquitín más enmohecidas por el dicho paso del tiempo. El truco primordial, consiste en poner nuevos títulos a viejos espacios y en ordenar las emisiones de acuerdo con revolucionarios criterios cronológicos: lo de la tarde, a la noche; lo de la primera, a la segunda; lo de ayer, a lo de hoy; lo de arriba, a lo de abajo; lo de la izquierda, a la derecha.
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