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Bale, un ‘sprint’ hacia la confianza

El galés del Madrid, que está en un 60% y alcanzó los 35,6 km por hora de velocidad punta en el gol de Anoeta, coge carrerilla para recuperar su mejor versión

Eleonora Giovio
Gareth Bale en la acción del gol del 1-3 a la Real Sociedad.
Gareth Bale en la acción del gol del 1-3 a la Real Sociedad. Alvaro Barrientos (AP)

Cuando Gareth Bale marcó el 1-3 el domingo en Anoeta saltaron todos los del banquillo. Fue una celebración sentida por compañeros y cuerpo técnico. No tanto o no sólo por el resultado en sí –era el minuto 60 y el Madrid tenía controlado el partido- sino por lo que significaba ese gol con una definición perfecta después de 70 metros de carrera con una velocidad punta de 35,6. El galés sacó la lengua en la celebración mientras recibía el abrazo de sus compañeros, un gesto muy expresivo para lo que acostumbra y para los momentos grises que ha vivido en este arranque de temporada. Siempre se le ha visto más bien aislado del resto y fuera del juego del equipo.

De golpe el domingo pareció haber recuperado sensaciones. Si antes del gol el runrún era sobre lo que estaba esperando Zidane para quitarlo del terreno de juego, después se le vio liberado de sus miedos. Hizo otros sprint como ese y cuando se le necesitó en defensa para despejar balones, allí estaba. Desde Valdebebas aseguran que Bale está en un 60% y que el gol que marcó el domingo le ayudará porque todo influye y porque en el fútbol no cuenta sólo el físico sino también el espíritu.

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Si jugaba con miedo a volver a lesionarse, ese sprint le ha dado la confianza y seguridad que no tenía. Si Isco le metió ese pase es porque estaba convencido de que Bale llegaría a la pelota. “Lo sabe porque lo comprueba a diario en los entrenamientos. En malas condiciones Bale sigue siendo el más rápido de la plantilla”, añaden desde la ciudad deportiva.

Bale volvió a entrenar con normalidad en la pretemporada. Regresó a mediados de febrero después de una operación en los tendones del tobillo que, según algunos –Zidane no lo quiso confirmar- le obligaron a cambiar de pisada. Reconoció que tuvo demasiadas prisas por volver, que tendría que haber descansado más y que tenía que tomar medicamentos para aguantar partidos y entrenamientos. Sufrió una rotura muscular a finales de abril y no volvió a tener minutos (13) en Cardiff, su ciudad, en la final de la Champions. El primer partido entero lo jugó ya durante la gira por Estados Unidos.

Zidane dijo el sábado que como Bale estuvo fuera cuatro meses necesitaría otros tantos para volver a alcanzar el nivel anterior a la lesión. Dijo también que ojalá marcara dos goles en Anoeta –estadio en el que ha anotado seis en las cinco visitas que ha hecho- para cambiar la dinámica. Por eso el técnico francés celebró sobre todo la forma en la que marcó el 1-3. Con un sprint en una carrera de 70 metros rematada con una definición perfecta. “Me alegro por su gol porque lo necesitaba y más de esta manera…”, aseguró.

Se refería a la arrancada made in Bale, al momento del partido (minuto 60 y menos energías en el depósito) y al terreno de juego, más pesado por la lluvia. En su gol en la final de Copa de Mestalla (2014) en el que se merendó a Bartra, recorrió 60 metros en 7,2 segundos. “Para mí esta no es su mejor versión, poco a poco vamos a encontrar a Gareth. Puede hacerlo mucho mejor, hay que tener paciencia”, comentó Zidane en la sala de prensa de Anoeta. Él sabe que puede hacerlo mejor porque maneja los datos –incluidos los de la velocidad- que el GPS recoge en cada entrenamiento. Todos los jugadores llevan uno.

Bale necesita continuidad para encontrar su mejor versión. Por eso Zidane insiste en él contra viento y marea. Hizo lo mismo, por ejemplo, con Benzema a la vuelta de las vacaciones de Navidad. 37 días estuvo el francés sin anotar un gol. Morata, mientras, reclamaba su sitio. La paciencia de Zidane tuvo recompensa en los octavos de Champions contra el Nápoles, esa noche Benzema marcó el gol del 1-1 después de que los italianos se adelantaran con Insigne (terminó 3-1). El empecinamiento y las apuestas del técnico francés funcionan. También funcionó la de Borja Mayoral. Podía Zidane haber prescindido de él en Anoeta. Pero decidió que había que meterlo en la rueda, como hizo con tantos otros el año pasado, porque sólo así, entiende, pueden responder.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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