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Las cenizas de Hernán Cortés languidecen en una caja fuerte en Cáceres con su proyecto de exposición en el aire

El expresidente extremeño Guillermo Fernández Vara anunció hace un año que serían exhibidos en una iglesia del municipio de Medellín, pero el actual Gobierno del PP los mantiene guardados en un archivo

Un monolito recuerda el lugar donde se hallaba la casa natal de Hernán Cortés, en Medellín.
Un monolito recuerda el lugar donde se hallaba la casa natal de Hernán Cortés, en Medellín.ESTEBAN MARTINENA
Vicente G. Olaya

Si en la película En busca del arca perdida (1981) la mítica Arca de la Alianza termina en los almacenes de una base militar estadounidense, en el caso de las reliquias de Hernán Cortes que se guardan en España (cenizas, prendas, documentos y trozos de urnas), estas descansan en la caja fuerte del Archivo Histórico de Cáceres desde hace más de un año. No están expuestas al público. Allí se almacenan desde que el expresidente extremeño Guillermo Fernández Vara los presentó en rueda de prensa el 16 de julio de 2023, junto con el libro que relata su traslado a España en 1946, El secreto. El acuerdo entre los donantes de los restos —la familia Gutiérrez-Colomer— y el Ejecutivo regional consistía en la exposición de los vestigios en la iglesia de San Martín, en Medellín (Extremadura), municipio donde nació el conquistador en 1486. Sin embargo, todo está paralizado. El actual Gobierno regional del PP no ofrece ninguna explicación, aunque anuncia que pronto habrá “una reunión importante relacionada con el tema”. Mientras tanto, Tomás García, cronista oficial de Medellín y presidente de la Asociación Histórica Metellinense, se escandaliza: “Parece que a los políticos les da sarpullidos homenajear debidamente a este gran personaje. Y más con la que está cayendo”.

La historia comienza cuando el farmacéutico santanderino Leonardo Gutiérrez-Colomer conoce en México en 1946 al historiador Alberto María Carreño, que le hace partícipe de un secreto: el cuerpo del conquistador está oculto en un nicho de la iglesia de Jesús, en el centro de la capital mexicana. Todos los embajadores españoles, le vino a decir, sabían del ocultamiento desde la independencia mexicana para evitar su destrucción. Sin embargo, la ruptura de las relaciones entre ambas naciones, como consecuencia del acogimiento de los republicanos españoles en el país americano tras la Guerra Civil, habían permitido conocer el secreto.

Los restos mortales de Cortés fueron exhumados finalmente el 25 de noviembre de 1946 por una comitiva de expertos mexicanos para comprobar la veracidad de la afirmación. Al abrir el nicho, descubrieron una caja de cedro que acogía en su interior una urna de plomo, otra de cristal y el cuerpo de Cortés, cuya cabeza reposaba en un cojín. Sus restos mortales estaban recubiertos por un sudario blanco y sujetos con una cinta de terciopelo.

Carreño le entregó entonces a Gutiérrez-Colomer un trozo de seda, un cristal roto de la urna, una pieza de plomo, un encaje de Camagüey, un pedazo de cinta de terciopelo negro y un sobre lacrado con un sello de plata con las iniciales AMC (Alberto María Carreño), donde se daba fe de que este contenía “polvo de los huesos de Hernán Cortés. Diciembre 9/1946″. El objetivo de la donación era trasladar los vestigios históricos a España.

Cuadro del Museo del Prado donde se reproduce la captura de Cuauhtémoc por Hernán Cortés.
Cuadro del Museo del Prado donde se reproduce la captura de Cuauhtémoc por Hernán Cortés.

Pero Gutiérrez-Colomer nunca pudo cumplir el encargo. Intentó infructuosamente entregarlos a las autoridades franquistas. Tras un laberinto administrativo y académico interminable y numerosas negativas, se dio por vencido. Los guardaría en casa. Con el paso de los años, las reliquias de Cortés fueron pasando a las siguientes generaciones hasta llegar a los nietos del farmacéutico (Blanca, Mercedes y Leonardo). Estos decidieron que era hora de entregarlos. Se pusieron en contacto con Matilde Muro, autora de El secreto y presidenta de la Unión de Bibliófilos Extremeños. Muro, a su vez, pidió una cita al entonces presidente regional, Guillermo Fernández Vara, del PSOE.

“Vinieron a verme en 2021″, recuerda Fernández Vara, “y me entregaron una serie de reliquias y un dosier, incluyendo un sobre lacrado. Envié todo al Archivo Provincial de Cáceres para su cotejo e investigación. Cuando los científicos y los historiadores me confirmaron que todo era correcto, lo hice público. Temía que fuera una boutade. De hecho, nadie de mi Gobierno lo sabía”.

Apertura del cofre que guardaba los restos de Cortés tomada el 25 de noviembre de 1946.
Apertura del cofre que guardaba los restos de Cortés tomada el 25 de noviembre de 1946.

Fernández Vara acordó entonces con la familia que los restos se expusieran de forma permanente en la iglesia medellinense de San Martín, junto con un retrato de Colomer. “La idea era ponerlos en una capilla, en una zona noble, que pudiese ser visitable, además de crear un minicentro de interpretación que lo explicase todo. Pero ahora todo está parado”, sostiene Fernández Vara.

El cronista Tomás García muestra su indignación. “Estamos pendientes de que la Junta libere los restos. La idea era hacer un traslado a Medellín con honores militares y civiles, los que se merece, pero no hay apoyo de los políticos. La presentación que se hizo de los vestigios y del libro se hizo mal, de una manera muy rápida. Es verdad que coincidió con la formación de Gobierno [extremeño], pero las cosas no se hacen así. No trascendió. No habló ni el presidente de la Diputación, y a mí ni me invitaron. Todo fue deprisa y corriendo”, apunta. Para García, los actuales responsables de la Junta tienen “miedo a que les vean con Cortés. No entiendo nada. Es un personaje histórico fundamental”.

Por su parte, Matilde Muro sostiene que la exhibición de “estas reliquias representaría el agradecimiento español a México por los exiliados que acogió, pero también la historia de hace cinco siglos, cuando Cortés creó un Estado, puso orden, impuso reglas. Es poner en valor unos vestigios de los que México se avergüenza de tener y que España no quiso recibir”.

Muro explica que cuando Vara desveló la donación se habló con el artista Antonio Serrano Bulnes para que realizase un proyecto de exposición, pero esta nunca se llevó a cabo. Fernández Vara lo refrenda: “El PP paró todo lo que venía de mí, pero a la historia no se le puede tener miedo ni parar. Esto es un hecho histórico”.

Muro recuerda que “el día que se hicieron públicas las reliquias coincidió con el anuncio de María Guardiola [presidenta extremeña] de formar Gobierno con Vox, lo que obligó a cambiar de tema a Vara y empezar a hacer declaraciones allí mismo. Entró en juego la política, como es normal. Pero el acto de la presentación quedó acallado y ya nadie hizo caso”. Las reliquias volvieron a la caja fuerte del Archivo Histórico de Cáceres, el Palacio de Moctezuma.

El pasado día 8 de septiembre, Fiesta de Extremadura, la presidenta autonómica afirmó que “había que rescatar la historia de Extremadura en América”. Afirmó, señala Muro, que “iba a ser un eje central de su política y que estaba elaborando un magnífico proyecto. Estamos todos expectantes. Espero que alguien asuma la deuda que se tiene con Cortés y con México por cómo acogió a los exiliados”.

La Junta de Extremadura, al igual que el alcalde de Medellín, han rechazado en las últimas semanas manifestarse sobre este asunto. “Espero que el viernes [por hoy], que el Rey inaugura el Encuentro de las Academias Hispanoamericanas de la Historia en Trujillo, alguien se acerque y le diga: “Señor, ¿qué hacemos con lo que tenemos aquí? Es nuestra historia, de Extremadura, de México y de España”, concluye Muro.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.
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