Muere a los 77 años el periodista y escritor Alfonso Ussía
Tuvo una dilatada carrera en multitud de medios, ideó series de televisión y ganó legiones de seguidores con su escritura satírica, que también plasmó en libros


Alfonso Ussía, escritor y periodista, ha fallecido a los 77 años en Ruiloba, Cantabria. Le tocó una España a regañadientes, pero hizo, sobre esta tierra de humor ácido, el mejor humor de su tiempo. Heredero (directo) de Pedro Muñoz Seca, hijo del conde de los Gaitantes, Alfonso Ussía deja en herencia él mismo a un humorista como él, y un escritor formidable, que también se llama Alfonso, Alfonso Ussía, su hijo.
En otra vida el padre que ahora ha muerto hubiera sido un humorista inglés, como lo es su hijo, pero le tocó la España de las herencias difíciles, aquellas que mezclaban lo que había sido el Mihura de El Sol con lo que fueron en la historia el grupo de La Codorniz y su creador, Álvaro de Laiglesia. En este tiempo la política, y sus antecedentes, hicieron de Ussía un humorista que, además, era crítico de lo que ocurría, y no tan solo un humorista puro, como aquellos a los que, en definitiva, llegó a parecerse: los que, como Mihura, hacían risas que parecían inglesas. Era, por así decirlo, el Mingote del humor dicho, una especie de dibujo hablado (o escrito) del Roto o de Peridis.
Ussía era, además, un cultivador exquisito (a veces no tan comprendido) de la ironía, lo cual ha sido (y es) un problema grande en el país del mal humor y del peor encaje. Ni Tip ni Coll ni muchos de los que entonces acudían con él a la radio (sobre todo) se esperaban que sus risas semanales crearan la mala uva en los que los escuchaban para exagerarlos, pues muchas veces eran más benévolos sus humores que las sátiras que los seguían. Saltó por eso de unos medios a otros como si él se lo estuviera buscando, cuando en realidad jamás dejó de ser el satírico de sus primeras horas.
Esa España que lo escuchaban a él y a sus ilustres acompañantes (con Luis del Olmo, sobre todo) se reía también, cada uno a su manera, con el Ussía de los periódicos, que era más de Mihura que de La Codorniz, y más del escritor puro que fue Ussía cuando no necesitaba de la política (o de los políticos) para ser genial y ocurrente, un sátiro que también iba contra sí mismo.
Sus libros llevan su marchamo, desde sus titulares: Fustazos y Caricias, Sin acritud, Por fin entramos en Europa, Golfos, gafes y gorrones, Manual del ecologista coñazo… Sus premios son la esencia de su encuentro con el público, y su personaje más logrado, el marqués de Sotoancho, lo hicieron parte de la vida nacional de la sátira que él inventó, y de la realidad en la que se basaba.
Se reía del país, pero no siempre el país se rio con él. Personajes que tenían tendencia a la coña, como Tierno Galván o como Joaquín Leguina, los llevaron a los tribunales, y seguramente después fueron también sus amigos de la risa, pues Alfonso Ussía era uno escribiendo y otro era encontrándose con aquellos que lo tuvieran por enemigo hiriente.
Un hombre que pasó a la historia como bonancible, pero que también tenía rejos inesperados, José Luis Aranguren, lo llevo al patíbulo de las denuncias de entonces porque a él se le ocurrió llamarlo amarguren. Llamó idiota y tonto a un dirigente catalán de su disgusto, y este hombre decidió también llevarlo a los tribunales. Y no sería el único. Pero bastantes fueron los que se tomaron a mal su humor, que en definitiva no era otra cosa que animar con la vieja sátira un nuevo modo de hacer de la vida política una señal libérrima de la libertad. El antecedente era Mihura, pero éste ya no lo podía defender.
Era, pues, un sátiro de la política que, por otra parte, no hacía otra cosa que reírse de un país en lo que éste tenía de extravagante o de banal. Era el autor, por otra parte, de Coñones del Reino de España, Cuentos disparatados o Del Coscorrón a la seda, títulos que, por otra parte, ya señalaban el mundo de este ser que escribió esos libros y el de quienes los recibieron con enfado.
Fue pluma de varias cabeceras. Informaciones, Diario 16, Abc, La Razón… De este se fue porque no estaba de acuerdo con la pertenencia de la cabecera que también ostentaba el diario de Planeta. Y recaló finalmente en El Debate… El director de este diario digital explicó las razones de Alfonso Ussía para entrar en este otro barco de su vida de escritor y periodista: “El 29 de julio de 2021 invité a almorzar a Alfonso en el Real Club Marítimo de Santander. Le conté el proyecto de renacimiento de El Debate y se apuntó a nuestras filas con entusiasmo. Su abuelo, don Pedro Muñoz Seca, había sido una de las firmas estrella de este diario hasta su asesinato en Paracuellos. Alguno de sus antiguos jefes nos advirtió que nos iba a causar muchos disgustos”.
En ese periódico culminó su carrera el que se había ido de Abc después de que este diario se juntara con Vocento y, por tanto, pasara a ser parte del grupo vasco que controla El Correo.
Ussía estuvo, hasta el último suspiro, dictando a su hija el texto de cada día. Hasta el martes, cuando ya no pudo más. Le sucede su hijo, que es de su estirpe, así que queda Ussía para un buen rato.
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