Dimite el Gobierno finlandés
El primer ministro finlandés, Martti Miettunen, presentó ayer la dimisión de su gobierno al presidente de la República, Urho Kekkonen. La coalición gubernamental, formada por cinco partidos, se deshizo al negarse los comunistas a aceptar la elevación de impuestos en las compras, que apoyaban los restantes partidos de la coalición.
Poco antes de cumplir los seis meses de vida, el gobierno de centro-izquierda finlandés se ha desmoronado a causa de la incompatibilidad de puntos de vista sobre materia impositiva entre los comunistas y los cuatro restantes partidos de la coalición.Creado para resolver esencialmente la grave situación económica, el gobierno de Miettunen había llegado, con dificultades, a varios acuerdos sobre política coyuntural, tendentes a asegurar el pleno empleo reducirla inflación galopante (35 por 100 en los últimos dos años) y el déficit crónico de la balanza de pagos. Sin embargo, los cuatro ministros de la Unión Democrática Popular de Finlandia (en la que se encuadran los comunistas) rechazaron el mes pasado adherirse al plan económico aprobado por los otros cuatro partidos, lo que hacía presagiar ya una ruptura.
Mientras en Europa occidental se seguía especulando sobre el posible acceso de los comunistas al gobierno, los comunistas finlandeses entraban, el pasado 30 de noviembre, a formar parte de un gobierno de coalición, por tercera vez, desde el fin de la segunda guerra.
La ruptura del gabinete de centro-izquierda, que se formó gracias a los pacientes esfuerzos del presidente Kekkonen, abre una crisis de imprevisible desenlace en el país. Los comunistas, con su 19 por 100 de los sufragios en las últimas elecciones, son una fuerza sin la que es muy difícil gobernar. Pero, por otra parte, la permanencia de ministros comunistas en un gabinete calificado de burgués por el ala izquierda del Partido ponía en graves dificultades a éste hasta el punto de que se preveía una escisión.
Los comunistas finlandeses renunciaron, hace ya siete años, al concepto de dictadura del proletariado, sustituyéndolo por el de poder de la clase obrera. La participación en un anterior gobierno de coalición y la crisis de Checoslovaquia, en 1968, provocaron una división interna en el Partido. Aarne Saarinen dirige la facción más heterodoxa, que participaba en el actual gabinete, mientras que la facción stalinista, encabezada por Taisto Sinisalo, ha venido criticando su colaboración con los partidos de centro y la socialdemocracia, hasta el punto de empujar al grupo de Saarinen a mantener una postura intransigente en el gobierno y obligar a la ruptura de éste, antes de llegar a una escisión en el seno del Partido.
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