Ante un dibujo de la vanguardia rusa
Rodchenko y su cine-coche
Los grandes tinglados de Maiakovski organizando conciertos de sirenas, y la materialidad limite del Cuadrado blanco sobre fondo blanco, de Malevich, están unidos por un mismoo destino. Si el poeta pudo creer sinceramente en su utilidad como cartelista en las oficinas de los planes económicos, si el pintor pudo abandonar un tiempo su mundo no objetivo, por el diseño de teteras y de edificios inconstruibles, sus respectivas muertes en el suicidio, material el uno, moral el otro (abandonar Ios propios trabajos, las propias posturas) son un buen indicio de que allí estaba en juego algo más que el posible acceso de las masas a la cultura: la creencia en la ruptura de la clase ascendiente, no sólo con sus antiguas cadenas económicas y sociales, sino también con las cadenas de la vieja cultura.Empieza a estar claro (y no sólo como algunos quisieran hacernos creer, desde las últimas heterodoxias de Glucksman, sino desde mucho antes, desde Korsch y Mattick, o cuando menos desde Socialismo o barbarie) que el sustitucionismo bolchevique fue el principal responsable de que la revolución abortara a través de sucesivos atentados contra la democracia obrera (Ucrania, Kronstadt). Empieza a estar claro que no le sucedió sin transición la noche stalinista a un supuesto día leninista o trotskista. Y, sin embargo, no se trata de sustituir un viejo maniqueísmo por uno nuevo: la enorme cantidad de flujos transformadores en el arte posterior a Octubre nos indica que aunque la utopía materializada tuviera mucho de artificial, de superestructural, de engañosa, allí estuvieron en juego gran parte de las cuestiones que nos siguen asediando.
Ahora tenemos ante la mirada un dibujo publicado por Rodchenko en LEF, la revista del Frente Izquierda del Arte, en que también se hallaba encuadrado Maiakovski; un dibujo que representa el cine-coche, propuesta para una unidad cinematográfica que nos recuerda el cine-tren montado luego, en los años treinta, por Medvedkin para sus campañas agitativas a través de la geografía de la Unión. Si Rodchenko, en toda su obra, es el prototipo mismo del artista de vanguardia lanzado a la elaboración de propuestas que toman por base la realidad del nuevo Estado, masas ha llegado a posibilidades alternativas necesitadas de una estrategia global, y en buena medida posibilista, que dejan muy atrás el encantador camión de Rodchenko. Pero de lo que se trata es de ver cómo se transparenta en este dibujo la capacidad del arte para proponer nuevas formas de relación social (un modo de producción cinematográfica distinto), sin perder por ello en el alcance transformador respecto a un campo artístico particular, el de la superficie pictórica -en este caso, la que el dibujo convierte en fondo de una ilusión- La forma socialmente clara que la agitación cinematográfica, quería darles a los deseos de las masas no niega la forma individual en que trabaja el deseo en el dibujo. A. partir de ahí, piénsese en lo parcial de las aparentemente irreconciliables posturas que en frentan, hoy, a los artistas que continúan la tradición revolucionaria del formalismo y a aquellos para los que todo radica en la alternativa de los medios. Sin entrar en detalles, con la contundencia de Octubre, Rodchenko nos hace ver que se trata de dos aspectos de una misma ruptura.
Representación de una representación sería el cine-coche, y, como tal, a un nivel sumamente simbólico, hacemos de él el punto de referencia de este artículo. Por que percibimos que la propuesta de un cine agitativo, adaptado a las necesidades de una colectividad y realizado por un colectivo que se pone a su disposición, es efectuada por un artista que incidió profundamente en el campo aparentemente mucho más limitado, y particular de las artes plásticas.
Babelia
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