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Jesús Gallardo: “Estamos a muerte con Osorio”

El tímido lateral izquierdo narra sus orígenes en Tabasco en donde esquivó la drogadicción infantil, ahora es un buen augurio por la lateral izquierda como defensor y atacante

Gallardo, durante el último partido de México en el estadio Azteca.
Gallardo, durante el último partido de México en el estadio Azteca.M. Velásquez (AFP)
Diego Mancera

Cuando Jesús Gallardo (Tabasco, 1994) era niño compartía una habitación junto con sus cuatro hermanos. Vivían hacinados en una casa en el poblado de Nuevo Progreso, en el Estado de Tabasco. Su padre trabajaba en las plataformas petroleras en Ciudad del Carmen (Campeche) y su madre estilista. Cuando podía, el chico se iba a los escampados a jugar fútbol. “La mayoría de mis amigos, cuando terminaban de entrenar, se ponían a tomar, fumar. Siempre hablaba con ellos para que no tomaran ese camino, pero ven lo fácil, creen que son felices con eso”, comenta a EL PAÍS el seleccionado nacional de México.

Gallardo sale de Ciudad de México y regresa a casa cada que puede. Y la gente le recibe como el héroe del pueblo. “Que me reciban así en Cárdenas me llena de felicidad. Trato de asimilarlo de la mejor manera, de disfrutarlo porque no creo que me dure toda la vida. Trato de ir a esos eventos que me invitan porque siempre he dicho que me gustaría que hubiera más jugadores tabasqueños acá en Primera División. Voy y hablo con los gobernantes para que se apoye al deporte, no solo al fútbol sino al voleibol o lo que sea para que los chicos vean otro camino que no sea la delincuencia”, considera el chico formado en los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Gallardo es el cuarto hermano de la familia. Empezó a jugar en el equipo Jaguares Tabasco. En una ocasión, uno de los caza talentos de los Pumas, el equipo representativo de la máxima universidad de México, acudió a uno de sus juegos. El futbolista marcó un triplete. Patricio Baeza se le acercó para llevarlo a probarse a Ciudad de México en 2012. Un par de años irrumpió en Primera División.

La de Jesús Gallardo es la típica historia del futbolista en México que debuta joven, 20 años, y cae en un bucle de inactividad. Fue hasta que Francisco Palencia, un histórico delantero del Tri y exjugador del Espanyol, lo rescató de la nevera de las fuerzas básicas en Pumas. Le colocó como su extremo izquierdo y de ahí sedujo al entrenador de México, Juan Carlos Osorio. El colombiano vio algo distinto en ese chico con cabello de escobeta: su zurda. “Sí me ha ayudado mucho ser zurdo, casi no los hay en el fútbol mexicano”, admite.

Gallardo, durante la entrevista realizada cuando aún era jugador de Pumas.
Gallardo, durante la entrevista realizada cuando aún era jugador de Pumas.A.P. (EL PAÍS)

Su primer llamado al combinado nacional fue en octubre de 2016 contra Nueva Zelanda. Durante la concentración, Jesús Gallardo fue hermético. No conocía a todos salvo por lo que veía desde el televisor. “Me ponía muy nervioso, no sabía qué hacer, perdía muchos balones afuera casi no platicaba. Osorio me dijo que si él me había llamado era por algo, porque él me había visto mucha calidad y que podía darle muchísimo a la selección. Eso se me quedó muy grabado”, recuerda el tabasqueño.

El seleccionador del Tri consideró a Gallardo durante la última etapa de las eliminatorias para la Copa del Mundo. De última hora fue eliminado de la lista de futbolistas para disputar la Copa Confederaciones y le incluyeron en una alternativa para jugar la Copa Oro. El pateador izquierdo de Pumas recuperó su lugar al ser considerado en los últimos amistosos. El propio Osorio le consideró como uno de los mejores talentos de la Liga mexicana y con miras a Europa.

Osorio, en su rol como instructor, pide a cada uno de sus futbolistas que sean versátiles, el no tener miedo a cambiar de posición. “Me pide que decida bien la última jugada porque a veces tiro y tengo que dar el pase, entonces doy el pase ¡y me tocaba tirar! Me dice que soy un poco distraído porque me voy en mis laberintos”, admite y lanza “estamos a muerte con Osorio, con la selección y el país”.

Cuando Gallardo iba a la primaria, su compañero de vestidor, Rafa Márquez, jugaba su primer Mundial. “Él es muy callado, pero en el campo se transforma. Habla muchísimo, me aconsejaba”, dice mientras se acomoda en una silla.

Gallardo, durante un amistoso contra Islandia.
Gallardo, durante un amistoso contra Islandia.L. Cunningham (Getty)

Los cambios de posición en el campo de Osorio han sido severamente juzgados. “Cuando debuté con Memo [Vázquez] me tocó jugar a veces de lateral por izquierda. Me acostumbré a marcar. Aquí [en Pumas] me ponen de extremo, de interior y me gusta muchísimo estar ahí, pero en la selección me ponen de lateral y también lo disfruto”, suelta y continúa “sea donde sea la posición en la que me toque jugar voy a dar el 100 %. Si es en la selección… En cualquier lugar que me pongan voy a estar orgulloso”. Hace unas semanas fue fichado por Rayados de Monterrey, un equipo del norte de México. Su club de origen tuvo que venderlo en el mercado local por la apretada situación financiera y desdeñó sus posibilidades de marcharse a Europa.

Las posibilidades que brinda el pie izquierdo de Gallardo son un comodín para los múltiples esquemas de Osorio. “Los zurdos somos menos, pero siempre se ven más, marcan la diferencia”, comenta antes de subirse al taxi. El ídolo de Cárdenas aún no se acostumbra a tener un cuarto para él solo.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016 escribiendo historias deportivas. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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