Roberto Santiago: por qué el autor de ‘Los futbolísimos’ aborda en su nuevo ‘thriller’ el drama del acoso escolar
‘El círculo’ surge de una traumática experiencia del escritor, que afronta en esta novela para jóvenes uno de los grandes problemas de la sociedad actual


Todo empezó con una imagen en un colegio del centro de Madrid. Hace años, un adolescente asustado observa cómo otros chavales acosan a un compañero a quien habitualmente hacían la vida imposible, le pegan, le insultan, le roban la merienda. Pero esta vez han ido más lejos: lo tienen colgado de la ventana del tercer piso, boca abajo, sujeto por los pies. El testigo no hace nada. Roberto Santiago (Madrid, 57 años) recupera ahora ese incidente personal como mecha para encender el relato electrizante de El círculo (Planeta), thriller juvenil sobre el acoso escolar. “No me olvidaré nunca de eso, de la sensación de miedo, de terror que teníamos los que no nos atrevíamos a intentar impedirlo. Una sensación de cobardía de la que nunca me he desprendido del todo”, confiesa en un encuentro con este diario en un Madrid aplastado por el calor de mediados de septiembre.
Santiago ha pasado tres años investigando —en varios grupos de trabajo con jóvenes y ayudado por policías especializados en bullying— para acercarse a esta terrible realidad con respeto y rigor, pero sin olvidarse de las herramientas de la ficción. “Me han contado casos tremendos. Acumulé mucha información antes de ponerme a teclear”, cuenta. Este proceso —que ya acometió en novelas para adultos como Ana Tramel (2017, sobre la adicción al juego y las mafias que de ello se aprovechan)— le da seguridad, pero siempre quedan resquicios. “Vivo en la duda permanente”, reconoce antes de relatar el debate surgido con la editorial por determinados pasajes sobre el acoso escolar de especial crudeza.

El círculo está narrado en primera persona a través de la voz de Víctor Vargas Uve, un chico que llega nuevo a un colegio en Principal, localidad ficticia que tiene mucho de los lugares en los que ha vivido Santiago. El chaval ha de lidiar con un contexto en el que acosadores y profesores que miran para otro lado y padres que defienden a los matones forman una atmósfera irrespirable. Pero allí, al tiempo, madura, conoce el amor, se arriesga, falla y se equivoca. Uve se dirige en ocasiones al lector con una voz convincente, no exenta de riesgos. “Elegí el punto de vista del testigo, no el de la víctima ni el del acosador. Fue algo instintivo. Siempre se tiene miedo a que la voz suene auténtica, pero creo que si tengo una virtud como escritor es la del oído. Una novela tiene que sonar y siempre busco que así sea”, explica.
Santiago es un escritor de brújula, es decir, de los que no tienen un plan predefinido, de quienes descubren la trama a medida que la escriben, algo difícil de conciliar con la justa dosificación de información de El círculo o con la cruda y exhaustiva aproximación a la realidad de las farmacéuticas en las casi 700 páginas de La rebelión de los buenos. “Escribo los libros para saber lo que va a pasar”, se reafirma ante las dudas del periodista. Y cuenta que desde el momento en que acometió las primeras líneas de esta novela, después de los largos meses de documentación, el “tecleo compulsivo” le llevó hasta el final. “Si no trabajara así me aburriría”, remata con un brillo de genuina emoción en los ojos.
Buen lector de novela negra, Santiago sabe dar los giros en los momentos adecuados en una historia escrita para jóvenes, pero que también pueden leer sus padres. Uve guarda varios secretos que el lector irá conociendo. Uno, tiene que ver con su tía Elena, la mujer con la que vive después de quedarse huérfano y que completa con su trabajo (policía) y su drama personal (perdió a una hija hundida por el acoso escolar) la visión crítica del autor. “Creo en la denuncia y en la labor social de la novela negra”, admite.
Los acosadores son culpables pero mucho más lo es el sistema que hemos creado entre todos
El creador de Los futbolísimos asegura que tenía muchas ganas de adentrarse, aunque fuera en una parte secundaria de la trama, en el tema de la salud mental. “Todavía hay muchos prejuicios y cuando he hablado con adolescentes todavía lo he visto muy presente. Se oyen barbaridades. Yo soy firme defensor de que todo el mundo debería ir a terapia. Y, en este caso concreto, da igual que seas víctima, acosador o testigo: tienes un problema grave y debes tratarlo con profesionales”. Huye, sin embargo, de dogmatismos: “Creo que las novelas tienen que lanzar preguntas, no enseñanzas morales. Pero si tuviera que definirla en una frase diría: ‘Los acosadores son culpables, pero mucho más lo es el sistema que hemos creado entre todos”.
Más de noventa libros y millones de copias vendidas después, autor de series de un éxito abrumador como la ya mencionada de Los futbolísimos, guionista, director, novelista… puede parecer que a Roberto Santiago no le queda mucho por hacer. Él lo ve al revés: “Tengo la sensación de que estoy empezando”, dice con una sonrisa acompañada de esa mirada que guarda la fuerza de la esperanza adolescente. Y al final confiesa, casi con vergüenza, que le gustaría escribir poesía.
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