Los videojuegos asaltan el Congreso de los Diputados
Grupos parlamentarios, expertos y empresas del sector participan en una jornada sobre cómo puede España sacar mejor partido de la industria del ocio digital
Este lunes en el Congreso de los Diputados casi se pudo escuchar cómo brincaba Mario Bros. La sala Clara Campoamor del Congreso acogió una jornada sobre el mundo de los videojuegos, las oportunidades y los retos que el sector enfrenta en España. Organizada por la Asociación Española del Videojuego (Aevi), con la participación de actores del sector, expertos en educación y un amplio abanico de parlamentarios. Se trata de la primera iniciativa de este tipo que tiene lugar en España y de un espaldarazo político a una industria que en 2023 facturó en España más de 2.300 millones de euros y que ya cuenta con 20 millones de jugadores.
El acto, presentado por la popular creadora de contenido Cristina López Pérez, Cristinini, consistió en tres diferentes charlas (sobre impacto económico, contribución de los videojuegos a la sociedad y el papel de las administraciones públicas), pero sobre todas ellas flotó la misma pregunta: ¿cómo maximizar el impacto positivo que pueden tener los videojuegos? La primera de las mesas redondas (en la que participaron representantes de grandes empresas, como Sony o EA) abundó en el impacto económico de la industria cultural más potente, que a nivel global registró más de 190.000 millones de euros en ingresos durante 2023. Alberto González Lorca, presidente de Aevi, señaló las ventajas que un país como España puede tener para competir en el mercado global (“Seguridad jurídica, calidad de vida, mucha oferta educativa y mucha creatividad”), pero demandó “incentivos fiscales al nivel de otros países europeos de nuestro entorno”. Algo que las diversas asociaciones y empresas del sector llevan reclamando muchos años.
La segunda charla trató sobre el impacto social de los juegos, desde los estudios que certifican “rehabilitación cognitiva, apoyo emocional y detectores médicos” que muchos juegos pueden brindar, en palabras de la psicóloga e investigadora Elena Morán; a la enorme ayuda “que pueden aportar a la inclusividad”, como dijo Lourdes González Perea, de la ONCE; pasando por su uso como herramientas en las aulas, que defendió Miguel Ángel Salcedo, experto en educación y tecnología. Todos ellos desglosaron las capacidades transformadoras de los videojuegos, pero abogaron por la responsabilidad en su uso. “Si hablamos de niños jugadores, los padres deben tener herramientas de control, y debemos enseñarles a usarlas”, señaló la profesora y divulgadora Laura Cuesta.
En la tercera mesa, más política, hubo representantes políticos (Carmen Páez, subsecretaria de Cultura; Mario Cortés, del PP; Marc Lamuà, del PSC), y se contrastaron diferentes fórmulas para exprimir los posibles beneficios económicos y sociales que los juegos pueden aportar a España. José María Moreno, secretario general de Aevi, mostró la inquietud del sector por la sobrerregulación española: “Estamos preocupados por el anteproyecto de ley de protección al menor”, explicó, que según él “puede alejarnos de la competitividad con otros países de nuestro entorno.
El secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí Grau, que cerró el acto, destacó el “valor cultural indiscutible” de los videojuegos. “Las personas somos un legado: las películas que hemos visto, los libros que hemos leído… y aquello a lo que hemos jugado”, señaló, antes de remarcar que la responsabilidad “de una industria que puede intervenir en la vida de 20 millones de personas en España” es enorme. Martí Grau abundó en la enorme dimensión económica de un sector al que el Gobierno “debe darle apoyo” (señaló los 23 millones de euros que se dan cada año en ayudas directas), e incidió en el valor que los videojuegos pueden tener a la hora de educar. “También es un foco en el que poner una lupa extra”, dijo: “No puede ser que haya juegos infantiles que escondan sistemas de monetización poco éticos”. Y tomando el guante soltado por Mario Cortés sobre una propuesta económica, se abrió a las deducciones fiscales a la industria, en una línea similar a la que ya se da en la industria del cine. “Me parece una propuesta interesante que podemos estudiar. Para que se vea que dos supuestos enemigos irreconciliables [PP y PSOE] podemos llegar a acuerdos”. Es una buena metáfora: el videojuego como lugar de encuentro, que en el fondo es una de sus vocaciones. Ya solo falta que todos los partidos cojan el mando y echen una partida juntos.
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