Perdidos, meadas y pitos
Nueva entrega del particular diario deportivo de Juanma Iturriaga
22/9. Lunes.
Me entero en el blog Quinta Temporada gracias a la siempre recomendable seriéfila Natalia Marcos que justo hace diez años se emitió el primer capítulo de Perdidos. Ver los 10 mejores momentos elegidos por Natalia me produce un ataque de nostalgia. Sí, yo fui uno de los muchos que se enganchó de tal forma que las semanas entre un capítulo y otro se me hacían eternas, y no digamos los meses entre temporada y temporada. No digo que Lost inventase un nuevo lenguaje narrativo, pero sí que lo desarrolló de una forma no vista hasta ese momento, con la utilización de esos constantes flashbacks donde mezclaban la trama en la isla con las historias de sus personajes. Desde esa primera imagen del ojo de Jack abriéndose, esta ya mítica serie me entretuvo, sedujo, sorprendió e hizo volar mi imaginación intentando explicar lo que estaba pasando y averiguar lo que podría venir después. Con cada interrogante que se desvelaba, se abrían otros más. Pocas series me han dejado tantas veces con la boca abierta con esos maravillosos cierres de capítulo o de temporada. Terminó enredándose tanto que convirtió en imposible un cierre medianamente digno. Pero después de tanto disfrute, el final era lo de menos.
Una de las señas de identidad de Perdidos era que en aquella extraña y misteriosa isla aparecían personas, animales, humos u otras cosas que no deberían estar allí como un oso polar, una escotilla, un barco antiguo o la comunidad de Los Otros. Entiendo el desconcierto de sus protagonistas, muy parecido al que experimento al leer y escuchar las declaraciones de varios personajes del tenis español después de producirse el nombramiento de Gala León como nueva responsable del equipo de Copa Davis. Un razonable debate sobre la idoneidad o no de la elegida basado en cuestión de capacitación o experiencia se convierte en otra cosa bien diferente en el momento en el que algunos de los opinadores introducen en sexo de la elegida como cuestión a valorar y tener en cuenta. Que si el vestuario, que si no me gusta mear delante de una chica (Toni Nadal dixit) o que si un equipo de hombres ha de ser dirigido por un hombre son alguna de las lindezas que han salido por esas boquitas que mejor hubiesen estado calladas. Por el mismo razonamiento, estos machotes no deberían estar de acuerdo en que un hombre lleve un equipo femenino, que una árbitro pite en la ACB o que los periodistas deportivos en EE UU, sea cual sea su sexo, puedan entrar en un vestuario después de un partido para hacer su trabajo. Ya saben los de Soberano, el brandy que era cosa de hombres. Para su próxima campaña, ahí tienen unos cuantos posibles protagonistas.
Aun sabiendo que en este país el mundo del deporte sigue siendo un reducto donde subyacen con cierta frecuencia comportamientos machistas, que gente viajada salga con estas cosas a estas alturas de partido, me deja sorprendido. Tanto como a los de Perdidos encontrarse un oso polar en una isla tropical.
23/9. Martes.
Parece ser que los martes, entre cinco y seis de la tarde, es tiempo de dimisiones, lo que dificulta mi trabajo en la radio, por lo que rogaría a los que tengan pensado en hacerlo en los próximos tiempos, que elijan otro día y otra hora. Hace una semana era Orenga, hoy ha sido Gallardón. Si en el primer caso, no por esperado, me produjo tristeza por mi aprecio personal hacia Juanan, lo de Gallardón ha sido más bien lo contrario. Aunque realmente la gran noticia se había producido horas antes, cuando nuestro insigne presidente del Gobierno hizo oficial la retirada de una reforma absurda, antediluviana, innecesaria, injusta y reaccionaria. Todo un triunfo para los que han peleado contra ella, todo un fracaso no ya para Gallardón, sino para todo el Gobierno, que aunque ahora miren para otro lado y nos quieran vender que esto era cosa del exalcalde de Madrid, las leyes vienen de donde vienen y son promovidas por quienes las intentan poner en marcha. Pero como ocurre en el deporte, los únicos paganos suelen ser los entrenadores.
El desaguisado montado por la reforma tiene como responsable máximo a Rajoy, que la incluyó en su programa electoral (manda huevos, que diría Trillo, que lo único en lo que han sido fieles a su programa haya sido con este tema) y que fue el que eligió a Gallardón para llevarla a cabo. Pero como cualquier presidente deportivo y ante el descontento de la afición, pues se carga la ley, se lleva por delante a Gallardón, y a otra cosa mariposa. Es lo que se conoce como hacer un Pilatos.
Este asunto eclipsó a todos los demás, incluido el caso Gala León, que sigue coleando. Ante la polvareda levantada, algunos intentan matizar o corregir sus palabras, pero ya no tiene remedio. Una vez introducido el debate sexista, lo demás, sea importante o secundario, pierde peso. La Federación confirma que será la capitana y ella se lo toma con humor al decir que antes de entrar en el vestuario, llamará a la puerta. Hace bien, no vaya a ser que alguien esté meando en el lavabo, que como sabemos todos los que hemos formado parte de un equipo deportivo masculino, son cosas que se hacen en un vestuario de machos delante de todo el mundo.
24/9. Miércoles.
El 22 de Diciembre de 2012, Mourinho sentó en el banquillo a Casillas en un partido ante el Málaga sacando a Adán, decisión que Mr. Cicuta justificó por cuestiones puramente deportivas, pues para él, estaba mejor que Iker. Más de 21 meses después, esta desagradable historia sigue dando que hablar. La decisión de Ancelotti de colocar ayer a Keylor Navas en la portería es un nuevo capítulo de un culebrón que mucho me temo tendrá su acto final con la salida por la puerta falsa de Casillas al acabar esta temporada.
Dice Ancelotti que los pitos del Bernabéu no han influido en su decisión. El sabrá. Hablando de pitos, el sábado, Diego Pablo partido a partido Simeone, hasta ahora intocable, también los escuchó al hacer un cambio que no gustó a la parroquia. Tanto Casillas como Simeone han declarado su respeto por la reacción de sus aficiones. Los pitos son aceptables, dijo el entrenador del Atlético de Madrid. El público es soberano, afirmó el portero del Real Madrid. Nunca he estado de acuerdo con esta última afirmación, lo mismo que tampoco me creo que el cliente siempre tenga razón, otro lugar común. El público, un concepto, por cierto, muy amplio y en el que entran muchos tipos de público, puede tener comportamientos variados y hacerle depositario de la infalibilidad me parece excesivo. Puede ser un resorte emocional, levantar a su equipo, comportarse de forma comprensiva o puramente emocional, expresar su parecer o desagrado con respeto. Pero de igual forma también en alguna ocasión puede llegar a ser cruel, desmemoriado y ofensivo, resultar manipulable o alcanzar el punto de tirar piedras contra su propio tejado. Pensar que haga lo que haga, está bien hecho, bajo mi humilde opinión, es mucho pensar. El pago de una entrada o una afiliación sentimental no es una carta blanca que valide o justifique cualquier comportamiento.
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