Daniel Ibáñez, actor: “Miguel Hernández es un poeta de luz y esperanza”
Tras protagonizar la película ‘Segundo premio’, el intérprete da vida al poeta cabrero muerto en una cárcel franquista
A pesar de que empezó a trabajar incluso antes de acabar la Escuela de Arte Dramático y ha encadenado proyecto tras proyecto, incluyendo su participación en una gran producción como Terminator: Dark Fate, Daniel Ibáñez reconoce que está viviendo sin duda un asombroso año de suerte. De protagonizar la película de Isaki Lacuesta Segundo premio, que ganó la Biznaga de Plata en el Festival de Cine de Málaga y en la que interpretaba a Jota, del grupo Los Planetas, ahora se sube al escenario con la función Para la libertad, en la que da vida a Miguel Hernández, el poeta cabrero que murió en 1942, a la edad de 32 años, en la cárcel de Alicante, encarcelado por la dictadura franquista. En ambos proyectos, Daniel Ibáñez, el actor madrileño de 29 años que iba para médico, no solo interpreta, sino también canta. En Segundo Premio, pone voz a los temas de Los Planetas, y en Para la libertad, nada más y nada menos, interpreta las canciones con las que el Joan Manuel Serrat rescató del olvido a la figura del poeta de Orihuela. Para la libertad está dirigida por Gabriel Fuentes y, junto a Daniel Ibáñez, trabajan Eva Rubio y Pablo Sevilla. La función, que recrea la vida y obra del poeta con la música de Serrat como motor de la trama y que ha contado con la asesoría del propio cantante, se representa en el Teatro Marquina, de Madrid, hasta el próximo 28 de julio.
Pregunta. Lleva tiempo encadenando trabajos, pero este año parece especial. De Jota de los Planetas a Miguel Hernández. ¿Cómo ha sido ese doble salto mortal?
Respuesta. Ha sido bastante asombroso y muy emocionante, pues he tenido que lidiar con la diferencia de colores entre un personaje y otro, pero me ha resultado sencillo. Al estar rodeado de gente con talento, sientes que el reto no es un salto al vacío, sino que tengo un buen paracaídas. Contar la vida de Miguel Hernández bien vale la pena todo.
P. En los dos proyectos no solo actúa, sino también canta. ¿Hace algo más?
R. Me queda macramé y papiroflexia. Hablando en serio, canto e interpreto, pero hay otros trabajos de muchos actores que hacen verdaderas maravillas, como mis dos compañeros en Para la libertad, que se desdoblan cada uno en multitud de personajes.
P. ¿Abruma ponerse en la piel de un hombre como Miguel Hernández?
R. Sí. Después de leer mucho sobre él, especialmente la biografía que escribió José Luis Ferris, hemos ido descubriendo que te puedes ir agarrando a todo aquello que fue fundamental en su vida, como la poesía, el amor y la lucha. Esperamos que el público se lleve emoción, esperanza y que la historia que contamos les pueda sacudir.
P. ¿En el instituto estudió a Miguel Hernández?
R. Algo, pero de una manera algo tangencial, no como se estudiaba a otros poetas. Creo que Miguel Hernández es un personaje algo olvidado y cuya historia ha sido silenciada. El afán por callarle surtió efecto. Lorca fue un mártir, al igual que Hernández, pero éste murió solo y pobre en la cárcel y su muerte no tuvo la repercusión que sí tuvo la de Lorca. Es una lástima que un poeta con ese recorrido haya sido denostado.
P. ¿Cómo se prepara uno un personaje real?
R. Cada proyecto tiene sus necesidades y, en este caso, a mí lo que me preocupaba fue comprobar el peso que tenían las canciones y qué se contaba con ellas, cómo entraban en la historia y su coherencia. Hemos buscado especialmente que el público vea la luz que desprende Miguel Hernández.
P. Entonces, ¿cuál ha sido el mejor descubrimiento que ha hecho de este poeta pastor?
R. Me ha enamorado su tenacidad y me gustaría reivindicar su figura como poeta combatiente. Estuvo en el campo de batalla durante la guerra civil y no dejó nunca de escribir. Con apenas 30 años llegó a un nivel de poesía impresionante. Me fascina su implicación con la vida, tanto ideológica como físicamente. A veces se tiene la impresión de que contar la historia de Miguel Hernández es algo arcaico, vetusto y triste, que, de alguna manera, vamos a sufrir con ello y que por ello no interesa recuperar. En este montaje buscamos la luz y la esperanza, porque Miguel Hernández era eso, un poeta de luz y esperanza. Era un hombre del que dicen que siempre tenía una sonrisa en la boca y que era puro brillo. He leído que cuando murió no consiguieron cerrarle los ojos, y yo quiero pensar que quizás fue por esa enorme capacidad que tenía para asombrarse. Esta es una cualidad que destaco mucho, porque creo que ante un mundo tan abrumador nunca debemos de perder la capacidad de asombro, porque es el motor de la sabiduría. Me gustaría también poner en valor su autodidactismo. Es admirable.
P. ¿Por qué considera que ha sido uno de los grandes olvidados?
R. Sin duda, puede haber algo que tenga que ver con la clase, con que era un simple pastor de cabras. Probablemente a quien no tiene que estar pensando en qué comer, le sea más fácil defender su historia a posteriori. Él nunca se pudo defender de la misma manera que, por ejemplo, Lorca, que sufrió otra tragedia horrible, un crimen contra la humanidad. Matar a un poeta es matar la belleza. El franquismo simplemente dejó morir a Miguel en la cárcel para no crear, como en el caso de Lorca, otro mártir. Y eso es matar también.
P. Es también una indagación a la memoria colectiva. ¿Qué valor le da a la memoria?
R. La memoria es lo único que da coherencia y perspectiva a tu vida. Cuando anulas la memora te olvidas de quien eres, de donde vienes. La cultura tiene ese valor. Nunca te sentirás huérfano si tienes unos versos como los de Miguel a los que agarrarte o unas canciones como las de Serrat. Todo esto es lo que realmente te hace encontrar la luz, la luz que irradiaba Miguel Hernández.
P. El que no está olvidado es Serrat. ¿Cantar sus canciones es un riesgo añadido?
R. Siempre es un riesgo, pero qué es un riesgo escénico comparado con la vida de Miguel Hernández. No era consciente de lo que la música de Serrat ha supuesto en mi vida, al que escuchaba de niño en el radiocasete del coche de mis padres, y de golpe estar en su casa y que me cuente de viva voz todo lo que supuso la creación de esas canciones. Joan Manuel me ha apoyado, me ha animado y con él al lado todo es más sencillo. Se ha implicado mucho en este proyecto.
P. ¿Le ha dado algún consejo?
R. Lo primero que me dijo fue: ‘Ten libertad para hacer conmigo lo que yo hice con Miguel Hernández’. Me dijo que no me sintiera intimidado, que utilizara lo que me interesara de mis canciones para contar esta historia en concreto. Me dio mucho ánimo y libertad.
P. Usted iba para médico. ¿Cómo llegó a la interpretación?
R. Mi padre es médico y la medicina y la interpretación eran mis dos inspiraciones. Al final me decidí por la más estable [suelta una carcajada].
P. Miguel Hernández fue un hombre de profundas ideas de izquierdas. ¿Cuál es su opinión sobre el auge de la extrema derecha en Europa?
R. Me da mucho miedo, creo que nos debería de preocupar a todos. Ahí tenemos el ejemplo de Miguel Hernández y su lucha por la belleza y la vida. No queda otra que luchar. Nadie tiene que quitarte las ganas y la ilusión por asombrarte y tú nunca cerrar los ojos, aunque mueras, como le pasó a él.
Babelia
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