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Retirado el último cómic de Spirou por dibujos considerados racistas y misóginos

Publicado hace más de un año, la editorial acaba de retirar de la venta el álbum tras una creciente presión en las redes sociales, donde se ha criticado que los personajes negros tengan rasgos simiescos y la “hipersexualización” de los femeninos

Una captura de las viñetas del cómic de Spirou retirado.
Una captura de las viñetas del cómic de Spirou retirado.
Silvia Ayuso

“¿Es un hombre negro, o es un chimpancé?”, se pregunta un tiktoker mostrando una de las viñetas del último álbum del icónico cómic belga Spirou, en el que el personaje negro tiene labios exageradamente grandes y rasgos simiescos. Aunque Spirou et la Gorgone bleu (Spirou y la gorgona azul) fue publicado hace algo más de un año y llevaba ya 30.000 ejemplares vendidos en el mercado francófono, las críticas por un diseño considerado racista y misógino no han surgido hasta hace diez días.

Pero la espiral de recriminaciones en redes sociales ha sido tal desde entonces, que la editorial responsable desde hace más de 80 años de las aventuras del botones belga y sus compañeros de fatigas, Fantasio y la ardilla Spip, ha decidido cortar por lo sano: ha retirado el álbum de los puntos de venta y pedido disculpas sin ambages.

“Desde hace unos días, se multiplican las declaraciones para manifestar cólera por la representación de personajes negros y de mujeres en La Gorgona azul, publicada en septiembre de 2023. Estamos profundamente apesadumbrados porque este álbum haya podido chocar y herir (…) asumimos la total responsabilidad de este error de apreciación y presentamos nuestras excusas más sinceras”, dijo la editorial Dupuis el jueves en un comunicado difundido también en las redes sociales, en el que anunció que había ordenado ya la retirada de las estanterías del controvertido cómic.

El efecto, no obstante, no fue necesariamente el deseado: tras el anuncio, la venta del último Spirou se disparaba en las tiendas virtuales antes de que plataformas como Amazon —donde ya era número uno de ventas— o Fnac detuvieran también su distribución. Por el contrario, todavía no se han cerrado las discusiones sobre si ha sido una decisión correcta o no, o sobre el papel de la corrección política en un género como el cómic, que se basa en buena parte en caricaturizar estereotipos (el debate sobre Tintin o Lucky Luke sigue también abierto).

Según los críticos, el error es tanto más profundo en cuanto, hasta justo antes de su retirada, la propia Dupuis celebraba la modernidad del último álbum de Spirou, que “no duda en abordar temas de total actualidad como el eco-terrorismo, la contaminación de los océanos, el greenwashing (ecopostureo) o la deontología mediática”, como recordaba la prensa.

Una modernidad que ha quedado visiblemente anulada por la caricaturización de los personajes. “Curiosamente, cuando salen personajes blancos, se ve directamente que son humanos, pero cuando se trata de personas negras, se diría que son monos. Y todas las mujeres están hipersexualizadas”, criticaba una de las internautas más citadas estos días, cuyo vídeo sumaba, al momento de la retirada del álbum, más de 770.000 visualizaciones. “Spirou publicado en 1923, esto, rectifico, ¡en 2023!”, ironizaba otra internauta en X.

En su comunicado, la editorial reconoce que el álbum de Spirou se inscribe en “un estilo de representación caricatural heredada de otra época”. El referente para caracterizar los personajes negros del cómic, ahora caído en desgracia, fue el álbum Spirou y los pigmeos, publicado en 1949, en plena era colonial belga. El mea culpa de Dupuis es total: “Más conscientes que nunca de nuestro deber moral como editores y de la importancia del cómic, y del libro en general, en el desarrollo de la sociedad, asumimos hoy toda la responsabilidad por este error de juicio”, agrega.

Portada del cómic retirado.
Portada del cómic retirado.

Más le ha costado al autor de los dibujos concernidos, Dany (Daniel Henrotin), comprender lo que estaba pasando.

“Pasmado”, se declaraba al diario Le Soir nada más surgir la polémica. “Jamás tuve la intención de reírme o denigrar a nadie, ni a mujeres, ni a personas de color (…) escucho decir que ya no se puede dibujar así hoy en día. Respondo que el humor y la caricatura forman parte del ADN de la escuela belga del cómic”, dijo el conocido dibujante, de 81 años, al diario. Sobre todo porque, recordaba también en declaraciones a La Libre, ya había hecho cambios a los diseños —a las mujeres negras del cómic, porque le habían dicho que los labios eran demasiado gruesos, explica— y que todo fue validado hace más de un año. “Puede que no haya corregido lo suficiente”, reflexionó.

“Diseñé este álbum en homenaje a André Franquin (el gran impulsor del personaje de Spirou y creador también de otro personaje icónico del cómic belga, Gaston Lagaffe), lo hice en la tradición de las series humorísticas de la época donde los negros eran, amablemente, caricaturizados de esa manera. Es una serie humorística. (…) Mi error ha sido trabajar el cómic a la antigua. Cuando se ve al vigía negro en Astérix o Lucky Luke, es lo mismo. Habría que retirar a muchos del catálogo”, indicó.

Pero aunque el equilibrio entre mantener la fidelidad a un estilo y estar a la altura de los tiempos es difícil, no es imposible. Estos días salía al respecto el ejemplo de Astérix, comparable con el de Spirou en el sentido de que se ha encargado a nuevos dibujantes retomar la serie respetando al máximo posible el estilo original. Para su álbum de 2019, La hija de Vercingétorix, el dibujante Didier Conrad decidió, a la hora de pintar de nuevo al pirata negro Baba que aparecía por primera vez en La gran travesía (1975), ponerle unos labios de un color menos chillón que el rojo brillante del cómic original, como una forma de matizar estos estereotipos de caricatura.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.
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