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La España innegociable

Luis Enrique defiende los riesgos del sistema de la Roja pese al colapso ante Japón y asegura que mantendrá la idea contra Marruecos, “para lo bueno y para lo malo”

Luis Enrique, durante el entrenamiento de la selección, el viernes en Doha (Qatar).
Luis Enrique, durante el entrenamiento de la selección, el viernes en Doha (Qatar).Jaime Villanueva
José Sámano

Llega la hora de saber si el colapso español ante Japón fue un paréntesis o un síntoma preocupante. La vecina Marruecos (16.00, La 1 y Gol Mundial) no será un paseíllo para España. El equipo que dirige Walid Regragui ha demostrado ser tan competente que en un grupo con el segundo y el tercer clasificado en Rusia 2018 (Croacia y Bélgica) ha logrado llegar a octavos como líder. Lo que no consiguió la Roja —hoy martes, la Azul, por cierto—.

Asunto, el del desplome ante los nipones, que no preocupa a Luis Enrique. “Tuvimos 10 minutos malos con Japón de los casi 300 que llevamos jugados en el Mundial, en el que nos pondría un notable alto; yo pongo la atención en lo positivo, vosotros en lo negativo”, sostuvo el técnico español.

Por no preocupar, a Luis Enrique le preocupa “cero” el resultado, “por más que suene utópico”. Lo que le inquieta es que su equipo “haga las cosas bien”, porque, entonces, según él, “lo normal es ganar”. Para el técnico español, hacer las cosas bien significa procurar al rival las peores condiciones para atacar y dar a los delanteros propios las mayores ventajas. La idea está tan metabolizada hasta el tuétano que todo futbolista español es impermeable al pelotazo, ni en alerta roja. Japón se lo hizo pagar. Y no son pocos los rivales a los que las mejores ocasiones se las ha propiciado la misma España. “Hay una clara desinformación de lo que es el fútbol. No vale el elogio cuando se gana y decir que perdimos contra Japón por no pegar largo. No hay descartada ninguna opción, si hay que pegar un balón largo se pega, pero esa interpretación la tiene que hacer el jugador. Yo compro el pack completo, es el fútbol que me gusta. Vamos a seguir jugando desde atrás, para lo bueno y para lo malo”.

Luis Enrique mediante, nadie dudaba de que tácticamente se mostraría inflexible. Se trataba de evaluar si no caben excepciones cuando el jugador se ve ante el abismo. El debate sobre la conveniencia de abusar del juego en corto desde la portería cuando el adversario le ha puesto cerco ha marcado estos días el paso de España. Incluso ha derivado en una reflexión profunda dentro del grupo. No habrá capitulación. “España”, enfatizó su seleccionador, “siempre asumirá riesgos, aunque vaya ganando”. Al asturiano le gusta “ir a por el resultado de una manera bonita”, lo que en su opinión implica “entrenar de una forma que al jugador le gusta”. Es decir, con la pelota como principal sustento en los ensayos.

Japón, y previamente Alemania, subrayaron la línea a seguir contra la Roja, encapotar su articulación del juego desde los pies de Unai Simón. Le toca a Marruecos, una selección con el ánimo disparado tras el firme paso hasta los octavos. Hasta la llegada de Regragui la zapatiesta en el vestuario era considerable. La terapia del exracinguista ha resultado y hoy es una selección armónica y fluida. Regragui cuenta con un portero eficaz como el sevillista Bono. El equipo marroquí vuela por los laterales, con dos futbolistas punzantes como el madrileño Achraf (PSG) y Mazraoui (Bayern de Múnich). Sofyan Amrabat, hermano de Nordin, exjugador del Málaga y el Leganés, abarca todo el medio campo. Es quien más pases da y quien más interfiere al contrario. El pivote de la Fiorentina es hoy de los marroquíes con más mercado. Ziyech (Chelsea) y En-Nesyri (Sevilla) son las lanzaderas ofensivas del equipo, con Abde, el joven de 20 años cedido por el Barcelona a Osasuna, para el relevo. Boufal, ex del Celta (curso 2018-2019) completa el ataque.

En las gradas del Education City habrá goleada. Marruecos estima unos 20.000 seguidores. España, no más de 5.000. “Los nuestros harán más ruido”, concluyó Luis Enrique. Queda declarado el estado de optimismo.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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