_
_
_
_
El juego infinito
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Real Madrid, las expectativas y las dificultades

En los partidos más dolorosos, el cansancio contribuyó al desorden. Pero al cansancio lo vence un estímulo superior y toca buscarlo

Kylian Mbappé
Kylian Mbappé en el encuentro ante el Milan este martes.Susana Vera (REUTERS)
Jorge Valdano

Entre las muchas cosas que hay que manejar en el fútbol, la gestión de las expectativas es de las más importantes y tiene dos lados. Uno es amable y benefició al Madrid la temporada pasada, como beneficia al Barça esta temporada. Recordemos que se marchó Benzema y no llegó Mbappé, lo que fue interpretado como una gran pérdida. Además, hubo lesiones de gran alcance que afectaron a todo el sistema defensivo. El club decidió no compensar en el mercado, lo que la desgracia destruyó y, sin embargo, el equipo encontró respuestas futbolísticas y anímicas para levantar Liga y Champions. Nadie esperaba nada y se logró todo. El escenario ideal para consagrar héroes.

El otro lado de las expectativas es filoso y contra eso lucha el Madrid en estos días. Se interpretó que la recuperación de los lesionados tenía el valor de grandes incorporaciones, a lo que había que agregar el fichaje, esta vez sí, de Mbappé, figura planetaria. ¿Cómo no creer que todo sería más fácil y que el talento se encargaría de suplir al esfuerzo? Se dijera o se callara, todos esperábamos un paseo por la Liga y el protagonismo devastador de todos los años en la Champions. Pero no es lo mismo jugar para alcanzar la gloria que para evitar el fracaso.

Las expectativas disparadas no preparan para las dificultades. De modo que bastaron dos malos resultados para que llegaran algunos desagradables invitados como la ansiedad, el desorden y el rugido animal de la opinión pública. Con la marcha de Kroos desapareció el paciente y sabio engranaje que ya era una costumbre rutinaria alrededor del jugador alemán. El músculo da presencia, pero no dominio. Sin un estratega, los partidos se abren de la peor manera, con espacios por todas partes, que provocan la sensación de que puede pasar cualquier cosa. Cada balón perdido genera tensión y una sensación de amenaza. El fútbol, por otra parte, decidió que la cuota de suerte con la que premió al Madrid las temporadas pasadas, se la traspasaría a los rivales. Nada que alegar, el fútbol siempre fue así de caprichoso.

Apunté más arriba que las expectativas beneficiaron al Barça esta temporada. Administrar carencias te hace rebuscar en la cantera y acudir al orgullo, el sacrificio, la sobreconcentración. Flick ha hecho un gran trabajo, es indiscutible, pero se encontró a una plantilla muy predispuesta al esfuerzo que facilitó las cosas y despejó el camino. Como esperábamos poco, toca admirar mucho.

Seré obvio, el Madrid tiene que sacar fuerzas de flaqueza. En los partidos más dolorosos (Barça, Milán) el cansancio contribuyó al desorden. Si algo enseña el entrenamiento es que al cansancio lo vence un estímulo superior. Toca buscarlo. Los aficionados son un estímulo. La lucha por los títulos son otro estímulo. La competencia por el Balón de oro y por la gloria son estímulos individuales y también cuentan. Como la vergüenza de no ser y la posible pérdida de prestigio individual y colectivo, que también deben servir como estímulos inversos contra la pereza muscular, contra la asfixia pulmonar y contra todos los males anímicos. Llegados a este punto, cada entrenamiento debe ser un desafío y, para que eso ocurra, cada día hay que plantearlo como una remontada.

Apuntó Ancelotti que se vienen tiempos difíciles en los que habrá que luchar contra la evidencia clasificatoria y contra un contexto muy exigente. Algunos de los problemas los tendrá que resolver el mercado, porque el diseño de la actual plantilla no alcanza para salvar todas las trabas que le quitan fluidez al equipo. Pero hay otras grandes palancas (esta palabra me suena) en donde apoyar la recuperación: algunos de los mejores jugadores del mundo y la orgullosa cultura del club que defienden.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_