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Tribuna:TELEVISIÓN
Tribuna
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El aquí y ahora de TVE

Tener en la programación televisiva una media hora que osa autotitularse Aquí, ahora obliga a mucho. Si, además, se emite en directo y en uno de los pocos momentos en que la familia permanece unida, porque come unida, entonces la trascendencia queda fuera de cualquier duda. En RTVE puede haber, programas inocentes, aunque sólo sea en teoría, pero con las horas punta no se juega. Si hay dos tiempos televisivos sagrados son los de la sobremesa y los de la sobrecama. Se puede incurrir en contradicción a las ocho y media o a las cuatro menos cuarto, pero antes del primer Telediario y después del segundo no son posibles las improvisaciones: todo ha de estar atado y bien atado para evitar que por donde menos se espere salte la liebre en lugar del gato previsto. Un descuido a esas horas puede ser mucho más mortal para la ideología dominante que mil platajuntistas volando.En consecuencia, los espacios más ideológicos de RTVE son Aquí, ahora y Directísimo. Es decir, cuando menos se habla de política y la pequeña pantalla simula discurrir por los caminos de la frivolidad revisteril. Es infinitamente más politicón José Luis Uribarri que ese locutor que lo pasa bárbaro leyendo las notas de la Dirección General de Seguridad. Lo que ocurre es que Uribarri e Iñigo hacen política como aquél hacía prosa. Uno después de comer y el otro después de cenar. En realidad, A quí, ahora es el Directisímo nuestro de cada día, pero en zapatillas y con rulos. La fórmula viene a ser idéntica: un señor haciendo de entrañable conjunción copulativa entre este famoso v aouella belleza entre un paleto y una folklórica, entre el iluminado de turno y la moda de turno. Sólo cambian el tono y los objetos de los sujetos. Tono mayor y bigote para Directisimo: tono menor y beatífica sonrisa para Aquí, ahora. Sabedores de que la más peligrosa de las políticas es la que no se nombra como tal y se escuda tras el mito de la .naturalidad y el rito de la banafidad, hay que decir que nuestras diarias sobremesas son las más alevosas de toda la ingente producción de Prado del Rey.

Uribarri y Madrid

El aquí del programa de Uribarri está claro: es Madrid. El pasado martes, por simple ejemplo al azar, se nos recomendaron los locales madrileños donde los contribuyentes del Estado español podíamos acudir para pedir ayuda para cubrir los complejos impresos de la declaración de la renta de la persona fisica, de los toros y toreros de la Feria, de San Isidro, de la maravillosa, adaptación de las hortensias y de las petunias al clima de la capital del Reino, de una exposición pictórica dedicada por entero al particular aquí de un programa teóricamente dirigido a casi treinta millones de no ciudadanos madrileños. El ahora ya es otro cantar. La cuestión de la naturaleza del instante ocupófull time a muchos pensadores de la antigüedad, de la edad Media, del renacimiento y a la mayor parte de los filósofos contemporáneos. Todo parece indicar que José Luis Uribarri y su equipo todavía no han podido resolver definitivamente el espinoso problema, aunque barruntamos que el particular concepto de instantaneidad que rige en RTVE deriva por línea paterna de la idea que al respecto tenía Santo Tomás: un ahora decididamente fuera del tiempo. Y más concretamente fuera del tiempo histórico.

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