Lucas Vidal encapsula la identidad sonora de Telefónica en cinco notas
El compositor presenta en Madrid la que desde ahora será melodía que acompañe a la empresa de comunicaciones
El secreto de Lucas Vidal es el queso. Hace muchos años, un compositor veterano le contó que cuando la gente come queso es más feliz, y por tanto es más proclive a aceptar la música que un compositor les propone. Así que, en la reunión que Vidal tuvo hace dos años con el consejo de Telefónica para hablar de la identidad sonora que la compañía quería estrenar para celebrar sus cien años, pidió queso del bueno. Sorprendidos, los organizadores le dijeron que nunca se había hecho, pero aceptaron. Y funcionó. Al consejo le encantó la música propuesta y hoy, Vidal (Madrid, 40 años), presentó en la sede de Telefónica el sonido de la empresa, el jingle que acompañará a la compañía “durante los próximos 100 años”, en palabras de su presidente, José María Álvarez-Pallete.
No es una tarea fácil porque, ¿a qué suena una compañía? En el caso de Telefónica, y tras mucho trabajo, Vidal ha llegado a la conclusión de que son cinco notas: Do Sol Sol Do Do. Una melodía a la que la gente se tendrá que acostumbrar porque, como el compositor demostró al piano jugando con los empleados de la compañía presentes en el acto, es muy pegadiza. Musicalidad aparte, Vidal también desgranó el relato detrás de la música: la unión entre el pasado (representado por las notas graves), el presente (las medias) y el futuro (la última nota, un Do agudo). ¿Hay similitudes entre componer una banda sonora de una película y una banda sonora de una compañía? “Completamente”, explicó Vidal a EL PAÍS después del acto de presentación. “Al final, todo va de emociones, creo que el ser humano se mueve por ellas. La intención de este proyecto es igual a la de una banda sonora, un ballet o lo que sea que haga: transmitir una emoción”. También que haya un mensaje de fondo, en este caso, la mezcla entre el futuro que la empresa prepara y el legado de una compañía “en la que en este siglo han trabajado más de 500.000 personas”, como recordó su presidente.
Vidal, que se define como “un chico normal que nació muy cerca de aquí [en referencia a la sede madrileña de la compañía]” no es, en realidad, alguien tan normal. Comenzó a tocar el piano a los tres años. De adolescente se fue becado a Estados Unidos y en Boston, recordó, “iba buscando músicos por la calle que quisieran colaborar conmigo. No tenía dinero, pero sí cartas de recomendación… y pizza. Y funcionó: mucho de lo que creamos entonces me sirvió de carta de presentación para usarlo más adelante”. A los 20 años, dos días antes de debutar al frente de una gran orquesta, le detectaron un cáncer. Pero ni eso le frenó: hoy, con dos premios Goya, un Emmy y medio centenar de bandas sonoras de películas y series a sus espaldas, es uno de los compositores más eclécticos del mundo, un pionero de la electrónica orquestal que, en palabras de Álvarez-Pallete, “era la mejor opción para dar una identidad sonora” a Telefónica, y crear una melodía que desde mañana formará “parte de la identidad de la compañía de la misma manera que el color azul, los círculos de su logotipo, el edificio de la madrileña Gran Vía o Iris, la estatua de Jaume Plensa”.
¿Ha terminado el estigma que hace unos años impedía que algunos grupos quisieran asociar su música con una marca? “Completamente. Muchos grupos han tenido éxitos rotundos en anuncios, y al final, lo cierto es que tú eres un artista que acepta los proyectos que quiere. Y yo me lo he pasado pipa creando esta música”, que por cierto se grabó en los famosos estudios londinenses de Abbey Road. Mago de la comunicación, Vidal exhibió también otro de sus secretos: el sentido del humor. “Al final entiendo que en mi caso comunicar mi historia es una responsabilidad social”, cuenta, “y si a través de mi relato puedo ayudar a que un niño que lee una entrevista mía haga lo que le gusta, entonces es perfecto. Me parece que hay artistas para todo, pero en mi caso, comunicar es algo que me gusta mucho”, se despide el creador de las cinco notas que, a buen seguro, todo el país reconocerá desde mañana.
Babelia
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