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La enseñanza de la psicología en la Universidad

Aunque en 1902 se creó una cátedra de Psicología Experimental en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central, que desempeñó durante muchos años el Dr. Simarro, amigo de Cajal, hasta el curso 1968-69 no se establecieron estudios regulares de psicología de nivel universitario, creándose subsecciones de psicología, en las Facultades de Letras de Madrid y Barcelona. Esa creación respondía a las demandas crecientes de los estudiantes para poder cursar unas enseñanzas reconocidas en la mayoría de los países.Hoy, unos cuantos años después, existen estudios de psicología en varias universidades españolas y los cursan más de 10.000 estudiantes (según algunos, cerca de 15.000); sólo en la Universidad Complutense de Madrid hay 5.600 alumnos de psicología. Frente a este rápido crecimiento no se han realizado. las previsiones adecuadas, manteniéndose, por parte de los sucesivos Ministerios de Educación, una línea de alegre improvisación, de tal manera que el panorama resulta desolador, pues existe una mayoría de licenciados en paro al no haberse previsto la creádón de puestos de trabajo, y ni siquiera se reconoce la profesión, ni existe un estatuto del psicólogo, ni un Colegio Profesional que pueda defender sus intereses, a pesar de los numerosos esfuerzos qué desde hace años se vienen realizando en este sentido.

La situación de la enseñanza es la que puede esperarse como resultado de esa improvisa ción. El profesorado, no numerarid en su mayoría y que ha crecido también con rapidez pero cuyo número es insuficiente, tiene en muchos casos una preparación deficiente, y no se ha elaborado ningún plan de formación de profesorado ni se han enviado jóvenes licenciados a continuar sus estudios'al extranjeró. Además, los estudios de tercer ciclo sólo existen en el papel y los cursos de doctorado se reducen a un trámite burocrático. El número de profesores numerarios con relación al de alumnos es ridículo: 6 catedráticos, 5 agrega dos y unos 8 adjuntos en todo el Estado Español, es decir, aproximadamente un agregado o catedrático por cada mil alumnos.

La formación que los estudiantes han ven¡ do recibiendo y reciben es muy deficiente. Ello se debe, además de a las razones apuntadas, a la concepción que sobre la psicología, parece imperar en la Administración. La psicología se enseña en las Facultades de Letras y con los mismos métodos que la filosofia o la historia del arte, a pesar de ser una disciplina experiin ental y de que los estudios de psicología deberían capacitar para el ejercicio profesional más que para la enseñanza, la salida profesional más importante del resto de los estudiantes de letras. Esta concepción de la psicología hace que no .existan laboratorios convenieritemente dotados, ni profesores ayudantes para dirigir prácticas, y un profesor, que tiene asu cargo 3 grupos, cada uno de ellos con 100 ó 200 alumnos, no puede pensar en organizar prácticas que por la propia naturaleza de la disciplina no pueden realizarse en grupos de más de 10 personas. Y además, sin los medios necesarios.

Junto a esto el trabajo de investigación es prácticamente inexistente. Ni hay medios para realizarlo, ni nadie exige que se haga, ni hay ningún estímulo para los pocos que intentan investigar. De este modo no es de extrañar que la mayor parte de las publicaciones españolas sobre psicología se reduzcan a libros de texto, fuente siempre segura de beneficios, que no son la síntesis de un largo trabajo investigador propio, sino el resumen de los trabajos de otros, Con lo que resulta perfectamente aplicable. a los psicólogos lo que Rey Pastor decía sobre los matemáticos españoles: «Matemático se proclama a quien de dos manuales sabe sacar un tercero».

El volumen de los estudios de psicología, y su carácter específico frente a otras disciplinas, hace indispensable la creación de facultades de psicología independientes, con dotaciones y medios semejantes a los de las facultades de ciencias o medicina, y por ello se ha solicitado, con aprobación de la Junta de Gobierno de la Universidad Complutense, el que la sección de psicología de Somosaguas se convierta en facultad y se doten plazas de profesorado numerario. La consecuencia de esto, que resulta muy urgente teniendo en cuenta la situación actual y los 5.600 alumnos,constituírá un paso importante en la mejora de la formación de los psicólogos, pero es necesario completarlo con un fomento de la investigación y un desarrollo de los estudios de tercer ciclo. Junto a todo esto es preciso la utilización racional de los recursos existentes, que muchas veces se desaprovechan o se emplean de forma caciquil. Recientemente los PNN de Somosaguas, en colaboración con los alumnos, se han planteado la necesidad de conocer cuál es exactamente la situación de la sección, de psicología desde el punto de vista administrativo, económico, de profesorado, etc., y para ello han creado una comisión que recoja, toda la informacion posible sobre recursos económicos de que'se dispone para las actividades docentes, número de profesores, dedicaciones, etc. Pues bien, sin haberse enfrentado con una oposición directállo que sí ha encontrado esta comisión ha sido una considerable falta de facilidades para recoger esos datos, que deberían ser públicos y que al parecer nadie conoce, hasta el punto de que tras casi dos meses de trabajos no se ha conseguido, por ejemplo, averiguar oficialmente a quién pertenece la máquina fotocopiadora de la facultad y a dónde van los beneficios que produce, en caso de que existan. Ni tampoco cuál es la cantidad que se destina a actividades docentes. No son más que dos botones de muestra, pero la mejora de la enseñanza requiere conocer los medios de los que se dispone.

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