Mick Jagger: “Para ser honesto, preferiría tener 30 años”
El vocalista de los Rolling Stones habla con EL PAÍS sobre tocar con Keith Richards en el nuevo disco, ser un rockero a los 80 y sus escapadas nocturnas a discotecas para bailar reguetón
Pregunta. El otro día Keith Richards dijo en una entrevista que la última vez que tomó drogas fue en 2006. ¿Cuál fue su última vez?
Respuesta. Ni me acuerdo: hace muchísimo tiempo…
P. ¿Y emborracharse?
R. Bueno, ahora es un poco pronto para beber [son las 14 horas]. Vamos a esperar a la cena [risas].
Mick Jagger se muestra juvenilmente divertido al otro lado del teléfono. Está en Londres, donde su compañía le ha reservado una sala para realizar unas pocas entrevistas con medios europeos. Ha comenzado la conversación con este periódico llamando al periodista por su nombre y preguntando él. “¿Dónde estás, Carlos?”. “Ah, en Madrid. El año pasado dimos allí un concierto fantástico, uno de los mejores de la gira”. Porque además de su indiscutible y pletórica trayectoria como cantante, compositor e intérprete durante seis décadas, Jagger resulta un relaciones públicas encantador.
El cantante de The Rolling Stones se ha remangado para hablar con los medios, algo que lleva mucho tiempo sin realizar con tanta intensidad. Exactamente, 18 años, cuando el grupo editó su último disco con canciones originales, A Bigger Bang. En aquel lejano 2005 contaba 62 años; hoy suma 80, aunque a los 45.000 espectadores que asistieron al concierto de The Rolling Stones el año pasado en el Metropolitano no les quepa en la cabeza cómo un hombre de esa edad puede estar en tan buena forma. Jagger exhibió una condición física humillante para los presentes, la mayoría más jóvenes pero pocos con tanta elasticidad. Se carcajea al escuchar el relato. “Yo creo que básicamente es por genética [su padre, profesor de educación física, falleció con 93 años]. Pero también tienes que trabajarlo, claro. Quiero decir, si quieres estar en forma debes estimular tu cuerpo. Hay que entrenar, bailar y practicar mucho. No hay otro secreto. Si quieres jugar bien al fútbol tienes que entrenar y practicar. Pues esto es igual. Trabajar mucho antes de que empiece la gira y también cuando no haya giras”, explica. Jagger, que se sometió a una operación cardiaca en 2019 (y que estaba en el gimnasio a las dos semanas), no se cansa últimamente de despedir con textos emotivos publicados en sus redes sociales a compañeros de generación: Tina Turner, Jeff Beck, David Crosby, Christine McVie, Robbie Robertson o su compañero Charlie Watts, del que el grupo ha rescatado unas grabaciones para completar dos canciones del nuevo trabajo.
The Rolling Stones tienen a punto Hackney Diamonds (se publica el 20 de octubre y ya hay dos adelantos: Angry y Sweet Sound Of Heaven), que ofrece una lectura que va más allá de un puñado de canciones muy dignas. Empezando por el final. Se cierra con la única versión de las 12 piezas, Rollin’ Stone, la canción de Muddy Waters que sugirió el nombre al grupo allá por 1962. En aquella ocasión un Jagger y un Richards de 19 años intercambiaban excitados sus discos de Chuck Berry, Howlin’ Wolf y el propio Waters. Tiene mucho de simbólico, pues, que hayan grabado este Rollin’ Stone los dos jefes del grupo solos y ya octogenarios. “Lo primero que hice al quedarme con Keith a solas en el estudio fue golpearle con la guitarra en la cabeza”, dice ante la sorpresa del entrevistador. “Nooo. Estoy bromeando”, añade rápidamente, y se explica: “Queríamos hacer algo diferente que no tuviera que ver con el resto de las canciones del disco. Y nos apetecía algo muy simple y de raíces. Andy Watt, el productor, nos dijo que escribiéramos un blues. Y le dijimos: podemos hacerlo, pero también podemos coger uno antiguo. Así que hicimos Rollin’ Stone. Es el blues de donde habíamos sacado nuestro nombre, pero nunca lo habíamos tocado. Todo salió muy natural. Tocar con Keith es maravilloso. Se puso a interpretar esos acordes que tanto conocemos, yo empecé a soplar la armónica y a cantar. Los dos solos en la misma sala, tocando cerca. Fue muy íntimo”.
La génesis del nuevo disco de The Rolling Stones dice mucho sobre el ecosistema donde se mueve el grupo desde hace muchos años. Aunque a los seguidores añejos de la banda les gusta ver a unos Stones conducidos por la autenticidad sinvergüenza de Keith Richards, lo cierto es que buena parte del entramado musical y empresarial de la banda ha recaído siempre sobre la tenacidad y la sensatez del vocalista. Ya desde los años setenta, cuando Richards (que en diciembre cumple 80) encontraba más estimulante la compañía de la heroína que dedicar su tiempo a la más grande banda de rock and roll de todos los tiempos. “Teníamos mucho material grabado, pero no estamos muy excitados con el resultado. Algunas de las canciones estaban bien, pero no eran excelentes”, relata Jagger sobre el origen del nuevo álbum. Entonces el vocalista se sentó con Richards y se puso estricto. “Dijimos: vamos a trabajar más duro y vamos a ponernos una fecha límite. Y así fue como empezó a surgir la magia. En tres o cuatro semanas lo grabamos entero. Queríamos hacer el disco rápido y sentirnos permanentemente excitados mientras lo grabábamos. Y creo que logramos nuestro objetivo”.
Fue el cantante también el encargado de implicar a sangre joven, la del productor Andrew Watt, neoyorquino de 32 años y responsable de trabajos para el rapero Post Malone y jóvenes estrellas pop como Dua Lipa o Miley Cyrus, además de modernizar el sonido de veteranos como Ozzy Osbourne o Iggy Pop. Watt ha sido tan fundamental en Hackney Diamonds que se ha sumado al equipo habitual compositivo en tres canciones que aparecen firmadas como Jagger/Richards/Watt. “Andy es fantástico, porque es joven y toca la guitarra, el bajo, canta… Se sabe la historia de la música. Cuando habla conmigo, con Keith o con Ronnie [Wood, el otro stone, 76 años] se ve que conoce todos nuestros discos. Se sabe todos los acordes de Tumbling Dice o cualquier canción. No es una persona que aborda la grabación desde un punto de vista intelectual o electrónico”, explica Jagger.
Existe otro momento emblemático en el disco: la colaboración con Paul McCartney. El exbeatle no canta; solo toca el bajo, pero de qué manera. La canción se llama Bite My Head Off (Muérdeme la cabeza) y la podríamos considerar como la más bestia de la historia del grupo. “Sí, es muy punk”, se ríe Jagger. “Andy, el productor, sugirió que tocase en esa canción Paul. Y yo dije: ‘¿Estás seguro? Porque yo nunca le he escuchado tocar el bajo de esa manera’. Pero Paul se metió en ello y tocó agresivo, veloz y distorsionado. Grabamos la canción a toda velocidad. La ensayamos tres veces y ya estaba lista”.
En líneas generales, Hackney Diamonds es un trabajo de guitarras altas y voces salvajes. A algunos puede sorprender que unos tipos que llevan 60 años escupiendo rock todavía les apetezca desmelenarse. “Los Stones somos básicamente una banda de rock, así que somos energía y agresividad. Dentro de esas características nos gusta sonar actuales. Y luego existen otros tipos de estilos que tocamos, para mantener el equilibrio. Por ejemplo, Depending On You es una balada pop, más o menos; hay una canción de influencia country, Dreamy Skies; está el blues del que ya hemos hablado, y una canción gospel como Sweet Sound Of Heaven” [en la que la participan Lady Gaga y Stevie Wonder]”. Habla de las letras del disco, casi todas de su autoría: “Cuando escribo una parte es un sentimiento íntimo, otra una experiencia que he vivido y otra la imaginación. Estoy utilizando experiencias personales, pero las estoy cambiando para que se ajuste a lo que quiero expresar. Dreamy Skies se basa en mis días durante la covid, la época del encierro. Estoy siempre escribiendo historias. Las apunto en un cuaderno o en un iPad si lo llevo. Pero luego imaginas cosas para terminar esa canción”.
Hace dos semanas apareció un vídeo en las redes sociales donde se veía a Jagger bailando reguetón (una canción del puertorriqueño Farruko, Pepas) en una discoteca y rodeado de jóvenes que le reconocieron (para disgusto de los que afirman que las nuevas generaciones no saben quiénes son los clásicos), además de por su novia, la coreógrafa y bailarina estadounidense Melanie Hamrick, con la que tiene un hijo de seis años. Jagger se carcajea cuando le citamos el vídeo. “Escuché reguetón hace 12 años. Y me gustaba. Tenía una sección completa de descargas de reguetón en mi portátil”. Y aquí llega la pullita, siempre con elegancia: “Fue divertido, pero hace tiempo que no escucho un reguetón que no haya escuchado antes”.
La entrevista pactada son 15 minutos y cuando llevamos 12 un responsable de su discográfica pone un mensaje por privado al periodista para que vaya terminando. Vamos a intentar algo distinto:
Pregunta. ¿Qué le preocupa a Mick Jagger fuera de la música? Vivimos momentos delicados: las consecuencias del Brexit, el posible regreso de Donald Trump, la llegada a los parlamentos de los partidos de extrema derecha…
Respuesta. Oh, eso es una pregunta muy complicada para esta entrevista. Podemos hacer otra entrevista otro día y solo responder a esa pregunta. Pero ahora no siento que sea un buen momento para dar una respuesta correcta a los problemas del mundo. A veces he respondido a estas preguntas tan complejas y me he sentido estúpido porque no son las respuestas adecuadas. Hay que pensarlo muy bien, porque de lo contrario quedas como un idiota. Me encantaría desarrollarte mis pensamientos, pero en otra entrevista.
P. ¿Cómo se lleva con sus 80 años?
R. Bueno, ya sabes, no hay mucho que pueda hacer al respecto. Para serte honesto, preferiría tener 30. Pero ya he tenido esa edad, no la puedo tener otra vez. Entonces, hago lo mejor que puedo para tener la edad que tengo y disfrutar. ¿Qué más puedo hacer? No hay más opciones.
Ya no hay tiempo para más. Jagger se despide: “Te veo en Madrid próximamente, Carlos”.
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