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"Nunca he sido franquista, sino estúpidamente falangista"

Presentación de "Descargo de conciencia", de Pedro Laín

Durante cerca de dos horas fue sometido Pedro Laín a las preguntas -la mayoría de ellas acusaciones- que sobre su evolución ideológica y política le formularon el doctor Francisco Vega, Raúl Morodó, Fernando Lázaro, Antonio Buero Vallejo y Juan Pedro Quiñonero, con motivo de la presentación en Madrid del libro Descargo de conciencia. No pudieron intervenir, por falta de tiempo, Josefina Carabias y Pedro Altares.Tras la presentación, que corrió a cargo del editor Carlos Barral, que a la vez hizo de coordinador del coloquio, Pedro Laín explicó la génesis de su libro, que situó a raíz de la muerte de Dionisio Ridruejo y Luis Felipe Vivanco, «a partir de las cuales -dijo- caí en un bache espiritual y entré en una época de aridez de la que no logré salir con lucidez de inmediato». «Como para salir de este trance sólo disponía del recurso de escribir, nació así el libro, que explica las razones del descontento con mi pasado.»

En seis meses logró Pedro Laín «su descargo de conciencia por escrito», que dedica fundamentalmente a Dionisio Ridruejo, «entrañable y llorado amigo, perdido en el centro de esta memoria autobiográfica».

El doctor Vega, tras calificar a Pedro Laín como intelectual y pensador, primero, como ético, en segundo lugar, y en último término como médico, dijo de él que había creado una escuela de filosofía moderna basada en la medicina antropológica.

Explicando las causas que llevaron a Pedro Laín a revisar a fondo su vida, cuestión en conexión directa con la posición que ocupó en la vida pública española, aquél afirmó que entonces -años 34-36- vivía instalado en una concepción profundamente cristiana del hombre y que, al hacer la guerra la España católica, derechista y encrespada, él optó por este bando. Reconoció como un craso error y una clara equivocación el haberse inscrito a aquel bando, si bien no conocía la lacra del mismo; aunque se confesó como un hombre que nunca había sido político de vocación, confesó que sólo a través del auténtico pluralismo puede fundarse la verdadera convivencia.

Raúl Morodo, en cuya intervención expresó su admiración por Pedro Laín como buen hombre, que nunca había negado su firma en los escritos reivindicativos dirigidos por la oposición al Gobierno, manifestó que Pedro Laín se había equivocado por no haber estado al lado de la República y acusó de haber escrito más que un descargo de conciencia un descargo generacional, un intento de salvar a los teóricos del fascismo.

«Yo nunca he sido franquista -contestó Laín-, sino falangista, estúpidamente falangista. Franco no ha tenido para mí en ningún momento poderes carismáticos.»

Tras la intervención de Fernando Lázaro, que se centró en la condición moral del nazismo, con el que Pedro Laín estuvo relacionado, aunque nunca admitió sus métodos ni su ideología.

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