Cerco a la compra de votos para Río 2016
La detención del presidente del Comité Olímpico Brasileño destapa una trama empresarial y política para la concesión de los Juegos
La justicia brasileña parece cada vez más cerca de probar que la elección de Río de Janeiro como ciudad olímpica de 2016 fue en realidad una farsa. El último paso es la detención, ayer, del presidente del Comité Olímpico Brasileño (COB) desde 1995, Carlos Arthur Nuzman. La policía asegura que Nuzman era “la figura central” de una trama que conectaba los intereses empresariales, económicos y políticos de la ciudad de Río con los de cualquier miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) dispuesto a vender su voto a la sede de 2016.
El empresario, que con frecuencia se proclamaba “el padre de los Juegos de 2016”, está acusado de corrupción, lavado de dinero y conspiración criminal junto con su brazo derecho, el exdirector de operaciones del comité de Río 2016 Leonardo Gryner.
La operación se inició a finales del año pasado, cuando la Fiscalía General francesa estaba investigando la existencia de dopaje en las pruebas de atletismo y detectó indicios de corrupción en la candidatura de Río de Janeiro. La policía brasileña asumió el caso y no tardó en encontrar indicios de que Nuzman había ayudado a comprar el voto del expresidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés), el senegalés Lamine Diack, a cambio de, al menos, dos millones de dólares. La justicia sospecha que Diack había conseguido el voto de otros dirigentes deportivos de su país.
Las acusaciones se sustentan sobre todo en una serie de correos electrónicos interceptados por la justicia y divulgados ayer. Uno de ellos contiene una conversación entre Nuzman y el hijo del senegalés, Papa Massata Diack. Este último afirmaba en esos correos electrónicos que el pago del soborno se retrasaba y que eso había provocado una inquietud entre sus “amigos”. “[El atraso en el pago] generó todo tipo de incomodidades entre las personas que confiaron en nuestro compromiso en Copenhague”, escribe. Hacía referencia a la ciudad que había albergado, a principios de octubre de 2009, el XIII Congreso Olímpico donde Río de Janeiro había sido nombrada sede para 2016, derrotando a otras ciudades como Madrid, Tokio y Chicago.
Obras públicas
El responsable de hacer aquel pago antes de la cita en Copenhague era, según las investigaciones, un empresario llamado Arthur César Soares de Menezes, más conocido en Río como El rey Arthur por recibir siempre los contratos más rentables con el Gobierno del Estado. Gryner, brazo derecho de Nuzman, ha admitido que se reunió con él para hablar de futuros patrocinios a eventos de la IAAF, que presidía el senegalés. Este Rey Arthur se encuentra en paradero desconocido, en busca y captura desde hace dos meses.
Los Juegos Olímpicos fueron un negocio inmenso para Río, y la policía tiene indicios de que hubo más empresarios implicados en el fraude, a cambio de beneficiarse después de la adjudicación de obras públicas. Nuzman, en cambio, ya se había enriquecido antes de la celebración: los agentes destacan que su patrimonio creció un 416% entre 2006 y 2016. Especialmente lucrativa fue la víspera de los Juegos: en 2014 declaró tener 8,4 millones de reales (2,2 millones de dólares al cambio actual; 2,7 en aquel momento), el doble que el año anterior. Y eso no era lo único extraño de su declaración: no incluía su salario como presidente del COB, no explicaba el origen de sus ingresos y ubicaba gran parte de su patrimonio en una empresa con sede en un paraíso fiscal en las Islas Vírgenes. Sus abogados insisten en que estos bienes son compatibles con su actividad como presidente del COB.
Río ya había aspirado a ser la capital olímpica de 2004, derrotada por Atenas, y de 2012 (Londres). La próxima sede, Tokio 2020, también es investigada por una posible compra de votos.
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