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Las enfermerías de Francia, de nuevo en la picota (y la culpa es del silencio cómplice de los toreros y de la pasividad de la afición de ese país)

Los cuidados médicos que ha recibido el subalterno José Mora, gravemente herido el pasado domingo en Céret, vuelven a poner sobre la mesa la necesidad de que los toreros sean atendidos en las plazas

Un momento de la grave cogida que sufrió el banderillero José Mora, el pasado domingo en la plaza francesa de Céret.
Un momento de la grave cogida que sufrió el banderillero José Mora, el pasado domingo en la plaza francesa de Céret.Philippe Gil Mir
Antonio Lorca

Las enfermerías de las plazas de toros de Francia, en el centro de la polémica otra vez. En esta ocasión, con motivo de la grave cogida que el pasado día 7 de julio sufrió en Céret el subalterno José Mora a la salida de un par de banderillas a un toro de José Escolar.

El problema de la atención médica a los toreros en el país vecino es tan simple como preocupante. En primer lugar, la tauromaquia en Francia no depende de ningún organismo oficial, y el Estado delega en los Ayuntamientos la responsabilidad de la organización de los festejos. No existe un reglamento taurino, sino una copia del español que ha asumido voluntariamente la Unión de Ciudades Taurinas de Francia (UVTF), pero que, lógicamente, no es de obligatorio cumplimiento.

En ese documento se habla del equipamiento de las enfermerías -menos exigente que el que figura en las normas españolas-, pero están supeditadas a la legislación sanitaria nacional, que prohíbe la realización de intervenciones quirúrgicas en las plazas de toros. En estas, salvo casos muy extremos, solo se puede estabilizar al torero herido y disponer su traslado al centro hospitalario más próximo.

Otro problema es que la ambulancia que establece el reglamento francés no es una UVI móvil, por lo que, en caso de necesidad, hay que esperar el tiempo que sea necesario hasta que aparezca un vehículo dotado con los medios idóneos para la atención al herido en el camino al hospital. El caso más sangrante es el de Iván Fandiño, al que se mantuvo en la enfermería hasta que apareció la ambulancia adecuada.

Francia prohíbe que se realicen intervenciones quirúrgicas en las enfermerías de las plazas, donde los heridos solo pueden ser estabilizados antes de su traslado a un hospital

La razón que esgrimen las autoridades francesas es el alto número de hospitales con los que cuenta el país, lo que, a su juicio, hace innecesaria la intervenciones de los equipos médicos en las enfermerías.

Está prohibido, además, que las enfermerías cuenten con bolsas de sangre, que deberán ser solicitadas al hospital más cercano en caso de necesidad, y que se emitan partes médicos del alcance de los percances para preservar el secreto profesional.

Hace ya unos años, y en relación con este problema, el cirujano jefe de la plaza de Las Ventas, Máximo García Padrós, decía en el programa Tendido Cero, de TVE, que “por muy rápido que sea un traslado, puede suponer la vida de una persona”. Y Pascual González Masegosa, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Taurina, declaraba el pasado año en este blog que “una herida por asta de toro deber ser atendida inmediatamente para evitar posibles complicaciones, infecciones, y debe hacerse en una enfermería convenientemente equipada”. “Hay cornadas que no pueden esperar un traslado por rápido que sea –por ejemplo, en el caso de heridas penetrantes en el tórax o el abdomen, vasculares o cervicales— y exigen una atención inmediata”, añadía.

Y todo esto sucede en Francia ante el silencio de los toreros españoles, que prefieren torear en estas circunstancias, no exentas de un evidente riesgo añadido, antes que plantear en su conjunto una seria reivindicación ante las autoridades francesas.

No se conoce una sola reclamación al respecto por parte de la Unión de Toreros, ni de la Unión de Picadores y Banderilleros ni de la Fundación Toro de Lidia.

Pero tampoco se inquietan los aficionados franceses, tan exigentes ellos con la integridad del espectáculo como despreocupados con este problema de atención médica a los toreros heridos en su territorio.

Y lo más sorprendente y sangrante es que ni los toreros españoles ni los aficionados franceses, incluidos lógicamente los ayuntamientos y los empresarios privados, se dieron por enterados a raíz de la muerte de Iván Fandiño.

En primer plano, de izquierda a derecha, los matadores Sergio Flores, Gómez del Pilar y Fernando Robleño, acompañados por sus cuadrillas, el pasado domingo en Céret.
En primer plano, de izquierda a derecha, los matadores Sergio Flores, Gómez del Pilar y Fernando Robleño, acompañados por sus cuadrillas, el pasado domingo en Céret.Philippe Gil Mir

Existe una solución de urgencia consistente en la contratación de una UVI móvil en la plaza, como sucede en todas las españolas, cuyo coste deberían abonar la empresa organizadora o los propios toreros. Pero como la superstición supera al sentido común entre los matadores, sus cuadrillas y apoderados, prefieren tocar madera y no hablar de cogidas cuando firman un contrato en Francia, porque “nunca pasa nada”, hasta que pasa… Y al no haber exigencia de los actuantes, las empresas callan y se ahorran un buen dinero.

Pero los toros también hieren en las plazas francesas y, a veces, de gravedad. El último caído ha sido José Mora, en la exigente plaza de Céret. ¿Qué ha sucedido con este torero?

Según las distintas informaciones, se le estabilizó en la enfermería de la plaza, donde el equipo médico presente concluyó que sufría una cornada limpia, lo que supuso un mensaje de tranquilidad para sus allegados.

Al llegar al primer centro hospitalario cercano a la plaza, el banderillero fue sometido a un escáner que determinó que tenía perforada la vejiga y que debía pasar por el quirófano. Pero ese centro no contaba con los medios necesarios para intervenir al torero, por lo que se decidió su traslado al hospital de Perpiñán. Fue ahí, a las 11 de la noche, tres horas y media después del percance, donde fue operado. La intervención fue larga y compleja porque, además de la perforación de la vejiga, se le detectaron roturas en el recto y el colon. La conclusión es que la cornada que le infirió el toro de Escolar no era “limpia”, como diagnosticaron los médicos de Céret. De momento, hoy viernes, José Mora continúa ingresado en el hospital francés -ayer fue trasladado a planta-, rodeado de su familia desde el lunes, y se espera que pueda viajar este fin de semana o el lunes a su domicilio en Murcia.

En declaraciones a la revista Aplausos, el diestro Gómez del Pilar, a cuyas órdenes toreaba José Mora, ha denunciado que “esto de Francia es un caos”, y cuenta el calvario del herido de un hospital a otro “con unos dolores para morirse” y que “hasta las seis de la mañana no tuvimos noticias porque no nos dejaban pasar al hospital”.

Gómez del Pilar ha señalado a este periódico que respeta y valora el trabajo de los equipos médicos franceses, y que lo único que pide es que se cambien los protocolos sanitarios taurinos en el país vecino para asemejarlos a los de España: “Tenemos que unirnos todos. Sabemos que estamos en otro país, que las leyes son diferentes, pero esta es una profesión que da igual el país o la plaza, porque te juegas la vida. Pido que entre todos exijamos tener unos medios parecidos a los de España. Se debería solucionar porque para eso están las uniones de banderilleros, matadores, mozos de espadas… deberíamos intentar tener una cirugía que sepa atender in situ en la misma plaza de toros.

Por su parte, la Asociación de Aficionados Taurinos de Céret (ADAC) ha emitido un comunicado en el que respalda la actuación del equipo médico de la plaza y el procedimiento efectuado desde el momento del percance.

Señala, en primer lugar, que José Mora fue recibido en la enfermería por dos cirujanos vasculares y un cirujano visceral, dos anestesistas y un equipo de enfermeras, quienes decidieron el traslado del herido a la clínica Céret, situada a menos de 150 metros, que es utilizada como plataforma de diagnóstico, y en el trayecto estuvo acompañado por un cirujano visceral y un anestesista.

Prosigue la nota de ADAC que “menos de una hora después del accidente se le pudo hacer un escáner que reveló las lesiones en el recto y la vejiga”. Posteriormente, se decidió su traslado a Perpiñán (que está a 30 kilómetros de distancia), “que cuenta con un servicio especializado en cirugía digestiva, y, por lo tanto, pudo ser operado lo más rápido posible después del accidente”.

En conclusión, que José Mora fue intervenido quirúrgicamente varias horas después de la cogida, con las complicaciones que ello puede acarrear.

Han transcurrido cinco días desde que se produjo la cogida, y solo un torero, Gómez del Pilar, ha levantado su voz para exigir un cambio en el protocolo de atención a los toreros heridos en Francia. La Fundación Toro de Lidia, las organizaciones profesionales de los toreros y subalternos españoles y la Unión de Ciudades Taurinas de Francia guardan de momento un silencio cómplice ante una situación que requiere una atención y solución inmediatas para evitar dramas como el que está viviendo José Mora, que no ha sido el primero y que, con toda seguridad, no será el último.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.
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