Modric o el bajito de las mil guerras
El medio, ninguneado en sus inicios por su estatura y marcado por el conflicto bélico, se gana el respeto de compañeros y rivales por su liderazgo
A veces, no es necesario pelear para ganar una guerra, ni ser alto para pasar por gigante. A Luka Modric (Zadar, 32 años, 1,72m) lo sacudió la Guerra de lo Balcanes para después, cuando todo parecía florecer en su vida, ser expulsado por bajito del Hajduk Split. Hoy es la esperanza de Croacia que busca su primera Copa del Mundo ante Francia en Moscú.
“Los que conocemos a Luka sabemos que tiene dos cosas, nunca se va a rendir y siempre, pero siempre, va a mirar hacia delante”, explica un amigo del futbolista del Madrid. A los seis años, acorralado por el salvajismo de una guerra que ya había fusilado a su abuelo y destrozado su pueblo, Modric y su familia escaparon a una isla cercana. “Todo esto ha influido en mi vida y me ha marcado. El pasado es eso, pasado. No me gusta hablar ni quiero recordarlo. Solo me interesa mirar al futuro”, subraya Modric, desde Luzhniki y con la Telstar 18, la pelota del Mundial como testigo.
Y fue justamente el balón, hoy su forma de vida, ayer un juguete, el bálsamo de Modric. Testigo de las alegrías del volante, escala previa en la amargura. Ni chistó cuando lo echaron del Hajduk Split. “No puedes jugar al fútbol profesional con ese físico”, le advirtieron. Pasó al Dinamo de Zagreb, que lo cedió en dos ocasiones (H. Š.K. Zrinjski y N. K. Inter-Zapreši), antes de abrirle las puertas del Estadio Maksimir. “No hay nada que les pueda decir a los que no confiaron en mí”, asegura Modric; “siempre he respetado las palabras y las expectativas de la gente, cuando me decían que no me esperaba un gran futuro como futbolista. Esas críticas me ayudaron, fueron una gran motivación. Yo nunca dudé de mí mismo”.
Ni la dura crítica cuando fichó por el Madrid lo desestabilizó. “Llegó al club a mitad de la pretemporada”, cuenta Karanka, entonces segundo de Mourinho, ahora al mando del Nottingham Forest; “eso no le permitió empezar tan bien. Sus compañeros alucinaban, ya no por su calidad, que todos la conocíamos, sino por la naturalidad con la que llevaba las críticas. Se decía que era el peor fichaje de la historia”.
Modric terminó por adueñarse del fútbol del Madrid, y hace tiempo es capitán general en su selección. “Es el ombligo del fútbol”, le define Hugo Sánchez. Para Valdano es creador de milagros. “Son esa clase de jugadores que nos vienen a recordar que hacer las cosas fáciles es lo más difícil. Hace todo con una naturalidad asombrosa”, suma Karanka. “Croacia tiene muy buenos jugadores, es verdad. Pero tiene a Modric, una guía que te puede llevar muy lejos”, completa Van Basten.
Más balones recuperados
Modric, además, añade a su talento una capacidad de sacrificio inédita en Rusia. Es hasta la última jornada el futbolista que más kilómetros ha corrido en el Mundial, 63,03 (25,44 con la pelota, 22,73 sin ella). Eso sí, también ha jugado más minutos que nadie: 604. Tiene una media de 100 metros recorridos por minuto. Kanté, por ejemplo, suma 110 metros por minuto, pero el francés tiene otra misión en el campo porque de los 62,69 kilómetros que ha recorrido, 27,41 han sido sin balón. “No es solamente que corre mucho, sino que corre bien. Todo lo que hace es en favor del equipo. Nunca va a poner sus intereses personales por encima del equipo”, apunta Dalic. Modric es el jugador que más pelotas ha recuperado en el Mundial (48) y el cuarto que más ocasiones ha creado (16), por detrás de Neymar de Trippier (24), Neymar y De Bruyne (23).
Ya con la Champions en el bolsillo, su nombre figura como aspirante para destronar el duopolio de Messi y Cristiano en el Balón de Oro. “Es el jugador más completo del mundo”, dice Bilic. “Se lo merece, no solo por este Mundial”, apunta Rakitic. A Modric, sin embargo, parece no inquietarlo demasiado. “Lo repito, no me interesa. No es algo que yo pueda controlar. Es agradable que la gente lo diga, pero a mí no me preocupan los premios individuales”, afirma el mediocampista del Madrid. Los que lo conocen hablan de un tipo cercano, muy positivo, siempre preocupado por el bien común. “Es un líder silencioso, trata a todo el mundo por igual, a Mourinho o al utilero”, cuenta Karanka. “Nunca va a decir nada fuera de lugar ni le va a poner una mala cara a un compañero. Te habla bien, es cercano y da siempre el ejemplo, en el campo y en la concentración”, completa Rakitic.
Modric jamás se dejó ganar por el derrotismo, mucho menos por el revanchismo. Supo olvidar la guerra y a los que lo ningunearon, siempre cerca de la pelota, siempre cerca de suelo. “¿Quién dijo que el fútbol es para los robustos?”, pregunta Modric, el bajito de las mil guerras.
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