De ‘FIFA’ a ‘EA Sports FC 24′: batalla de ideas, millones y futuro tras el cambio de nombre del famoso videojuego de fútbol
El fin del acuerdo entre los organizadores de la Copa del Mundo y la compañía productora del título apunta a un panorama más incierto y variado para el balompié digital
Por una vez, al menos, hay una gran novedad. Cada año, por estas fechas, los millones de usuarios de FIFA se interrogan sobre los cambios que trae la última edición del videojuego de fútbol más famoso del mundo. La cara de otro jugador celebérrimo en la portada; un número actualizado al lado del título; plantillas basadas en los fichajes más recientes. Hasta aquí las certezas. El debate clave, sin embargo, se desata una vez que se salta al campo con el mando. ¿Retoques cosméticos o revolución? ¿Una obra distinta o la misma de siempre, apenas maquillada? La conversación se ha mantenido —y enfervorecido— durante los 30 años de colaboración entre el gobierno del balompié global y Electronic Arts (EA), la compañía encargada de recrear los partidos digitales. Hubo lanzamientos celebrados, como FIFA 13. Y otros muchos que, más bien, parecían regidos por la ley del mínimo esfuerzo. La discusión regresa mañana viernes, cuando la nueva edición del juego sale a la venta. Aunque los aficionados van a encontrarse este año con una modificación de calado indiscutible: el nombre. Adiós FIFA. Hola EA Sports FC 24.
Tan solo varían unas pocas letras, de acuerdo. Encierran, sin embargo, una pelea de argumentos, visiones de futuro, modelos de negocio y, por supuesto, muchos millones de seguidores y de dólares. Unos 300, en concreto, exigía la FIFA para renovar la colaboración anual, frente a los 150 que recibía hasta ahora, según The New York Times. Pero la petición tuvo el efecto contrario: de hacerse de oro a perder su principal socio comercial. La separación —no renovación del acuerdo— ha sido definida como “amistosa” por los dos frentes. Aunque el desenlace fallido de dos años de negociaciones también ha evidenciado las discrepancias entre los examantes, por más que ahora muestren la postura típica del fin de un idilio: cada uno insiste en que le irá mejor por su cuenta. Y eso que el listón que dejan juntos es de más de 20.000 millones de dólares recaudados por FIFA solo en los últimos 20 años
“Empezaremos una nueva era”, señalaba en julio un comunicado de EA Sports, que recordaba las más de 300 licencias que conserva. Es decir, ya no tendrán los derechos para simular la Copa del Mundo, ni realizar ediciones ad hoc del juego, pero sí prácticamente todas las demás competiciones más destacadas del fútbol masculino y femenino: la Liga inglesa, española o alemana, la Champions’ League y, por supuesto, rostros y características físicas de las principales estrellas y buena parte de los equipos más idolatrados. Además de la modalidad Ultimate Team, la más adorada, aunque también cuestionada, por los usuarios: permite crear el equipo soñado por cada uno. A condición, eso sí, de jugar muchas horas o gastar dinero en las llamadas loot boxes, cajas de recompensas aleatorias que tal vez otorguen justo el futbolista que uno buscaba o, más probablemente, no. Algunos lo comparan con los cromos, pero otros ven en su auge un parecido peligroso con el juego de azar, tanto que el Gobierno español se planteó una regularización que naufragó con el adelanto electoral.
En todo caso, disponer de la experiencia tecnológica, la comunidad de aficionados y, sobre todo, el propio juego, refuerzan las esperanzas de EA Sports. “Se trataba de cómo podemos hacer más por los jugadores, los seguidores, […] expandirnos más allá de los límites tradicionales del juego”, declaró Andrew Wilson, responsable ejecutivo de EA Sports, a The New York Times en mayo de 2022. Y ante sus empleados, según The Wired, afirmó: “Básicamente lo que recibimos de FIFA en los años en que no hay Copa del Mundo son cuatro letras en una caja que la mayoría ya ni siquiera ve porque compra el juego digitalmente”.
Pero los jefes del fútbol mundial también creen tener ideas goleadoras. Entre otras, la de convertir el juego en pilar de algo más: una experiencia, una comunidad digital, como ya lograron Roblox o Fortnite, dos de los títulos más exitosos de la industria. O incluso aliándose con ellos, algo que EA Sports rechazaba, tras años de luchar a golpes de talonario por la licencia y su atractivo. La FIFA, en cambio, asegura ver una oportunidad en el fin de la exclusividad: asociar su marca a títulos, plataformas u fenómenos distintos en el ámbito de los videojuegos.
Y, a la vez, crear su propia obra de referencia año tras año, a partir del próximo. “El nuevo FIFA, 25, 26, 27 y así, siempre será el mejor juego digital para cualquier niño o niña. […] Puedo aseguraros que el único auténtico juego con nuestro nombre será el mejor disponible en el mercado para jugadores y futboleros”, apuntó Gianni Infantino, presidente de la FIFA. Lo cual ha generado mucha expectación. Aunque también chanzas y suspicacia, entre las repetidas manchas sobre la marca —como los casos de corrupción o el criticadísimo Mundial masculino en Catar— y sus complicados intentos de renovar la fascinación por un negocio que va perdiendo clientes y prosélitos. Hasta tres directores comerciales consecutivos se han marchado de la organización desde 2016.
Millones de aficionados, sin embargo, siguen ahí. Entregados a su equipo en el estadio o el sofá. Dispuestos incluso a controlarlo, desde el ordenador o la consola. A su lado siempre, a priori, en la victoria y la derrota. Acto de amor incondicionado. Y ventana evidente de negocios. No por nada otro título, Pro Evolution Soccer, lleva años disputándole a FIFA el trono de mejor juego de fútbol. Hace años, estuvo cerca de arrebatárselo. Y hubo un tiempo en que el sibarita prefería su mayor realismo y ponderación, frente a la espectacularidad más comercial de la obra de EA Sports.
Sin embargo, también cambió de nombre —ahora se llama EFootball y es gratuito—, tan solo luce licencias oficiales de algunos equipos importantes (Barcelona, Bayern Múnich, Manchester United, Inter, Milan, Roma…) y ligas menores, no incluye el fútbol femenino y afronta una accidentada transición hacia el juego que quizás llegue a ser algún día. Ni tampoco UFL, un tercer título que promete sumarse próximamente a la lucha por el reinado, de momento ofrece más que un puñado de vídeos promocionales. Es decir, el partido por el videojuego más vendido tiene este año un pronóstico obvio: EA Sports FC 24.
Y eso que el cambio de nombre no parece haberse reflejado en la jugabilidad: la mayoría de las reseñas ha mostrado el mismo entusiasmo que ante un 0-0 sin disparos a puerta. “EA Sports parece haber gastado más dinero en la promoción de la nueva marca que en mejorar la fórmula”, sentencia una de las más duras, de GameRadar. En general, varios críticos apuntan a la enésima repetición, con escasas ganas de reforma. Al fin y al cabo, uno de los lemas del fútbol reza: equipo que gana no se toca. Sobre todo, mientras no aparezca algún rival dispuesto a jugar.
Babelia
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