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pluffleas e d Mauritam Las'

Casi todas las ópiidones-c'o,n-sultada.s en varios días de estanciaen la región coincideden -señalar. que el gran perdedor dé la crisis detSáhara debe: ser e ~ré maur

1 - 116 itañolel presidente Moitar U

Dad a_h. El dcll;6ñdá tadel ejéreito-M-i ~-t9PO-en los pn

MerOW

combates en,el~sat-del Sáhara ha determ díl - l - -

-que as necesíáailéi

S

militares de, Mauritaniallengan qué. ser, éü lerta - en-gran~par-tep(>r

Marruceos.:Servi.dumbre- que hipoteca-Una,,Jftdependén-cia,'óbten.i-

daprecis:k,,meñtefrente.a-M ecos Site sólo r ció, ha*

irru y.que 1 econo

lo

presión de s é es5 de -Estado'Á"be %__"__,ení- 19.70.La

mejor garantía paralta hidependencia mauritana. había sido,

hasta ahora 1 , la propia existencia

Más información
El rearme del ejército, un peligro para el trono marroquí

del Iáliara y la cuña argelina del

Tinduf, que privaban de una fron

tera común a los dos antiguos ene

migos y ahora a ' liados. IG9n la firma

del acuerdo de Rabat, él.pasado 14

de abril, sobre repartod-p~iñitivo de

la antigua colonia.espaiíola,- Mau

ritania abre con Marruecos una

frontera - de casi 400 ki

lómetros. En el encuentro de

Rabat¡ los dos j efés de, Estado~ tra

taron, según informaciones difun

didas en Argel, no sólo del trazado

de la línea divisoria del Sáhara,

sino también de los problemas sur

gidos entre militares de los dos

p aíses en el norte de Mauritania,

donde-las tropas marroquíes cuen

tameon blifidados y artilleríapesaw

dá Y'"dirtg'é'-ñ P'ráétic>áinente~todas

r,ragio!ls p . . P

tu o' íl tArp.s desde la

~iis si-guienteá- ~'~.,a~la,bátafiá. de la- Guera, Un epíseídio-partículás-mente oscuro ilustra de alguna manera 10'-dí-, sensiones en el seno del ejército mauritano. Se trata del «caso Sue~ dat», capitán muerto en extrañas circunstanCias-el Dasado mes-de enero ' durante los có*mbatel del ejército' mauritano contra el Póli-: sarlo ~c-iái~Ain Bentili. En. 1 oquella, ocasió0,.-el,may,br desastre de las." fuerzas armadas mauritanas, éstas perdieron a 200 hombres~ es decir un diez por ciento de sus efectivos totales al comienzo de la guerra.

A su muerte ' el capitán fue de

nunciado oficialmente como agen

te- de los servicios secretos francé

ses. Sin. embargo, medios maurita-'

nos afectos al Polisario, aseguran

que Suedat, descrito como hostil a

marro M

la infl - YO quí en ,, aurb

t a nrí a. i-pt'iléi't"á ft 6 a e , n , ia-v-íspei-á~de su

mu e_ún -51 d ta~o contra

e go ve e es

t ro

:g b

-mi1no~-UFos,Ta!!-,a-uToffd-adCs -áp-idWe-cffjioW..-él,desastre~de Ain- Bentili para reaI'Ii:¿ar una DUÉg.ada,,oflciales sospe-

Para désmentiÉ, éstos rumores, el

b* aufilano invitó recien-

ierno m.

...témente'avisitar* el Sáhara a un - grupo de periodistas europeos kéalízado el recorrido sin inciden-' t^, un odista> áuizo, observaba

pen

-,que la discreta presencia de camiones detrás de la~,üfú titud que les

Jrécibía *e n cada'~*. ión sp

p _,-,_ac gería

la posibilidad dtZa- traslado anor-

Una oferta rechazada

Para muchos, la clave del acercamiento de Maúritania a Marruecos, aceptando los-riesgos descrilo, s, se debió a las presiones de Fiancia, que en el tema del S ahára apoya claramente a Marruecos-. Las presiones se acentuaron después de la visita de Giscard d'Estaing a Marruecos, en mayo de 1975, y culminaron en el en

cuentro entre Uld Dadah y Hassan II en octubre de ese año.

El presidente mauritano techa

zaba además la oferta que, unos

meses antes, le había hecho el pro

secretario geq4prati,del Polisa

rio, El Uali,- que "t ~~ pre

sidencia. conjuma de yna - especie

Id~' 4~`- liáDadali no,hace mucho, y de la que se reproducen a continuación unos párrafos, se revela por primera vez esa oferta.

«La ocupación del Sáhara -dice la carta- no es más que un prelú_ dio, para apropiarse de~ más territorios a vuestra costa. Si esto no se ha realizado todavía, no tardará en producirsew.

«¿Por qué lucha el pueblo mauritano? ¿Para obtener ventajas- territoriales? ¿Acaso es pobre su tierra? Sea por una u otra razón, no puede oblenerlas a cbsta del pueblo árabe saharaui, su hermano, con el que ha compartido y comparte siempre la- alegría y los sinsabores. Comp2krten también el mismo pan, Revan el mismo manto y no se han separado nunca ».

1 «ContrarÁamente a estas real¡-. dades, su excelencia Mojtar Uld Dadh prefiere el liderazgo histórico. Pero, ¿no es eso lo que le había propuesto personalmente en nuestro encuentro del año pasado?... Estamos dispuestos a hacer todo para evitar el derramamiento de sangre entre hermanos, y para seguir el camino recto, a fin de que nuestros pueblos puedan goz.ár áe la libertad, de la seguridad y ¿e la paz y vivan en la tranquidida,~,~ ía coo peración.

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