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La OTAN , preparada para la llegada de los eurocomumsitas poder

Las elecciones italianas del próximo 20 de junio y la posibilidad, de un acceso de los comunistas al poder polarizan la atención de los responsables europeos y norteamericanos. Todos se preguntan sobre las consecuencias que podría tener para el Mercado Común Europeo y para la OTAN este hecho. Nuestro corresponsal en Bruselas, Ramón Vilaró, ha dado un rápido repaso al cúmulo de inquietudes y Opiniones suscitadas por esta cuestión.

Los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, reunidos este fin de semana en el castillo de Senningen, en el Gran Ducado de Luxemburgo, deliberaron de manera informal, ;sobre la situación política italiana y sus perspectivas. Del 19 al 21 de este mes los quince ministros de Asuntos Exteriores del consejo de la OTAN, tratarán también del tema, bajo la batuta del secretario norteamericano de Estado, Henry Kissinger, en su encuentro atlántico de Oslo.La eventualidad de una subida al poder del PCI atemoriza a la mayoría de gobiernos europeos, conservadores o que temen por los conflictos que puede crear en el seno de organizaciones basadas en una misma filosofí política, como la OTAN y la CEE, la participación directa de ministros comunistas.

Desde Washington las perspectivas se ven aún más negras. Se teme, en definitiva, que el ejemplo de un PC. italiano, de corte liberal y respetuoso de las reglas democráticas, sirva de modelo electoral para otros PC de fa Europa Occidental.

Los especialistas de la materia de la gran prensa europea, a falta de precisiones -que deben existir- sobre cuál sería la reacción de Estados Unidos y los gobiernos conservadores europeos, especulan a partir de una serie de hipótesis de trabajo. Van desde las partidarias de un entendimiento entre la Casa Blanca -¿con Jimmy Carter como presidente y un nuevo responsable en materia de relaciones exteriores que sustituya a Kissinger?-, con el Partido Comunista italiano en el poder, hasta los maximalistas que predicen un bloqueo económico a Italia, de consecuencias rápidas para su débil economía.

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«Estados Unidos.debería revisar su postura en la OTAN, en caso de subida al poder del Partido Comunista en países miembros de la alianza», opina repetida mente Henry Kissinger, que no duda en completar sus opiniones con la advertencia. de que una Italia gobernada por los comunistas no tendría su puesto en la OTAN. El candidato a la presidencia, Jimmy Carter, considera por su parte que si los USA se eiitienden con Breznev ¿por qué no se entenderían con el PCI?

Para el ex premier británico, Harold Wilson, una coalición socialista-comunista en los países del sur de Europa supondría un golpe duro para la democracia y pondría en peligro la distensión entre el Este y el Oeste.

«Estados Unidos cometería un error si se interpone en el proceso político italiano», declaraba hace unos. días el presidente francés, Valery Giscaid d'Estaing, a la revista americana Time, pensando, probablemente, que la situación italiana puede repetirse en Francia en 1978. Para Giscard, sin embargo, es evidente que «Europa no podrá funcionar como organización si no se mantienen las mismas estructuras económicas y sociales dentro de los países que la componen».

El canciller de. la República Federal de Alemania, el socialdemócrata Helmut Schmidt, anteponiendo su pragmatismo a su anticomunismo, considera que «una participación de los comunistas en el Gobierno italiano no sería necesariamente una catástrofe. Sobre todo si los comunistas realizan buenas reformas financieras y económicas».

La opinión de los propios comunistas

Las reacciones de los propios interesados, los partidos comunistas de la Europa Occidental con posibilidades de llegar al poder por vía democrática, son más bien moderadas.

La estrategia general, marcada, bien es cierto, por los propios eurocomunistas, podría definirse un poco más en el curso del próximo Congreso de Partidos Comunistas Europeos, a celebrar probablemente! a finales de junio -¿después de las elecciones italianas?- en Berlín Este. A juzgar por los trabajos preparatorios, caracterizados por las naturales diferencias entre el bloque ortodoxo a Moscú y, los «separatistas» italianos, españoles, franceses, yugoslavos y rumanos, el documento final del Congreso no tendría ningún valor de compromiso para los partidarios.

« Un Gobierno italiano con participación comunista debería mantener una independencia absoluta de actuación, incluido con respecto a Moscú», declaró recientemente Giorgino Napolitano, miembro de la dirección del PCI en una interviú al periódico americano de Roma, Daily American.

Los comunistas franceses, más alejados de las elecciones, con los ojos sobre Italia, y sin necesidad urgente de definirse ante el problema OTAN (organización en la en que Francia no participaba militarmente desde los tiempos de De GauIle) y menos entusiastas que sus colegas italianos por el futuro del Mercado Común, opinan sin embargo que "no hay, que confundir coexistencia pacífica y statu-quo social».

Los dirigentes del PCE, que consideran interesante la idea de una integración de España al Mercado Común, no tienen prisa paría opinar ante el problema de la OTAN y se alinean más cerca de los italianos que de sus homólogos franceses, sobre todo en relación con Moscú.

Todas las declaraciones actuales, vengan de donde vengan, son interpretadas bajo una óptica electoral. Falta consultar al pueblo Italiano (que según algunos observadores podría aportar más de una sorpresa en el momento de la verdad) antes de especular.

El malhumor de Kissinger, al que pueden restar pocos meses de poder si hay cambio en la Casa Blanca después de las elecciones norteamericanas de noviembre, podría cambiar ante los hechos consumados: los comunistas italianos en el poder.

Ell denominado « flanco sur» de la OTAN (Turquía, Grecia, Italia y Francia) está en crisis. Yugoslavia se prepara a vivir el relevo del mariscal Tito y, sin lugar a dudas, Moscú procurará que la oveja descarriada vuelva al redil. Ante tal panorama -al que podría sumarse la incógnita española- Estados Unidos y la OTAN tienen el máximo interés a llegar a un modus vivendi con el futuro Gobierno italiano, sea cual sea su color.

El secretario general adjunto para asuntos políticos de la OTAN, el alemán Jung, reconoce que «desde hace tiempo la Alianza Atlántica tiene sus reglas de seguridad para controlar la información». Los asuntos sensibles del comité de planes de defensa o del comité nuclear donde se de fine la estrategia ante el bloque de países comunistas del Pacto de Varsovia- podrían tratarse ex cluyendo a los países,con participación de gobiernos comunistas. Así se hizo con Portugal e Islandia. ¿Por qué no con Italia?

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