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Terapia grupal para salir del bache

Los internacionales españoles se reunieron para reforzarse aún más como equipo después de la última derrota

Entrenamiento de la selección española en la Universidad de Doha (Qatar).
Entrenamiento de la selección española en la Universidad de Doha (Qatar).Jaime Villanueva
Ladislao J. Moñino

La derrota contra Japón fue interpretada por los internacionales españoles como un punto crítico que requería de una intervención de reafirmación grupal. Los jugadores dieron por hecho que sabían lo que tenían que hacer para paliar las consecuencias anímicas del crudo traspié ante la selección nipona. No hizo falta que Luis Enrique se erigiera en el único recuperador de la moral de su tropa.

Tras el varapalo hubo una sentada común de los futbolistas en tono distendido en la Universidad de Doha. En el cónclave mantenido fue expuesto el mandato de competir hombro con hombro y de recordar que al frente van todos más convencidos cuando el de al lado está dispuesto a morir por el compañero. El grupo ha tratado de reforzar el pensamiento de que el Mundial, si lo acaba ganando, no se lo dará una jugada, sino el competir encolumnados como colectivo. En este punto, hubo una mirada sensible hacia los que juegan menos o ni siquiera han intervenido un minuto en lo que va de campeonato. “Hay que estar pegaditos unos a otros”, aseguran en el vestuario.

El duelo de este martes ante Marruecos medirá el efecto de esa terapia grupal. También si los errores cometidos se han digerido e interiorizado. El intervencionismo de Luis Enrique en este primer bache ha estado centrado en la corrección de los detalles que provocaron los goles de Japón. Uno de ellos, no jugar a un toque en la salida del balón cuando el contrario está cerca del poseedor en las inmediaciones del área. En ese punto entra la posibilidad de pegar un balón largo para no asumir riesgos. “Veo que hay una clara desinformación del mundo del fútbol. Nosotros tenemos como objetivo llevar el balón arriba en las mejores condiciones. El jugador elige, si tiene que pegar un pelotazo, pues lo pega. Cualquier cosa está permitida, pero yo compro el pack completo. No me vale que nos metan un gol y se diga que por qué no se ha pegado un pelotazo”, defendió el lunes Luis Enrique. El preparador gijonés estuvo afilado con la prensa que cuestionó el oficio de los jugadores o por qué no se habían dado pelotazos en los momentos de máximo riesgo. “Oficio es carpintero, albañil, lo otro es un topicazo”, aseveró el técnico.

En la tesitura de golpear el balón a la primera se vio Unai Simón ante la presión japonesa en el primer gol. Hay análisis internos que indican que no debió parar la pelota y regatear, sino haber despejado en largo. El meta del Athletic repitió esa secuencia dos veces en el primer gol nipón. La idea de preservar el estilo de juego saliendo con el balón jugado desde atrás no se cuestiona por los jugadores. “Tenemos una manera de jugar muy concreta y es crear superioridad desde atrás. Es la mejor manera de prosperar y no perder el balón, eso no significa tomar riesgos cuando no toca”, defiende Rodri.

“Hay que poner en la balanza lo que puedes ganar arriesgando el balón en situación de presión máxima o lo que puedes perder con un gol. Muchas veces tienes más que perder que ganar, en esas situaciones se juega un balón largo y se cambia la presión”, abunda el mediocentro del Manchester City, que concluye: “Somos inteligentes y sabemos cuándo tenemos que arriesgar y cuándo no, el otro día no estuvimos acertados, tuvimos que arriesgar menos y el equipo ha aprendido”.

El falso nueve

Los jugadores mantienen su fe ciega en el libreto de Luis Enrique. Es más, en el seno de la expedición española se prefiere que los contrarios se arriesguen a presionarles. Se admite que el equipo tiene más problemas cuando se enfrenta a selecciones que se les cierran atrás que con las que se encastillan en el área y cierran los espacios. El ejemplo de Japón, tras ponerse por delante en el marcador, ha sido la última evidencia. Los nombres de Georgia, Polonia o Suecia se recitan como otras selecciones que han complicado la vida a la selección de Luis Enrique. A España le cuesta desconfigurar ese tipo de planteamientos por el perfil de algunos de sus jugadores. Los centrocampistas, Gavi y Pedri, no acaban de tener una llegada contundente desde la segunda línea. Jugadores con esas características son Carlos Soler y Marcos Llorente. El primero solo ha intervenido unos minutos y el segundo no se ha estrenado en lo que va de Mundial.

Luis Enrique piensa que Marruecos no va a arriesgar con una presión como la de Japón, salvo si se ve por detrás en el marcador. El jueves, el técnico fue víctima de sus propios cambios cuando quitó a Morata para meter a Marco Asensio y volver a la fórmula del falso nueve que tan buen resultado le dio ante Costa Rica y en el primer tiempo contra Alemania. Sin embargo, ante Japón, terminó echando de menos al delantero del Atlético porque no había quien entrara al remate en los centros.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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