Homenaje-recuerdo a Luis Felipe Vivanco
Ayer tarde se celebró en la sede de la Sociedad de Estudios y Publicaciones un homenaje-recuerdo a Luis Felipe Vivanco, ofrecido por algunos de sus amigos entre los que se encontraban Dámaso Alonso, Pedro Lain, Juan Lladó, José Antonio Muñoz Rojas, Luis Rosales y Xavier Zubiri.Dámaso Alonso, que actuó en primer lugar, habló de los conceptos fundamentales en la poesía de Luis Felipe Vivanco, señalando que éstos eran Dios, naturaleza, amor y muerte. Concpetos que guardanban una gran interdependencia -señaló el preseidente de la Real Academia de la Lengua- Luis Felipe Vivanco era un poeta fácil. Hay, que leerlo en conjunto para interpretar el verdadero sentido de su poesía.
Analizó también varios -componentes de la poesía de Vivanco deteniéndose, sobre todo, en los conceptos más sencillos y en los detalles más pequeños. La obra de Luis Felipe Vivanco es la obra exacta y precisa de belleza.
Por su parte, Pedro Laín centró. el recuerdo a Vivanco en el concepto de, la méralidací que tenía el poeta, afírmando que ésta morafidad consistía en decir sí o no en los momentos m decisivos de la vida, Dijo tambiérique la moralidad fue decisiva en el comportamiento de Luis Felipe Vivanco, comportamiento,apacible pacífico, justo, que configuri la ' personalidad de el predicador de la justicía» 1 y «creador de poesía y de é'tica». Juan Lladó recordó algunos de7 talles de, la vida del poeta, centrándose principalmente en la juventud de ambos. José Antonio Muñoz Rojas destacó el recuerdo de sus encuentros con Vivanco y, sobre todo el encuentro fnal con el poeta poco antes de morir, al que calificó de «circunstancia dificil» porque sabía el poeta, con Quevedo, que «a quien Dios más parece se avecina». Para Vivanco, dijo también Muñoz Rojas, la palabra era el lugar donde el hombre y él poeta se encuentran.
Luis Rosales, partiendo de una anécdota de la juventud de Vivanco,en la que narró cómo áquel tuvo, que arrojarse al mar desde un barco turco sin saber nadar, calificó a Vivanco como un hombre al que todos los días alguien, más o menos turco, le obligaba a arrojarse al mar. De estos remojones, Luis Felipe salía fortalecido.
Finalmente, Xavier Zubiri hizo hincapié en el origen filosófico de la actitud poética de Vlivanco, quien abandonó su carrera de arquitectura frente al reclamo personal de dedicarse a la filosofía de su poesía.
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