Hallada una capa desconocida de plomo en ‘La ronda de noche’ de Rembrandt
Una avanzada combinación de técnicas de imágenes de rayos X ha hecho posible observar los pigmentos y aglutinantes con los que el artista quiso proteger el cuadro de la humedad
Rembrandt, el maestro holandés del Siglo de Oro, utilizó plomo en una capa de impregnación situada por debajo de la usada como fondo para preparar su tela más famosa, La ronda de noche. Es la primera vez que este tipo de recubrimiento es observado en toda la superficie de la obra. Ha sido posible gracias a una avanzada combinación de técnicas de imágenes de rayos X, y en 3D, que ha permitido observar tanto los pigmentos como el aglutinante del cuadro. Como el plomo crea unas protuberancias minúsculas que pueden caerse y deteriorar la pintura, en el futuro podrán afinarse los tratamientos de conservación. El hallazgo se ha producido durante el proceso de investigación denominado Operación ‘Ronda de noche’, llevado a cabo desde 2019 por el Rijksmuseum de Ámsterdam, que exhibe el cuadro. Los científicos a cargo del trabajo piensan que Rembrandt quiso protegerlo de la humedad, puesto que colgaba en una pared húmeda en la sede de una de las Guardias Cívicas de la capital holandesa, que lo encargó en 1639.
La investigación ha sido publicada este viernes en la revista científica estadounidense Science Advances, y va más allá de las observaciones no invasivas ejecutadas hasta la fecha en el propio museo, en gran parte a la vista del público. Esta vez, se trataba de obtener más información sobre la morfología de una muestra, y para ello se extrajo un fragmento diminuto de pintura. Para poder identificar los elementos químicos de las capas inferiores, se colocó la pequeña porción obtenida frente al haz de rayos X del sincrotrón [acelerador de partículas]. Después, y con ayuda de dos detectores, se escaneó la muestra con rayos X para medir cómo interactuaban. Según explica Fréderique Broers, investigadora científica del Rijksmuseum y autora principal del trabajo, “uno de los detectores es de fluorescencia de rayos X para medir la diferente energía procedente de los elementos del fragmento”. “El otro detector es de pictografía [que busca cambios en la región superpuesta] y miró la difracción [desviación] de los rayos X”. En conversación telefónica, sigue diciendo que después de escanear el fragmento una vez, “lo giramos un grado y repetimos la exploración en 360 grados”. “De este modo, obtuvimos 360 imágenes en 2D [dos dimensiones] que hemos utilizado para reconstruir su volumen en 3D”.
El blanco de plomo era uno de los pigmentos más populares del siglo XVII entre los pintores, y las esferas de plomo cristalizado ya habían aparecido en zonas de La ronda de noche donde el artista dio esas pinceladas. Por ejemplo, en algunas de las vestimentas. La sorpresa ha sido hallar mucho plomo en todo el cuadro, también en las secciones oscuras. “Estas protuberancias pueden desprenderse y en algunas partes del cuadro hay ya pequeños agujeros causados por su caída”, señala Broers. Aunque es un fenómeno difícil de revertir, subraya que no afecta por ahora la visión por parte del espectador, “y estas investigaciones pueden contribuir a la mejora de la conservación y limpieza porque el plomo, antes de cristalizar, puede migrar por la tela”. “Cuando se convierten en esta especie de granitos, permanecen en su sitio o se caen”. La aparición de este fenómeno no es nuevo. A finales de los años noventa se detectó por primera vez algo similar en otra obra del pintor, Lección de anatomía del doctor Tulp, exhibido en la galería Mauritshuis de La Haya. El descubrimiento de la capa de plomo en La ronda de noche con ayuda de la técnica en 3D explica cómo se han formado estas esferas en la parte oscura.
Lo que sí demuestra esta manera de preparar el lienzo es lo moderno que era Rembrandt para su época. Los pintores del Siglo de Oro disponían de una amplia gama de productos para hacer sus mezclas y lograr los tonos que buscaban, y Rembrandt sabía que La ronda de noche estaba destinada a colgar de una pared que daba a la calle por el otro lado. Era un soporte húmedo para el que no bastaba una protección previa con una cola más tradicional. Hay una fuente histórica que menciona la posibilidad de que la pintura se desprenda de la tela en condiciones húmedas, y sugiere el uso de aceite con plomo en lugar de otros aglutinantes. “Es un manuscrito escrito por Théodore de Mayerne entre 1620 y 1646, una especie de guía donde se menciona esta técnica y creemos que Rembrandt lo conocía”, apunta Broers. Aunque el libro era muy popular en la época, no están seguros de que otros artistas aprovecharan el plomo de esta forma. “Sí estaba comprobado el uso en madera para controlar la humedad”. De Mayerne, médico y químico nacido en Suiza, basó su obra en conversaciones con pintores y está considerado una de las primeras figuras de la conservación de obras de arte.
Los lienzos podían adquirirse con la capa preparatoria idónea para aplicar luego la pintura ya incluida, o bien encargar esa tarea a los ayudantes y alumnos del pintor. ¿Era tóxico trabajar con plomo de esta manera? “No es solo el plomo. En el color amarillo puede haber arsénico, o bien otras cosas. Como el azul de Smalt [esmalte], que era una especie de vidrio molido que tiene cobalto y permitía una textura gruesa”, dice la investigadora. El peligro, indica, “es al hacer las mezclas porque se pueden inhalar las partículas de polvo, pero los pigmentos no llegaron a meterse en tubos de pintura hasta la revolución química de 1841″. Aparte de los gustos y cierto secretismo por parte de los artistas sobre su paleta, había también manuales para géneros como los bodegones de flores y frutas. Uno de sus autores fue el pintor holandés Willem Beurs, que firmó en 1692 la primera fuente escrita dedicada al óleo “con instrucciones sobre la manera de aplicar las capas necesarias para lograr un efecto convincente”, recuerda la investigadora.
La ronda de noche se titula en realidad La compañía militar del capitán Frans Banninck Cocq y el teniente Willem van Ruytenburgh. Frans Banninck Cocq le pidió a Rembrandt que los inmortalizara junto con los 17 miembros de su milicia. Es un cuadro de grandes dimensiones (359 x 438 centímetros), y fue exhibido primero en una de las salas del edificio usado por la propia Guardia Cívica. Denominado Kloveniersdoelen, allí se reunían y entrenaban. Completado en 1642, no era una escena nocturna. Se le puso ese nombre debido al tono adquirido con el tiempo por el barniz. El cuadro fue trasladado hacia 1715 al Ayuntamiento, en el centro de Ámsterdam. Desde 1885 es la estrella de la colección del Rijksmuseum, que tiene previsto anunciar dentro de unos meses el siguiente paso en la Operación Rembrandt.
Babelia
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