Carlo Ancelotti, ante su pasado
El técnico del Madrid, víctima en el final de su primera etapa blanca de una medular debilitada, encara su supervivencia en Champions con la baja de Casemiro, siempre un trastorno, y la duda física de Kroos
Con el alivio de tener la Liga bastante masticada, Carlo Ancelotti se dispone a cruzar el puente de la Champions, el gran Rubicón blanco, con un panorama muy inquietante en el centro del campo que recuerda mucho al que sufrió en el final de su primera etapa en el Bernabéu.
Ahora en el medio le falta por sanción Casemiro, un especialista sin equivalente en la plantilla casi desde que llegó, y Kroos entró en la lista contra el PSG forzando todos los motores después de que el club dijera hace una semana que estaba “prácticamente descartado”. Trazando un paralelismo con 2015, entonces ni siquiera contaba con un mediocentro defensivo de garantías (el único curso en casi dos décadas con este agujero), tuvo que recurrir en esa posición a Ramos en la ida de las semifinales contra la Juventus y Modric se encontraba lesionado. El desenlace fue la eliminación europea, con Kroos confirmando en la vuelta que no estaba dotado para la contención (le abrió el camino a Morata en la previa del gol decisivo del cruce) y el técnico italiano firmando su finiquito días después porque el fin de semana siguiente también certificó el adiós a la Liga.
Al menos ahora, los ocho puntos sobre el Sevilla en el torneo doméstico le conceden al entrenador blanco un colchón que en su momento no disfrutaba, pero el problema puntual de la medular que debe afrontar este miércoles frente al equipo francés resulta similar. Después de medio año sin contemplar más opciones que la línea recta (Casemiro-Kroos-Modric), el primer match point continental será sin el brasileño y con la incógnita física del alemán. En el otro bando, por ahí moverá las fichas un nombre tan reputado como Marco Verratti, muy fino en el choque parisino, y a las espaldas de la media merengue todo apunta a que se activará la delantera más lustrosa del mundo (Mbappé, Messi y Neymar), cuya mera presencia obliga a un sistema de atenciones y coberturas de máxima exigencia. “El Madrid echará de menos a Casemiro”, comentó encantado este martes Neymar.
La ecuación a resolver en la vuelta de Chamartín se produce después de que en la ida fuera, precisamente, el centro del campo la causa del gran colapso del Madrid. Con el equipo metido atrás, la incapacidad de sus tres mejores piezas para salir de la presión rival redujo a los blancos a un trabajo solo defensivo, achicando agua ante el tsunami de Mbappé y sin un tiro a puerta a su favor. Aquel fiasco, unido al de Copa en Bilbao tres semanas antes, empujó a Ancelotti a anunciar un cambio de guion a mitad del curso. Después de asegurar varias veces que sus tres medios fijos no estaban preparados para presionar a campo abierto, comunicó que a partir de entonces iba a subir líneas para ser más agresivos en terreno contrario. A la espera de más test, el resultado del nuevo plan contra la Real fue óptimo.
Ante el PSG, el preparador italiano, ex también del conjunto galo, reclamó un encuentro “inteligente, sin volverse locos” (la victoria por un gol le lleva a la prórroga), a la vez que “intenso”. “Vamos a jugar el partido que quiere la afición”, afirmó, dando a entender que mantendrán el propósito de encimar arriba. Modric, por su parte, advirtió de que el camino es repetir la misma “energía y agresividad”.
En cuanto se conoció la baja de Casemiro por acumulación de tarjetas, Carletto adelantó que el centro del campo más probable sería Kroos-Modric-Valverde, con el alemán de nuevo en el eje, una posición tan ortopédica para él que ya avisó hace años al mundo entero de que nunca sería un stopper. Su inclusión en la convocatoria, después de una recuperación apresurada por un problema en los isquios de la pierna izquierda, invita a pensar en su participación, antes o después, en el duelo. Una deducción que, unida a la ausencia del brasileño, ha disparado el runrún ambiental tras los precedentes de Mendy y Ramos el año pasado en Londres, y de Benzema en la ida de París, que regresaron corriendo de sendas lesiones con un resultado pobre. “Solo jugará si está al 100%; si pienso que está al 95%, no”, subrayó este martes Ancelotti.
El reanimado Camavinga
Sea cual sea la decisión sobre Kroos, todo apunta a un protagonismo en un momento u otro de Camavinga, reanimado con su gol y buen papel frente a la Real. El francés fue el elegido en diciembre y enero para relevar a Casemiro cuando tocó, aunque el ensayo no satisfizo al técnico, que en las últimas fechas volvió a lo malo conocido de Kroos. “De pivote le ha costado porque ahí es muy importante la táctica y el posicionamiento. Lo he forzado, creo que lo puede hacer por su energía y calidad”, explicó este fin de semana el técnico sobre el joven de 19 años. Sus piernas frescas, junto a las de Valverde, ayudarían para el nuevo plan de presionar arriba, aunque a costa de menos horas de vuelo en las alturas de una eliminatoria de tanto cuajo. La alternativa de Alaba, con pasado de centrocampista en el Bayern, no parece probable al tener que tapar en defensa el hueco de Mendy (también sancionado por tarjetas).
Lo único para lo que el Madrid no tiene un remedio directo es para la baja de Casemiro, cuestión tan vieja como las siete campañas seguidas que suma en la primera plantilla. Desdoblado en el Parque de los Príncipes debido al acoso local, su temporada no es de momento tan influyente como las pasadas, aunque su agujero sigue pareciendo tan grande como siempre, sobre todo en estos bretes. “Todos tenemos que hacer más en defensa sin él”, admitió este martes Modric. Su ausencia más las dudas físicas de Kroos le plantean a Carlo Ancelotti, centrocampista en sus tiempos mozos, una ecuación de tercer grado contra el PSG que en su momento no le condujo a buen puerto.
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