Gareth Bale, 550 horas con ‘uncle’ Jaime
Durante semanas el extremo galés se sometió a sesiones extra en su casa con el fisio Jaime Benito, al que la familia terminó por considerar como un tío postizo
“Gareth, sal y disfruta”, le susurró al oído Zidane a Bale mientras el cuarto árbitro levantaba el cartelón del cambio en el partido contra el Espanyol. El galés volvió a jugar el sábado 80 días después de pasar por el quirófano. Se operó de los tendones del tobillo derecho tras sufrir una dura entrada en el partido contra el Sporting de Portugal. Bale salió y disfrutó. Hasta se concedió un gol. Y dejó atrás las semanas de rehabilitación, las horas de trabajo en solitario en el gimnasio y en la piscina, los partidos vistos en la tele y esa bota gigante protectora que le calzaron después de la operación y con la que voló a Gales en Navidades.
Aunque el sábado, después del partido contra el Espanyol, reconociera que habían sido meses duros y complicados los que se pasó fuera de los terrenos de juego, dicen en Valdebebas que nunca vieron a Bale abatido ni triste. Conservó el sentido del humor. Como el que sacaba cuando le preguntaban cuándo intuía que podía volver, si en febrero o en marzo. “¡Aquí lo pone, en abril!”, contestaba irónico, según un testigo, enseñando un recorte de prensa que había doblado y guardado a principios de diciembre. En él se decía que la operación se había complicado y que el galés no regresaría hasta abril.
Bale volvió a entrenarse con el grupo el pasado domingo. No entró en la convocatoria para el partido contra el Nápoles y jugó 20 minutos contra el Espanyol. La idea es que vaya paso a paso en función de cómo se encuentre en el día a día.
Él mismo lo explicó cuando le preguntaron por el partido del miércoles en Mestalla, el que el Madrid tiene que recuperar por el Mundialito. “¿Valencia? No estoy seguro, tengo que ver cómo me encuentro mañana. Después de estar fuera unos meses voy a tardar unos partidos y unas semanas en alcanzar un buen estado de forma y en recuperar velocidad. Solo llevo cinco entrenamientos, tengo que recuperar el tono físico y volver a la velocidad del juego. Es un proceso complicado, necesito trabajar para regresar al punto en el que estaba antes”, respondió.
"Jaime, ¿dónde estamos con Gareth?"
La lesión de galés llegó, precisamente, cuando mejor estaba. Pensaba recuperarse a tiempo para jugar el clásico, pero tuvo que pasar por el quirófano. Mientras sus compañeros disputaban el Mundial de Clubes —Zidane se llevó a toda la plantilla—, él se quedó trabajando en Valdebebas con Jaime Benito, el fisio que se convirtió en su pareja de hecho. Tanto que en la familia (la mujer y las dos hijas) terminaron por considerarlo como un uncle in law (tío postizo). Las sesiones de recuperación empezaban en Valdebebas, donde Bale aparcaba la bota protectora y las muletas, y terminaban en su casa por las tardes.
Cada mañana médicos y fisio se reúnen con un miembro del cuerpo técnico para decidir el plan de trabajo diario para cada jugador. Durante 80 días se escuchó: “Jaime, ¿dónde estamos con Gareth?”. Hasta que no cicatrizó la herida, se diseñó un plan alternativo para que el extremo galés mantuviera la masa muscular.
Después, las sesiones se centraron en la movilidad del tobillo y más tarde en recuperar la elasticidad y la fuerza. El golpeo era lo que más preocupaba en la vuelta a los entrenamientos ya que el tobillo es la articulación que más sufre en ese gesto. Bale respondió bien y Zidane pretende ahora que vuelva a recuperar ritmo y velocidad.
El galés nunca había estado parado tanto tiempo desde que fichó por el Madrid en 2013. Siempre le habían frenado las lesiones musculares y las recaídas. En su primera temporada se perdió 13 partidos, pero nunca más de dos seguidos. En la 2014-15 se perdió once y no sumó más de cinco en la enfermería. El año pasado se perdió 21. Una rotura en el sóleo le mantuvo casi dos meses de baja (entre enero y marzo).
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