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UNIVERSOS PARALELOS
Columna
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Rick James contra Prince

Aviso: no se crean que lo de magnificar desavenencias es un invento de los raperos

Prince, durante un concierto en Detroit, en 1986.
Prince, durante un concierto en Detroit, en 1986.Icon and Image (Getty Images)
Diego A. Manrique

Hoy puede parecer absurdo, pero esto realmente ocurrió: en los primeros ochenta, Prince debió soportar un chorreo de invectivas por parte de un colega. Para atacar al recién llegado, Rick James usaba su preeminencia. Y su veteranía: diez años mayor que Prince, tenía detrás una vida turbulenta. En 1964, para evitar el servicio militar, Rick se escapó a Canadá, donde formó parte de los Mynah Birds, banda fugaz fichada por Motown Records, en la que coincidió con Neil Young y Bruce Palmer, futuros miembros fundadores de Buffalo Springfield.

James era un bala perdida, con una rara habilidad para zafarse de sus frecuentes problemas legales con condenas menores. También le caracterizaba su tenacidad: en 1976, terminó en Gordy, subsello de Motown. En aquella factoría de música negra, Rick se distinguió por aportar elementos de la cultura rock, desde las largas melenas al gusto por los sintetizadores. Definió su sonido como punk funk; en verdad, tenía mucho de lo segundo y nada de lo primero. Traducción: buscaba fascinar tanto al público negro como al blanco. ¿Y qué entretenimiento compartían ambas poblaciones? Exacto: las discotecas.

Le funcionaron llenapistas lúbricos como Super Freak, You and I, Mary Jane o Ghetto Life, aparte de las necesarias baladas-de-seducción. En Motown vieron que Rick —con la ayuda de un manitas de los teclados, Levi Ruffin— tenía el pulso del momento. Así que les encargaron producciones para históricos como los Temptations o Smokey Robinson. Pero su mayor acierto fue el lanzamiento de Teena Marie, una anomalía, ya que se trataba de una californiana blanca (que sonaba muy, muy negra).

Rick James, durante un concierto en Merrillville, Indiana, en 1983.
Rick James, durante un concierto en Merrillville, Indiana, en 1983. Raymond Boyd (Getty Images)

Ah, el choque. En 1980, Rick se llevó a Prince como telonero. No fue una buena idea: cada noche, el de Minneapolis le quitaba plano con su elocuencia sonora y su carisma personal. Rick se dedicó entonces a especular sobre la sexualidad de Prince; le acusó de robarle sus planteamientos, tanto del directo como del estudio. Un tanto absurdo: su joven competidor tenía una paleta creativa mucho más amplia, por no hablar de su inagotable productividad. Rick hasta reclamaba la paternidad del concepto de grupo femenino con ropa sexy y repertorio erótico, otra vuelta de tuerca sobre la fórmula de The Supremes. La cronología no le respalda: las chicas de Prince, llamadas Vanity 6, debutaron en 1982, mientras las protegidas de James, las Mary Jane Girls, lo hicieron al año siguiente. Elegante, Prince no respondió a las arremetidas.

La baraka de Rick James caducó en los años noventa. Adicto al crack, en compañía de su novia, secuestró y abusó de varias mujeres. Esta vez sí terminó en presidio, aunque no por mucho tiempo. Como los caminos del pop son misteriosos, todavía tuvo una oportunidad. Su Super Freak fue reciclado como base de U Can’t Touch This, el mayor éxito de MC Hammer (muchos años después, volvería a ser número uno como Super Freaky Girl, rapeada por Nicki Minaj). Incluso sus extravagancias fueron blanqueadas en el Chappelle’s Show, donde el humorista Charlie Murphy ―hermano de Eddie― escenificaba disparates protagonizados por James.

Convertido en poco más que un payaso, en 2004 Rick James murió en total soledad. Lo mismo le ocurrió a Prince en 2016. Son detalles que los lectores conocen, pero que no sobra recordar.

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